MATANZA DE LOS INOCENTES
MOISÉS CAYETANO ROSADO
El
día 28 de diciembre celebramos el “Día
de los Inocentes”, y le damos un carácter festivo, de bromas e “inocentadas”,
con las que reírnos del candor de nuestros amigos, compañeros, familiares… Sin embargo,
aunque mezclada entre la leyenda y la historia, la realidad vivida hace más de
dos mil años o la ficción creada para ilustrar las persecuciones que desde su
nacimiento acompañarían a Jesucristo, no se enraiza en “inocentadas” sino en la
realización de un crimen múltiple, planificado para la exterminación más cruel.
En el
Evangelio de San Mateo (2,16-18) leemos: Entonces Herodes, al ver que había
sido burlado por los magos, se enfureció terriblemente y envió a matar a todos
los niños de Belén y de toda su comarca, de dos años para abajo, según el
tiempo que había precisado por los magos. Entonces se cumplió el oráculo del
profeta Jeremías: «Un clamor se ha oído en Ramá, mucho llanto y lamento:
es Raquel que llora a sus hijos, y no quiere consolarse, porque ya no existen.»
Resulta estremecedor el relato, y más si nos situamos en los tiempos actuales y en el espacio geográfico aproximado donde se produjo supuestamente el exterminio de los pequeños inocentes. Un espacio disputado por los israelitas a los palestinos, donde el enfrentamiento cruel desde la propia creación del Estado de Israel en 1948 no solamente no cesa sino que adquiere en los tiempos actuales carácter de auténtico genocidio, siendo los más pequeños masacrados de manera inusitada.
Y precisamente en ese
día de la terrible conmemoración que tan sorprendentemente hemos frivolizado,
la Fundación CB organizó en su sede de Badajoz una entrega de materiales
básicos de vestidos y de juguetes para los más pequeños, que reunió a las once
familias acogidas por Badajoz en su albergue del Revellín de San Roque. Casi
medio centenar de palestinos, con filiación española en algunos casos
directamente o por familiares, asistieron a la entrega, extraordinariamente
emotiva, donde su presencia sobrecogía por la serenidad con que afrontan su
trágica situación.
La Cruz Roja les
atiende en sus necesidades básica y las administraciones públicas están
programando actuaciones para con ellos, dentro de la provisionalidad en que se
encuentran, pues su estancia no sabemos por cuánto tiempo se prolongará. Se
necesita escolarizar a los más pequeños, buscar ocupación para los mayores y
regularizar los estudios de los medianos. Se precisa, también, proporcionarles
conocimientos de nuestro idioma y del entorno ciudadano en que se desenvuelven.
Después de los magníficos reportajes publicados en este periódico HOY, firmados por J. López-Lago los días 21 y 22 de diciembre, indicando que ellos mismos “se sienten desamparados”, parece que las instituciones “mueven ficha”. Pero es un reto para todos solidarizarnos con estos “inocentes”, que no olvidan que allá, en su tierra, sigue habiendo “matanza de inocentes” y no solo el 28 de diciembre sino cada día, y -por las amenazas que profiere Benjamín Netanyahu, primer ministro de Israel- se pueden prolongar trágicamente por mucho tiempo más.
El acto del día 28 de
diciembre en la Fundación CB fue extraordinariamente sobrecogedor, con unas
familias (once en total: padres, hijos, en algunos caso también abuelos)
ilusionados con la solidaridad mostrada y una sonrisa en sus caras que compensa
y a la vez desgarra, cuando viéndolos pensamos en su horrible presente, donde
no se vislumbra un futuro de esperanza para su martirizada tierra hermana.
Y ello aún más si les
oímos relatar sus vivencias antes de salir de su querida tierra, abandonar sus
hogares ahora mayoritariamente destruidos, dejar atrás parte de su familia, de
la que siempre esperan noticias, que en muchas ocasiones no son otras que la
temida muerte en los indiscriminados bombardeos. Escucharlo de sus labios
(muchos hablan castellano) es una experiencia dolorosa, que nos revuelve las
conciencias. Que sea su ejemplo acicate para que todos arrimemos el hombro en
su ayuda y clamemos porque se acabe el genocidio.