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lunes, 16 de septiembre de 2013

LA CINEASTA ARGENTINA GABRIELA DAVID
Moisés Cayetano Rosado
La programación de la filmoteca de Extremadura nos ha traído al Centro de Ocio Contemporáneo de Badajoz, en esta nueva temporada de cine que se inicia, una película impactante de una directora que desconocía: La mosca en la ceniza, de Gabriela David, sobre la que enseguida me he puesto a indagar.
Gabriela David (nacida en Mar del Plata en 1960 y fallecida en Buenos Aires en 2010) fue una cineasta de extraordinaria sensibilidad y una capacidad poco común para trasladarnos vivencias, problemáticas, sufrimientos de los más débiles y vencidos sin hurgar en la herida para hacernos llorar y ganar así nuestro favor desde el sensacionalismo.
Su cinematografía no es amplia, pero sí muy intensa. La vida tampoco le dio para más, entre las dificultades de su enfermedad -larga y mortal- y los entorpecimientos de un país descompuesto y avasallador para con los creadores, a finales del pasado siglo y comienzos del actual.
Dirigió varios cortos y dos películas de hora y media de duración aproximadamente cada una.
De entre los cortos, destaca Tren gaucho (1988) -basado en un cuento del argentino Juan José Manuta- (https://www.youtube.com/watch?v=SY4P4YTF9tM). Relata en menos de 20 minutos la vida miserable de un grupo joven de rebuscadores en la basura, que durante unos días viven la experiencia de su humilde transformación en protagonistas del Carnaval de su pueblo, pequeño escape temporal que luego les devolverá sin más a su dura realidad de cada día, sobrellevada con resignación.
De sus dos largometrajes -cuyos guiones son también de Gabriela David-, el primero, Taxi, un encuentro (2001) -https://www.youtube.com/watch?v=N_8iGInlDIg-, narra las andanzas de Gato, un ladrón de poca monta que vive con su padre paralítico en una casa semiderruida, sobrevivientes ambos dentro de una ciudad que los margina e ignora. Gato asalta en la noche a un taxista y le roba el vehículo transformándose en ocasional trabajador hasta que, de pronto, una muchacha herida en un tiroteo se introduce en el automóvil. El ladrón la lleva a su casa, atiende sus heridas, y aunque luego la abandona tras dar cuenta a un hospital de su estado, se iniciará un nuevo rumbo en su vida, que se insinúa al final.
Tanto en el corto como en este “largo”, se exponen con realismo los problemas lacerantes de sus protagonistas, pero dentro de una atmósfera “respirable”, “sobrellevable”. No es así en su última entrega, La mosca en la ceniza (2009) -https://www.youtube.com/watch?v=7j9JR2OTKfo-, un drama que gira en torno a la amistad de dos jóvenes del interior del país, traídas a la gran ciudad con engaños para ser explotadas como prostitutas, en una casa siniestra donde esclavizan a otras chicas más, captadas por el mismo sistema. Aunque al final una de ellas logra huir y denunciar la situación -de la que se hace cargo, liberándolas, la policía-, la tensión se vive en todo momento y algunas escenas son duras y difíciles de ver para un espectador de mediana sensibilidad.


Gabriela David ha sabido buscar unos actores/actrices que rebosan naturalidad, sencillez, cercanía, lo que enaltece las obras, de muy logrados primeros planos, que resaltan el estudio psicológico de los mismos, en su desvalimiento y su candor. ¡Bien que merece pasar una tarde contemplando este breve, pero intenso, rico y cálido legado de arte y estremecida humanidad! 

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