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jueves, 20 de noviembre de 2014

CONCELHO DE ALANDROAL, LA TIERRA DE LOS TRES CASTILLOS
Moisés Cayetano Rosado

El concelho de Alandroal está pegado a la Raya en uno de los espacios más discutidos de nuestra frontera: la zona limítrofe de Olivenza. En los mapas y planos oficiales portugueses, esa separación no aparece, pues su reivindicación sobre todo el territorio oliventino continúa siendo materia apasionada.
Están separadas ambas comarcas (Llanos de Olivença y Concelho de Alandroal) por el río Guadiana, que al comenzar el concelho de Alandroal -en la freguesía de Juromenha- adquiere gran prestancia: estamos en la “cola del embalse de Alqueva”, ancha todavía en esta gran planicie. Antes de la construcción de la presa, en verano, podía pasarse de un lado a otro, con el río prácticamente sin agua en el lugar donde ahora barcas, barcazas, lanchas y otras embarcaciones a motor navegan a placer.
Juromenha -de la que en alguna ocasión hemos hablado-  es población mínima, de un par de largas calles, con casas primorosamente encaladas, de altas chimeneas, tan altas como las fachadas. Desde su fortificación se divisa un amplio territorio (en especial de Los Llanos de Olivenza) y el río, que ofrece magníficos espectáculos visuales, especialmente en los atardeceres.
Sus lienzos de muralla del siglo XVII se conservan en muy buena parte, con agudísimos ángulos, fosos profundos y baluartes de impresionante solidez. Dentro quedan los restos del castillo de origen musulmán, de tierra compactada, así como una hermosa iglesia, una capilla y diversas construcciones de estancias militares, pues el enclave fue históricamente importantísimo en la frontera tanto en tiempos medievales como modernos.
Dieciséis kms. más al suroeste está Alandroal. Su castillo -en el centro de la villa- fue fundado por D. Dinis, pero tiene amplias influencias musulmanas en su construcción. Con dos puertas de arcos góticos, al norte y al oeste, encerraba en su interior un caserío en semiabandono que ha sido demolido recientemente, ofreciendo una “plaza de armas” expedita. El recorrido por el adarve de la muralla resulta especialmente agradable, por la visión del caserío y de los alrededores que ofrece, así como las vistas a su interior, especialmente su Igreja de Nossa Senhora da Graça, de trazos renacentistas.
Son dignas de conocer en Alandroal la judería, así como las múltiples iglesias que ennoblecen con su porte la ciudad, y su fuente renacentista de mármol, en la Praça da República, donde también se encuentra la monumental Câmara Municipal.
La cocina de sus restaurantes es bastante seductora, y tiene gran fama A Maria, donde el cozido de grão, chispe assado no forno, borrego à Ti Maria, pezinhos de coentrada o su repostería se elevan a la categoría de arte. Pero no hay que desdeñar otros restaurantes menos afamados, aunque más visitados por los lugareños, como puede ser Zé do Alto, que une a sus assados de borrego, carne de porco à alentejana y sus bacalhaus unos deliciosos platos de peixes fritos, pescados en el Guadiana y servidos tan frescos que a veces nos encontraremos con la camioneta que los trae del río cuando accedemos a su interior.
Todo el concelho, en fin, es digno de recorrer con detenimiento. Y, en cualquier caso, no deberíamos salir de él sin visitar, 10 kms. más al sur, Terena, de esbelto castillo medieval, al que se llega atravesando su atractiva y sencilla rua directa, de portadas góticas, renacentista y barrocas, inmensas chimeneas y artístico pelourinho con fuste de pizarra.
A 1’5 kms. se encuentra el Santuário de Nossa Señora do Boa Nova, Monumento Nacional, mandado edificar por la reina castellana doña María -mujer de Alfonso XI e hija de D. Afonso IV el Bravo- al tener la feliz noticia de la ayuda portuguesa a Castilla, tras inicial oposición de la Corte, en la Batalla del Salado (1340). Con planta de cruz griega y almenas musulmanas, es una fortificación gótica de singular belleza, como una maqueta de castillo en el llano, de valiosas pinturas interiores. La romería que allí celebran en mayo conserva un sabor popular y medieval extraordinario, como ocurre con la Semana do Guadiana, organizada cada mes de junio por el concelho, en diversos lugares del mismo, incluidas estas tres poblaciones.

En los alrededores, la huella prehistórica se esparce en diversas dólmenes a los que se llega por caminos de encinas y alcornoques, rebaños de ovejas y de cabras, quedando en otros lugares (especialmente cerca de Terena) restos de castros celtas, en parajes que hacen las delicias de los senderistas.

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