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jueves, 19 de junio de 2014

GALERÍAS PORTICADAS: GRANDIOSA APORTACIÓN CASTELLANA AL ROMÁNICO INTERNACIONAL
Moisés Cayetano Rosado
RECONQUISTA Y OTORGAMIENTO DE PRIVILEGIOS.
Fijar población, repoblar, establecer una “marca”, era crucial para los reinos cristianos en su avance hacia el sur. Ganar terreno a los musulmanes convirtiendo grandes espacios en “tierra de nadie” no resultaba estratégicamente aconsejable, pues conducía a la provisionalidad y a la pérdida de lo conseguido con tanto esfuerzo humano y material. De ahí que a los pobladores que constituían las “avanzadas estables” en los territorios recién incorporados se les incentivara con privilegios, fueros, exenciones, que les otorgaban cierto poder e independencia dentro del esquema piramidal de la sociedad medieval.
La “línea del Duero”, con el hostigamiento de los almorávides en el siglo XI y los almohades en el XII, desempeñó un papel crucial en la Reconquista, por lo que los cristianos asentados en sus puntos estratégicos disfrutarían del favor real, cierto autogobierno, gestión autónoma de recursos, libertad de transacciones comerciales, etc. Y ello llevaba consigo la reunión de los ciudadanos en espacios comunes, lugares de encuentros sociales, cívico, jurídicos, económicos, etc.
Nada mejor que el amparo de la iglesia, en una sociedad tan apegada a lo religioso, para celebrar estas actividades. La vecindad de sus muros. De ahí la construcción anexa de galerías porticadas en uno de sus laterales (o más de uno), que les sirviera como lugar de encuentro. Y así nace este modelo constructivo excepcional que tendrá sus ejemplos más abundantes y significativos en Segovia y Soria (“cabeza de Extremadura”: ¿“Extra Duriam”?, “más allá del Duero”).
LAS GALERÍAS PORTICADAS.
En Segovia perduran en la actualidad 36 galerías porticadas de la época (románicas) y 8 más con indicios. En Soria, 21, más otras 2 con indicios. Tras ellas tenemos a Guadalajara, con 12 e indicios en otras 2; Burgos, 8; Ávila, 1; La Rioja, 1; Álava, 1, y restos de otra en Palencia.
Las galerías porticadas suelen estar adosadas al muro sur de la iglesia, tienen techo de un agua hacia fuera, quedando delimitado el espacio resguardado por arquerías con columnas (primero simples y alternando con pilares, después generalmente pareadas; de fuste corto y grueso en las primitivas, y más airoso después; con toscos capiteles y basas en las iniciales, que se van estilizando con el tiempo); pódium corrido, y cornisa sustentada en canecillos, frecuentemente esculpidos (como los capiteles) con motivos historiados, figurativos, geométricos, florales, etc. con finalidad didáctico-religiosa.
EJEMPLOS NOTABLES.
El primero de los templos románicos a que se adosa galería porticada -a finales del siglo XI- sería el de San Miguel, en San Esteban de Gormaz (Soria). Su primitivismo nos recuerda al prerrománico e incluso los templos romanos arcaicos, pero la armonía de sus siete arcos (siendo el central el de entrada), los bien trabajados capiteles y canecillos, así como la situación en alto del conjunto, le dan una extraordinaria vistosidad y mérito artístico.
En segundo lugar tendríamos la galería de El Salvador, en Sepúlveda (Segovia), decana de las iglesias románicas al sur del Duero. Ya se nota una progresiva estilización: ocho arcos de medio punto más amplios, de columna con fuste airoso a cada dos y separación de las parejas por amplio pilar.
En Segovia ciudad es donde más galerías porticadas se atesoran: nueve en total, destacando la de la Iglesia de San Martín, que tiene galerías (de comienzos del siglo XIII) en todos sus lados menos en el ábside, lo que la convierte en un caso especial y único, entre los conservados.
De cualquier forma, en origen también otras ostentaban galerías en tres de sus cuatro lados, como ocurría con la de San Miguel Arcángel, del pueblo soriano Andaluz; hoy día solo conserva las arcadas del muro sur (ocho arcos de medio punto, seis a un lado y dos al otro del vano de entrada, alternando las columnas sencillas con las de fuste cuádruple) y un par de arcos en el tramo occidental. Aunque del siglo XIII, su estructura arcaizante se asemeja a la primera enumerada, de San Esteban de Gormaz.
Y muy cerca de las anteriores se encuentra la que a mi parecer es la más deliciosa de todas, armónica con el propio templo, también un ejemplar románico magnífico, recientemente restaurado, tras haber sido condenado al olvido, la decadencia y mal uso, con añadidos, como el emparedamiento a cal y canto de los vanos. Se trata de la ermita de Nuestra Señora de la Asunción, en las cercanías del pueblecito de Duratón (Segovia). La arquería de principios de siglo XIII, con seis arcos a un lado y cuatro al otro de la puerta -de arco polilobulado en la arquivolta interior de su abocinamiento-, es una delicia. Y los altorrelieves historiados y figurativos de canecillos y capiteles, de una altísima calidad.
Por cierto que, hablando de rehabilitaciones, me llama la atención la única iglesia románica porticada de la provincia de Ávila: San Martín, en Arévalo. Tiene diez arcos en su pórtico sur: seis y cuatro a ambos lados de la puerta de entrada, sostenido su arco por gruesos pilares (ligeramente mayor que los demás, que se alzan sobre columnas geminadas con capiteles historiados). Su muro norte presenta una rehabilitación cuando menos sorprendente: una especie de visera sobrevuela la puerta de entrada, que se prolonga en otro tramo más en que sobre su fondo blanco está grabado el nombre de la iglesia y la leyenda “Espacio Cultural” (puesto que a ello se dedica en la actualidad), y a continuación un cuerpo cerrado alicatado con plaquetas de mármol blanco.
PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD.

Tras ver la rehabilitación en las anteriores y otras muchas más, este tipo de actuación se me hace completamente incomprensible. Pero, en definitiva, el conjunto bien merece una visita detenida, el placer de contemplar una red de galerías porticadas que definen muy bien una época (la compleja repoblación en la “línea caliente” de la Reconquista), un modelo social (con capacidad de reunión, discusión y decisión colectiva) y una solución arquitectónica para los usos religiosos y civiles de gran valor artístico, siendo un testimonio único, de valor universal. Conseguida la rehabilitación general con bastantes dosis de autenticidad e integridad, bien podría optar a la Declaración de Patrimonio de la Humanidad.

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