Viernes, 24 febrero 2012
Castillos medievales y fortificaciones abaluartadas
Moisés Cayetano Rosado
Castillos medievales.
Castillo medieval de Loarre (Huesca) |
Los castillos medievales constituyen un patrimonio monumental militar de primer orden. Y aunque en muchos el tiempo y la desidia han hecho mellas irreparables, llegando a la completa destrucción, la mayoría se alza como un puño elevadísimo en cerros y montículos de nuestra geografía, ofreciendo una visión espectacular, con su grandeza.
El castillo medieval debía “imponer” al enemigo. Mostrar sus murallas inabordables, resistentes a los ataques de la maquinaria de guerra de la época: catapultas, trabuquetes, balistas, arietes… Para ello, los muros debían ser altos, sólidos en su verticalidad; inalcanzables sus almenas para las enormes escaleras de los asediantes.
De ahí esa vistosidad, la aparatosidad de su figura externa, que les hace hoy tan atractivos a la vista, como en su tiempo lo fueron temerosos por su compacta figura de gigante, “serrado” de almenas y merlones, protegidos por la propia pendiente del montículo rocoso, y -donde hacía falta, por el menor desnivel- fosos, puentes levadizos, así como -salientes de los muros- impresionantes matacanes.
Castillo medieval de Portezuelo (Cáceres) |
A veces por dentro decepcionan un poco, porque sus elementos interiores suelen ser más funcionales, simples, austeros -excepto en las estancias señoriales, con dependencias concienzudamente trabajas en las Torres del Homenaje-.
Fortificación abaluartada de Valença do Minho |
Fortificaciones abaluartadas.
En cuanto a las fortificaciones abaluartadas, éstas fueron desarrolladas y perfeccionadas en la Edad Moderna, a medida que los avances de la pirobalística hacían tan vulnerables los paramentos verticales, ofreciendo un blanco más fácil conforme más alta era la construcción. Ahora se trataba de ofrecer la menor presencia posible, de “ocultarse”. Reforzar los lienzos de muralla, inclinándolos, con el fin de que el impacto de los proyectiles de cañones cada vez más potentes encontrara mayor resistencia y más ángulo de deslizamiento; construir en las esquinas salientes pentagonales -baluartes- para defender las cortinas con fuego cruzado, al tiempo que éstas se protegían en su frente con revellines o medias lunas; escavar enormes fosos entre escarpa y contraescarpa; dobles puertas de entrada, con puentes levadizos; caminos cubiertos; garitas de vigía… y enormes terraplenes, glacis, que obstaculizan -delante de la fortificación- el ataque, impidiendo el impacto de los proyectiles en las murallas y dificultando la aproximación y el avance.
Pico de baluarte, glacis y fuerte de Elvas |
De esta forma, como de lo que se trataba es de ofrecer la mínima visión a la artillería, muchas de estas fortificaciones pasan desapercibidas desde el exterior; están “escondidas” tras los glacis, no tienen la vistosidad y la grandeza de los castillos, vistas desde fuera. Son como cangrejos de mar, con su caparazón pegado a tierra y sus grandes tentáculos flexionados también cerca de ella. A primera vista, no suelen tener atractivo. Sin embargo, situados cerca de ellas, y más entrando en su construcción, se nos ofrece todo un alarde técnico y artístico, complejísimo de elementos, como hemos ido relatando más arriba. Y ya por dentro, su grandeza nos resulta indescriptible.
Si lleva conexión el recinto fortificado urbano con fuertes exteriores, entonces la sensación es de enorme poderío, al tiempo que se multiplica el efecto de imponente maquinaria de defensa, donde el cálculo, la geometría y el arte se conjugan para dar un resultado extraordinario, que a medida que se fueron perfeccionando en los siglos XVII, XVIII y XIX llegaron a formar conjunto que roza la perfección.
Doble presencia.
Castillo medieval y fortificación abaluartada de Almeida |
Y allá donde se tiene la fortuna de conservar castillo medieval y esta envoltura de fortificación abaluartada, el conjunto puede resultar insuperable como lección de historia, arte y ciencia constructiva, en línea evolutiva de más de mil años de adaptación a las necesidades de defensa.
Castillo medieval contemplado desde fuera y fortaleza abaluartada observada desde dentro, son dos experiencias dignas de vivir y revivir como estudioso, como viajero y turista que profundiza en lo que ve.
Conservar estos legados de la historia, el arte, el patrimonio material, una necesidad y una inversión rentable de presente y futuro aunque para ello se deban adjudicar partidas económicas públicas gravosas para una economía tan débil como la que en estos momentos nos ha tocado vivir.
MOISÉS CAYETANO ROSADO http://moisescayetanorosado.blogspot.com/
Buenas noches, normalmente las fortificaciones de vauban se componían de minas y contraminas en sus partes exteriores para impedir el avance del enemigo por minas subterráneas, aquí en mi ciudad (Cádiz)podemos estar orgullosos de las murallas que tenemos, es por ello por lo que estoy llevando a cabo una investigación de estas minas y contraminas del siglo XVIII.
ResponderEliminarOs dejo mi página web por si queréis echarle un vistazo a estos túneles que os comento, un saludo.
www.lascuevasdemariamoco.com