CASTELAO: Guerra, miseria,
emigración
Tras sacar a la luz mi foto familiar sobre el
retorno desde el “sueño americano” -que coincidió con el inicio de nuestra
Guerra Civil, en medio de un ambiente social de miseria y desolación-, me han
venido a la memoria los dibujos del médico, político, escritor, pintor, hombre
comprometido con el Hombre que fue Castelao.
Pocos intelectuales han profundizado con tanta
agudeza y descarnado realismo como Alfonso Daniel Rodríguez Castelao en la tragedia
de la guerra y la miseria que azota a la gente más sencilla. Y menos los que
han mostrado la terrible cara del desamparo, el duro revés del fracaso en
aquellos que marcharon llenos de ilusiones a una emigración que les pintaron
repleta de promesas y los devolvió sumidos en la desolación, heridos de
muerte, a su lugar de origen, donde se
encontrarían con la inmensa tristeza de los suyos.
Nacido en Rianxo
(Galicia), en 1886, Castelao -que murió exiliado en Buenos Aires, en 1950- nos
ha dejado unas viñetas imprescindibles para comprender -con sus “fogonazos”-
plenamente nuestra historia de finales del siglo XIX y primera mitad del siglo
XX. Entre todas, selecciono cuatro para mostrarlas y comentarlas brevemente
aquí:
La “Mujer recogiendo a un fusilado en la Guerra
Civil española” es una estampa de aire neobarroco estremecedora. Como una
“Piedad” de nuestros escultores vallisoletanos, el joven fallecido presenta un
escorzo suave que deja su cuerpo como signo de interrogación, quedando un
hocino (herramienta de trabajo) debajo de su mano, por encima de la cual está
-cerrada en puño- la de la mujer que le sostiene. “Esta door nom se cura com
resiñación”, escribe al pie, con frase lapidaria y reflexiva como todas las
suyas.
¿Por qué lucharía el joven desafortunado? Mirando otra viñeta
(“Non soñan máis que cando dormen”), podemos explicarlo: porque quiso
transformar sus sueños en realidad. Sacudirse la miseria que atenazaba a los
suyos, expresado en el dibujo también con trazos diagonales y un claroscuro
expresionista que nos comunica, en las dos figuras humildes -padre e hijo,
seguramente- cuánto abandono y cuánta injusticia les envuelve.
Y ese abandono, esa injusticia, esa miseria, llevó a
la búsqueda de un porvenir mejor en una emigración transoceánica que arrasó
pueblos y comarcas, toda la Galicia natal de Castelao, toda la Cornisa
Cantábrica, España, Europa entera… “En Galiza non se pide nada. Emígrase”, pone
en la base del dibujo donde una innumerable masa de personas camina hacia la
incógnita del nuevo destino, entreviéndose en primer plano una desgarrada
despedida.
Pero en la mayoría de los casos, los largos años de
penalidades en la emigración solo traerán fracaso y un regreso donde no suenan
las trompetas triunfales sino campanas de agonía.
De las muchas viñetas que sobre el retorno oscuro y
trágico publicó Castelao, una de las más desgarradoras presenta a la madre
anciana, resignada, cadavérica, escuchando a su hijo, con aspecto más lúgubre
aún, que le dice: “Eu non quería morrer alí, ¿sabe miña mai?”. Un pequeño
crucifijo en la pared, varios frascos en la ventana y la vestimenta de Ultramar
colgada como inservible espantapájaros
de un clavo, son testigos de su amargura y del fracaso.
De ahí la lucha, de ahí el círculo de esa tragedia
en la vimos la muerte del miliciano -recogida como ofrenda por aquella mujer que
le sostiene- y aquí se cierra con la madre impotente ante el hijo postrado en
la cama, perdida su mirada, muerto ya mismo también como el guerrero soñador.
¡Soñadores todos de un mundo justo que no llegaron a
alcanzar!
Acertados tus comentarios sobre las láminas de Castelao, y también oportunos. No sé que nos deparará el futuro, pero tenemos que ser capaces de evitar que la gente tenga que marcharse para alcanzar sus sueños o simplemente para sobrevivir.
ResponderEliminarCatelao sigue y seguirá vivo en la memoria del pueblo gallego, y ojalá que también en la memoria de los que lo estiman como ejemplo.
Por cierto Moisés, sabrás que Castelao vivió desterrado en Badajoz en 1935.
Empieza su primer tomo de "Sempre en Galiza" diciendo:
Estou lonxe da miña Terra: en Badaxoz. Cóbreme un inmenso fanal azul. Atópome na torre de Espanta Perros, e vexo dende eiqui as rúas ensarilladas da cibdade.
Otro fragmento del epígrafe V dice hablando de Extremadura: Se eu fose natural deste país e sentise anceios de axudar a reivindicalo, non me quedaría máis que un recurso: ser socialista.
Saludos.
Muchas gracias, Suso, por tus palabras y por la magnífica aportación enriquecedora que haces a mi texto.
ResponderEliminarDENANTES MORTOS QUE ESCRAVOS!!!!!!!
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