LA CINEASTA ARGENTINA GABRIELA DAVID
Moisés Cayetano Rosado
La programación de la filmoteca de
Extremadura nos ha traído al Centro de Ocio Contemporáneo de Badajoz, en esta
nueva temporada de cine que se inicia, una película impactante de una directora
que desconocía: La mosca en la ceniza,
de Gabriela David, sobre la que enseguida me he puesto a indagar.
Gabriela David (nacida en Mar del Plata en 1960 y fallecida en Buenos Aires en 2010) fue una cineasta de
extraordinaria sensibilidad y una capacidad poco común para trasladarnos
vivencias, problemáticas, sufrimientos de los más débiles y vencidos sin hurgar
en la herida para hacernos llorar y ganar así nuestro favor desde el
sensacionalismo.
Su cinematografía no es amplia, pero sí muy intensa. La vida
tampoco le dio para más, entre las dificultades de su enfermedad -larga y
mortal- y los entorpecimientos de un país descompuesto y avasallador para con
los creadores, a finales del pasado siglo y comienzos del actual.
Dirigió varios cortos y dos películas de hora y media de
duración aproximadamente cada una.
De entre los cortos, destaca Tren gaucho (1988) -basado en un cuento del argentino Juan José
Manuta- (https://www.youtube.com/watch?v=SY4P4YTF9tM).
Relata en menos de 20 minutos la vida miserable de un grupo joven de
rebuscadores en la basura, que durante unos días viven la experiencia de su
humilde transformación en protagonistas del Carnaval de su pueblo, pequeño
escape temporal que luego les devolverá sin más a su dura realidad de cada día,
sobrellevada con resignación.
De sus dos largometrajes -cuyos guiones
son también de Gabriela David-, el primero, Taxi,
un encuentro (2001) -https://www.youtube.com/watch?v=N_8iGInlDIg-,
narra las andanzas de Gato, un
ladrón de poca monta que vive con su padre paralítico en una casa semiderruida,
sobrevivientes ambos dentro de una ciudad que los margina e ignora. Gato asalta
en la noche a un taxista y le roba el vehículo transformándose en ocasional
trabajador hasta que, de pronto, una muchacha herida en un tiroteo se introduce
en el automóvil. El ladrón la lleva a su casa, atiende sus heridas, y aunque
luego la abandona tras dar cuenta a un hospital de su estado, se iniciará un
nuevo rumbo en su vida, que se insinúa al final.
Tanto en el
corto como en este “largo”, se exponen con realismo los problemas lacerantes de
sus protagonistas, pero dentro de una atmósfera “respirable”, “sobrellevable”.
No es así en su última entrega, La mosca
en la ceniza (2009) -https://www.youtube.com/watch?v=7j9JR2OTKfo-, un drama que gira en torno a la amistad de dos
jóvenes del interior del país, traídas a la gran ciudad con engaños para ser
explotadas como prostitutas, en una casa siniestra donde esclavizan a otras
chicas más, captadas por el mismo sistema. Aunque al final una de ellas logra
huir y denunciar la situación -de la que se hace cargo, liberándolas, la
policía-, la tensión se vive en todo momento y algunas escenas son duras y
difíciles de ver para un espectador de mediana sensibilidad.
Gabriela
David ha sabido buscar unos actores/actrices que rebosan naturalidad,
sencillez, cercanía, lo que enaltece las obras, de muy logrados primeros
planos, que resaltan el estudio psicológico de los mismos, en su desvalimiento
y su candor. ¡Bien que merece pasar una tarde contemplando este breve, pero
intenso, rico y cálido legado de arte y estremecida humanidad!
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