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jueves, 24 de marzo de 2022

 GUERRAS COLONIAIS/GUERRAS COLONIALES EN LA REVISTA O PELOURINHO

Hoje levamos o número 26 da Revista O PELOURINHO à Imprenta Provincial de Badajoz para iniciar o processo de confeção. Dedicados às guerras e conflitos coloniais em Espanha e Portugal, desde o final do século XIX até à década de 1980, reunimos um conjunto de colaborações de primeira que não deixarão ninguém indiferente.

Hoy llevamos el número 26 de la Revista O PELOURINHO a la Imprenta Provincial de Badajoz para iniciar el proceso de confección. Dedicados a las guerras y conflictos coloniales en España y Portugal, desde finales del siglo XIX a la década de 1980, reunimos un conjunto de colaboraciones de primera línea que no dejarán a nadie indiferente.

SUMARIO PROVISIONAL:

(A falta de algún trabajo más, de lo que estamos a la espera)

Página:

7.-  Presentación. ABRIL PARA LLORAR, ABRIL PARA SOÑAR

15.- REPERCUSIÓN SOCIAL DE LA GUERRA DE CUBA EN EL PARTIDO JUDICIAL DE OLIVENZA (1895-1898) Antonio García Ramos

75.- SOLDADOS EN CUBA. LOS PROTAGONISTAS DEL DESASTRE. Fernando Parcero Collado

99.- BREVE RESEÑAS DE SEIS GUAREÑENSES EN LOS DISTINTOS CONFLICTO COLONIALES Pedro José Pascual Salguero

145.- O CAPITÃO ANTÓNIO BRAZ NAS COLÔNIAS PORTUGUESAS Moisés Cayetano Rosado

151.- AS CAMPANHAS MILITARES EM MOÇAMBIQUE E ANGOLA NO FIM DO SÉCULO XIX E PRINCÍPIO DO SÉCULO XX. A PERSPECTIVA DO CAPITÃO ANTÓNIO BRAZ. Isabel Braz

175.- LOS NOVIOS FORZADOS DE LA MUERTE (UNA MIRADA DESDE LA NARRATIVA TESTIMONIAL) Moisés Cayetano Rosado

201.- EN EL FOLCLOR QUEDAN MEMORIAS Miguel Ángel Rodríguez Plaza

211.- DESENCANTO Y MENTALIZACIÓN DE LOS MILITARES PORTUGUESES EN LAS GUERRAS DE ÁFRICA (LA CONCIENCIACIÓN DEL CAPITÃO SALGUEIRO MAIA) Moisés Cayetano Rosado

227.- CAPITÃES/MFA - A CONSPIRAÇÃO NA GUINÉ Manuel António Duran Clemente 

243.- AMBIENTE HUMANO COLONIAL Mário Pádua

251.- O COLONIALISMO E A GUERRA COLONIAL. O tráfico de escravos Mário Pádua

295.- AS OPOSIÇÕES E A GUERRA COLONIAL Luís Farinha


337.- A DESERÇÃO E A GUERRA COLONIAL Fernando Mariano Cardeira

349.- RAFAEL RODRIGUEZ-MOÑINO Y SORIANO, TESTIGO DIRECTO DE LA INDEPENDENCIA DE GUINEA ECUATORIAL. Pedro José Pascual Salguero

385.- AGRUPACION DE TROPAS NOMADAS Miguel Ángel Rodríguez Plaza



lunes, 7 de marzo de 2022

 EN EL CORAZÓN DE PORTUGAL.

SETÚBAL-ALMADA-LISBOA


SALIDA DE BADAJOZ. Día 12.
8’00 horas.

LLEGADA A SETÚBAL. 10’30 horas

VISITAS EN SETÚBAL. Por la mañana:

Mercado do Livramento (uno de los mercados de abastos más atractivos del mundo)

Iglesia y Convento do Cristo. Arte manuelino con cerámica del siglo XVII. Claustro gótico. Museo de pintura y escultura, con espectaculares relicarios.

Plaza renacentista de Bocage. Centro histórico. Esculturas monumentales al aire.

Comida por la zona portuaria. A las 14’00 españolas aproximadamente.

Por la tarde:

Visita al monumental y abaluartado Forte de S. Felipe/paseo por la zona de playa urbana. Panorámica de la ciudad y de Troia.

 

VISITAS EN ALMADA. Final de la tarde:

Subida a la explanada de Cristo Rei. Explicación panorámica de Lisboa. Visita a la planta baja del santuario. Subida opcional en ascensor a lo alto de la peana de la imagen del Cristo.

Bajada al Puerto de Cacilhas de Almada. Vista de la fragata de Don Fernando e Gloria y el submarino Barracuda.

