BARCELONA: LOS PRIMEROS ALUMNOS
Alumnos del Colegio M. de Cervantes. Barcelona, años 70 (de su página de facebook). |
Por estos milagros de internet (no sé si a
través de facebook o de mi blog), recibo una sorpresa venida de 40 años atrás:
un alumno de los primeros que tuve (David Parcerisa Ungé) me escribe rememorando
los viejos tiempos, que ellos renuevan creando una página de facebook para
estar en contacto, recordar y convocarse a celebraciones.
Fue por el curso 1971-72 y yo pasaba de los 19
a los 20 años, trasladándome de mi pueblo minúsculo, extremeño, a la enorme
ciudad que era Barcelona, buscándome un trabajo. Tuve suerte y enseguida se me
encargó una clase de niños con 7 años -alrededor de 40- a los que le faltaba
profesor por jubilación de la maestra que tenían. En este Centro -Miguel de Cervantes,
en el populoso barrio del Clot- estaría curso y medio, hasta que tuve que
“cumplir con la Patria”, marchándome a la “mili” en Las Palmas de Gran Canaria.
Luego, se convocaron oposiciones a la enseñanza y logré una plaza que me asentó
en mi tierra.
Carta de despedida de mis alumnos del IES Bárbara de Braganza. Badajoz, 2012. |
Curioso que me llegue ahora este descubrimiento
de los alumnos de entonces, cuando yo también me acabo de jubilar y aún tengo
delante la despedida escrita de mis últimos alumnos. Así, los primeros y los
últimos se me juntan como en una rueda que llega a su final. Y curioso cómo
recuerdo muchos nombres, caras de aquellos muchachos, incluso de mis compañeros
profesores y del personal de servicio del colegio, tras cuatro décadas pasadas
sin verlos. Recuerdo, sí, pero congelado en el tiempo, porque ahora, al ver sus
fotos en facebook, actualizadas, ya no son los mismos, o no me lo parecen:
¡muchos han perdido el pelo revoltoso que tenían, aunque por sus comentarios
veo que conservan el buen humor y aquella aguda ironía que mezclaban con las
letras en castellano que a algunos tanto les costaba enlazar!
Con mis compañeros profesores en Barcelona. 1971. Estoy en la fila de arriba (casi), a la izquierda. |
Han colocado (Carles Calleja Aguilar) en el
muro de su página la contraportada de mi primer libro de poemas -con una foto
mía de entonces- y leo un curioso comentario: “Desde nuestro punto de vista
actual se le ve muy joven”, dice David Parcerisa. ¡Claro, su punto de vista es
el de personas con cerca de 50 años y yo entonces tenía 20! En cambio, en
aquella época me verían “viejísimo”, con sus 7 u 8 años de edad. Así es de
relativo el tiempo de cada uno…
Ha sido gratificante el reencuentro, y espero
hacerlo presencial sin mucha demora. La nostalgia de su recuerdo sigue viva en
mí, como vivos aquellos largos meses pasados en una ciudad inolvidable, entre esos
críos inquietos, mis compañeros de entonces, los paisanos emigrantes con los
que convivía en el Hogar Extremeño de Barcelona y en los barrios periféricos de
la ciudad, el grupo de escritores venidos de todos los rincones de España y
Latinoamérica con los que me relacionaba, las entrevistas periodísticas que
realicé a personajes inolvidables, ya desaparecidos, como Salvador Espriu,
Manuel de Pedrolo, Tomás Salvador, Florentino Huerga, Francisco Candel, Manuel
Vázquez Montalbán…
¡Oh!, aquella Barcelona que me abrió los ojos
al mundo. Los ojos de un muchacho que salió de su pueblo sin haber visto más
que el de la capital provinciana donde se examinaba por libre en Bachillerato y
Magisterio. ¡Qué hermosa la vi y que hermosa sigue estando esta “segunda
patria” de tantos paisanos que en ella encontraron un porvenir definitivo para
sí y para los suyos, tras no encontrarlo en esta nuestra, también hermosa pero
tan pobre y maltratada!
Muy bonito, me ha emocionado, ... de verdad !! ;-)
ResponderEliminarSalud.
David Parcerisa.
Mi estimado amigo y paisano Moisés, acabo de leer tu texto narrativo en el que das un salto retrospectivo para rememorar tus comienzos como docente... Me he sentido ytan identificado porque parece que hemos tenido trayectorias vitales paralelas. Por ello, tu texto me ha gustado, más aún leído en un día como el de hoy en que anda tan convulsa al docencia con la huelda de hoy.Te felicito por él y te hago el "regalo lírico" de este poema que compuse con recuerdos restrospectivos de un maestro extremeño. Un abrazo extremeñamente fraterno.
ResponderEliminarHOMENAJE A MI MAESTRO EXTREMEÑO
Por maestro, por “padre”, por amigo,
te dedico este lírico homenaje:
un poema compuesto con bagaje
de recuerdos, vivencias... que bendigo.
Me sembraste, maestro, la semilla
del cultivo ideal, que es la cultura,
en parcelas mentales con ternura,
con el lápiz, la goma, la cartilla...
Dirigiste mis pasos inmaduros
por las sendas angostas de las frases
y, al compás de tus pasos y tus clases,
fui ganando horizontes más seguros.
Me enseñaste a soñar con otros mundos
más allá de costumbres y rutinas
y a volar tal las leves golondrinas
por azules celestes más profundos.
Me alumbraste –tal faro- mi sendero
en la noche sin luna de mi infancia;
disipaste mis sombras de ignorancia
con la luz de tu espíritu sincero.
Me rompiste en pedazos la pereza
- telaraña en las mentes infantiles -;
deshilaste los hilos tan sutiles
de la venda interior de mi cabeza.
Me iniciaste en el culto a los saberes
en el templo sagrado de la escuela;
despertaste mi mente en duermevela
con la espuela especial de los deberes.
Me libraste con libros del hastío
de esas almas vacías de inquietudes,
cultivando cosechas de virtudes
culturales en campos de baldío.
Me colmaste el vacío recipiente
de mi mente sedienta de sapiencia
y calmaste de angustias mi existencia
con efluvios fluviales de tu fuente.
Me prendiste la llama del lirismo
-¡fervorosa pasión por la poesía!-
que tornó mi tristeza en alegría
y, en amor solidario, mi egoísmo.
Me plantaste ilusiones, ideales,
sentimientos... en tierra de bonanza
y ya apunta hacia el cielo mi esperanza
por encima de bienes materiales.
Resolviste las dudas, los problemas
que cubrían mi vida de ceniza;
con la nívea blancura de tu tiza,
me pusiste en claro mis dilemas.
Tú le diste a mi vida otro sentido
más ameno, más pleno, más sublime
y mi pluma, maestro, te redime
de las sombras voraces del olvido.
A tan alta labor, qué bajo precio;
tu sudor interior no ve el ingrato
y te paga tu esfuerzo tan barato
por cosecha invisible para el necio...
Tu recuerdo indeleble va conmigo
como un grato e ingrávido bagaje
y estos versos son lírico homenaje
al maestro y al padre y al amigo.
Wenceslao Mohedas Ramos.
ES AGRADABLE VER QUE NUESTROS ALUMNOS SE ACUERDAN DE NOSOTROS DESPUES DE TANTO TIEMPO
ResponderEliminarAntonio Toscano