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viernes, 12 de diciembre de 2014

¡PÓRTATE BIEN, QUE VIENE EL DE PODEMOS!
Moisés Cayetano Rosado 
Es maravillosa la capacidad que tenemos todos para “enmiedarnos”. Para entrar en pánico y para hacer que entren en pánico los demás. Siempre nos ha gustado mucho eso de “¡Que viene el Coco!”. En mi pueblo se decía: “¡Que viene el tío Mangarras!”, y los niños nos comíamos la sopa de pan, ajo y tocino como si fuera un batido de crema y chocolate.
No es de extrañar que los holandeses digan, o dijeran, a sus hijos: “¡Duérmete niño, que viene el Duque de Alba!”. Porque aquel gobernador español de Flandes entre 1567 y 1573 no se las andaba con chiquitas y sabía cómo dar un pescozón por poco que se les indispusieran los rebeldes.
Algo así pasaba en Cuba, donde a los pequeños traviesos se les hacía entrar en razones invocan a Weyler. “¡Mira que viene Weyler!”, y los muchachos temblaban como el mimbre ante la invocación del Capitán general de la Isla de entre febrero de 1896 y octubre de 1897, en que le dio tiempo a crear un terror generalizado y una terrible represión contra los independentistas o sospechosos de colaborar con ellos.
Ahora que todo eso ha quedado anticuado y que en la ESO (Educación Secundaria Obligatoria) apenas si se nombra al Duque de Alba y menos a Valeriano Weyler (y si se hace, maldito el caso que le hacen los rebeldes e incrédulos preadolescentes)…, ahora que lo del Coco, el tío Mangarras y otras zarandajas no sirven ni para hacer juegos de ordenador con que quitarse de encima a la chiquillería, ha de inventarse algo nuevo que dé juego y sea de máxima eficacia.
Y yo creo que lo tenemos en la mano: “Niño, o joven, o adulto, o cosa así o casi así: ¡pórtate bien, que viene Pablo Iglesias, el de Podemos!”. ¡Ahí es “ná”! Comedor de niños crudos, abusador de adolescentes, comunista de aquellos tan malos, simpatizante de etarras o algo más, bolivariano de espadón en alto, amparador de investigadores universitarios que no cumplen con sus deberes, violador de reglas y no sabemos si de alguna otra cosa.

“¡Que viene Pablo Iglesias!”. Hay que ver, otro Pablo Iglesias para poner patas arriba el orden que nos ha durado más de un siglo. ¿No sería mejor dejar las cosas como están, apalancarnos bien en la barra y decir como acostumbraba el anterior alcalde de Badajoz, tan memorable en sus sentencias: “Bebe que te llenen, y que a quien Dios se la dio San Pedro se la bendiga”?

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