Opción de tomar café en la zona.

 

VISITAS EN LISBOA. Tarde/noche:

Instalación en el hotel.

Paseo por la Avenida da Liberdade hasta la Baixa, por la Vía Augusta. Explicación en las zonas monumentales, plazas, zonas emblemáticas, y en la Praça do Comercio y zona ribereña del Tejo (Tajo).

Visita nocturna por la zona de la Sé (Catedral) Y Barrio de Alfama.

Opción de cenar en distintos restaurantes del Barrio de Alfama; lugares de cante de fados.

 

DÍA 13 EN LISBOA. Por la mañana:

Desayuno en el hotel.

Paseo hasta la Estação do Rossio y el Barrio do Chiado. Explicaciones del significado emblemático del Largo do Carmo. Iglesias monumentales de la Rua Garret; famoso Café modernista A Brasileira. Bajada al Mercado da Ribeira, por la Rua do Alecrim.

Comida en el Mercado da Ribeira, de múltiples opciones, a las 13’00 españolas aproximadamente.

Por la tarde:

Visita a la Basílica da Estrela.

Visita a la Iglesia del Monasterio de los Jerónimos.

Visita a la Torre de Belém.

Visita al Museu do Combatente.

Paseo final a orillas de esta desembocadura del Tejo.

Regreso.

Opción de tomar bifanas (o lo que se desee) en la zona de servicios de Vendas Novas (“Capital portuguesa de la bifana”)

martes, 1 de marzo de 2022

 EL DOLOROSO FIN DEL OLVIDO 


Autor:
Luis González Soto.

Edita: Diputación de Badajoz, 2009. 172 págs.

Aunque han pasado más de una docena de años desde su publicación (su divulgación no se hizo efectiva hasta seis años después, por desavenencias con el alcalde de Alburquerque, Ángel Vadillo), quiero reseñar este libro impactante, que no debe caer en el olvido. Libro que ya desde el título nos previene contra ello: El fin del olvido, porque hay que rememorar lo que merece tener presente para ser conscientes de nuestra fragilidad, nuestro posible envilecimiento, y la necesidad de prevenirnos contra ello. Libro testimonial, pero a la vez obra delicadamente escrita, de una prosa sencilla y narración bien tramada. Su autor, Luis González Soto, fallecía -nonagenario- en noviembre de 2021, por lo que esta reseña ha de ser un homenaje a su memoria.

Al respecto, recuerdo que el 19 de noviembre de 1971 compré en la Librería “El Drugstore” de Barcelona un poemario que me acompañaría siempre desde aquellos 19 años de edad y que ahora vuelvo a repasar: “Poesía, 1956-1970”, de Eladio Cabañero, un perdedor de la infame “Guerra”, un perdedor siempre de la vida acomodada. Me acuerdo de la fecha porque conservo casualmente el ticket de compra, como “señalador de página”.

Por ese tiempo frecuentaba el Hogar Extremeño de Barcelona, y allí conocí a personajes singulares de los que siempre he guardado un señalado recuerdo. Entre ellos, entrañablemente, siempre he tenido presente a uno de los miembros de su Junta Directiva, a Luis González Soto, con el que departí con frecuencia de poesía e incluso compartiría un premio poético del Hogar en 1972.

Hombre agradable, educado, cortés, siempre sonriente y de una elegancia natural que me estimulaba. Después, no he vuelto a coincidir con él, aunque por amigos comunes tuve cierta relación, en especial porque ambos colaboramos en la Revista “Azagala”, de Alburquerque, su pueblo natal. Mucho me hablaban de su vida Francis Negrete, el director de la Revista, y Esteban Sancho, uno de sus integrantes del Consejo de Redacción.

Y ocurre que, cuando ya no puedo intercambiar comentarios con Luis, Esteban me entrega un ejemplar de su libro autobiográfico El fin del olvido, poniéndome previamente un poco al día de su traumática experiencia en la Guerra Civil, que se le atravesó de niño, marcándolo de forma trágica.

Leyendo el libro he vuelto a recordar unos versos memorables de aquel poemario entrañable de Eladio Cabañero, de edad similar a Luis e igualmente golpeado por la sinrazón:

Y el campo, ¿cómo era

antes de que aquel cielo, aquellos hombres,

se fueran a la guerra para no volver nunca?

[…                                 …]

Eran caras alegres como nunca haya visto.

Era antes de la guerra y yo tenía

de cuatro a cinco años.

Muchos ya no volvieron.

Algunos no volvieron a echar hato los lunes

para irse de semana, de vendimia.

El cielo no volvió ni fue tan claro.

La gente se hizo dura,

y a los niños dejaron de querernos.

Y nosotros, mis primos, mis amigos,

no volvimos tampoco de la guerra.

 

En El fin del olvido, Luis González Soto escribe una hermosa y desgarradora frase (podría haberla firmado el mismo Eladio Cabañero) que es el centro neurálgico de todo el libro, un libro que a medida que pasan las páginas se vuelve más desgarrador y trágico, y que en este párrafo de tintes poéticos marca un límite entre lo informativo que antecede y lo emotivo que sucede a continuación:

Muchos años después me daría cuenta de que lo que nos estaba ocurriendo en aquellos momentos de inseguridad y de miedo era que nos enfrentábamos a un fenómeno social desconocido para nosotros: la guerra. Con ella terminaba una época feliz, las excursiones a Panda en compañía de mi abuelo, el sencillo placer de merendar pan de centeno regado con aceite de oliva, el chocolate de las visitas de mi madre, las aceitunas aliñadas con tomillo de mi inefable tía Pascasia… Allí terminaba también mi propia infancia, que moría sacrificada por unos hombres que se habían propuesto arreglar el mundo a cañonazos sin tener en cuenta que las verdaderas víctimas de su intransigencia seríamos los niños, que no teníamos ninguna culpa de sus desacuerdo. [pág. 146]

 

Dividido en 31 capítulos, dos anexos y bibliografía, más acertado Prólogo de Francisco Rodríguez Criado, el libro sigue un orden cronológico. Se remonta especialmente al controvertido tema de la posesión de tierras comunales en la población de Alburquerque, los famosos Baldíos, tierras comunales acaparadas por un grupo de potentados, que van a ir marcando el acontecer socio-político de la villa; después se va deteniendo en las distintas etapas de la II República, para a continuación detallar de manera especial la tragedia de la Guerra Civil y la desesperante y vengativa posguerra que ha ido marcando a sus habitantes hasta el presente.

A través del “hilo conductor” de una familia venida de Cataluña para instalar una fábrica de corcho en Alburquerque (la familia Casanova) y de la suya propia -tan entrañable unida a ella, por el trabajo y trágico destino común de perdedores de una guerra en la que no tuvieron más parte que como víctimas inocentes-, Luis González Soto nos presenta una narración rigurosa, testimonialmente impagable.

Las inquietudes liberales, progresistas, de desenvolvimiento socio-económico de unos grupos capaces de transformar el destino sumiso de un pueblo sometido al caciquismo, para lograr la justicia social pacífica, se vieron cercenadas por la involución de los victoriosos, potenciados por los “nuevos” aires del fascismo, aliados al clericalismo tridentino. El “aire fresco” de la II República se vio emponzoñado por la violencia de la guerra y el correlato de una “victoria” que se impuso violentamente a la “paz”.

Digamos que Luis González Soto, en su El fin del olvido, rescata primeramente la “memoria” de los antecedentes remotos del problema social y económico de la población (tan similar al de su entorno, al “Sur” en general): la falta de tierras, de trabajo, de recursos de subsistencia para la inmensa mayoría; estudia después la esperanza de los nuevos tiempos republicanos y el empuje empresarial de la riqueza autóctona -especialmente el corcho-, y desemboca en la traumática guerra que puso fin a la esperanza: allí terminaba también mi propia infancia, escribe el autor, como Eladio Cabañeros había versificado: y a los niños dejaron de querernos.

Conforme avanzamos en la segunda parte, la de la guerra y posguerra, el relato se hace doloroso, insoportable, por la crueldad de los acontecimientos, por la saña en las persecuciones, las torturas, la violación, la muerte, la prolongada persecución y represalias tan crueles.

¡Cuánto debió sufrir el niño que fue Luis González Soto en los años cuarenta, en la adolescencia y primera juventud de los cincuenta, tan marcados por el odio y las continuas vejaciones hacia él y su familia, con el padre huido y muerto en Francia, sin volverlo a ver! O esa familia catalana tan terriblemente perseguida y mortificada. O tantas familias trabajadoras de Alburquerque, de Extremadura, de España, de cualquier lugar del mundo donde los vencidos son sujetos de todas las represalias, justificadas con la espada, la cruz o/y otros símbolos bajo el manto de sagrados.

Leer estas memorias resulta conveniente para entender el mundo, para acercarnos al alcance de la maldad humana. Y también para comprender la capacidad de sobrevivencia a que se puede llegar, aunque las heridas estén ahí, y se muera con ellas, como le ha ocurrido a este querido amigo, poeta, humanista, que siempre estará vivo en el recuerdo.

MOISÉS CAYETANO ROSADO