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lunes, 30 de noviembre de 2015

INAUGURADA LA “REQUALIFICAÇÃO” DEL FORTE DA GRAÇA

Moisés Cayetano Rosado
Acto de inauguración en el cuerpo central de la Casa del Gobernador
En el increíble tiempo record de once meses, el Forte da Graça, en Elvas, ha pasado de ser un monumento en estado de ruina interna, peligroso abandono y aparente olvido (“aparente” porque nadie, en el fondo, dejaba de sangrar por la herida de su degradación), a ser una esplendorosa, gigantesca joya en estado impecable de revista.
Porque no se trata ya solamente de haber rescatado de la dejación sangrante a un monumento incomparable, sino de haberlo hecho con un tratamiento que va a constituir el ejemplo paradigmático de lo que debe ser una restauración y rehabilitación en que habrá de mirarse todo el que intente en adelante “recualificar” un patrimonio histórico-monumental.
La preservación de su integridad y autenticidad ha sido escrupulosa, detallista hasta en lo más insignificante; acertada en los múltiples elementos que lo conforman.
Entrada al Forte da Graça
Queda -dentro de esas especies de “patas de gigantesco cangrejo” que son las elevaciones estrelladas de tierra, que aplanan y dan espacio al interior- todo un derroche fortificado donde no faltan los múltiples e ingeniosos elementos de maquinaria de defensa creados por el genio militar de la Edad Moderna: impresionantes revellines protegiendo los paños de muralla de los cuatro lados del cuerpo principal, en cuyos extremos se prolongan afilados baluartes con construcciones residenciales para oficiales; casamatas interiores, cuerpos de guardia; los tres fosos sucesivos; la Casa del Gobernador (palaciega y grandiosa); el hornabeque cubriendo la prolongación del monte hacia el norte (uno de los más bellos elementos que nos sean dado contemplar); las profundas cobas de lobo que anteceden la delantera del hornabeque…
Los detalles de salas, galerías, conducciones hacia el exterior, minas, aljibes… Las pinturas de techos y paredes, los revoques, solerías, ventanales, puertas… Nada desentona. Todo queda como fue concebido a finales del siglo XVIII y escasamente retocado en el XIX y primera parte del siglo XX, cuando sirvió de prisión política y militar.
Ahora, tras haber dejado a punto el monumento, este legado histórico-artístico, patrimonial, vendrá la hora de darle contenido. De “revitalizarlo”. De ponerlo a disposición de la ciudadanía, como dijera el historiador Rui Eduardo Dores Jesuino, que se responsabilizará del mismo, y como ratificara el Presidente da Câmara Municipal de Elvas, Nuno Mocinha. Llenarlo de público, de visitas libres y guiadas de escolares, estudiosos, amantes del arte y de la historia; realizar actividades culturales, actuaciones artísticas, exposiciones, conciertos… y -como los anteriores subrayaron- también otros actos sociales, como puedan ser bodas, sin olvidar convenciones, encuentros, congresos, etc. de toda índole.

Lo que a finales del siglo XVIII y principios del XIX fue maquinaria de guerra, pasando después a estancia represiva política y militar durante otro siglo más, tras varias décadas de silencioso abandono, ahora, cobra vida, vida esta vez para la paz, la cultura, el ocio, el turismo, el desenvolvimiento económico y social. Un Tesoro inigualable al alcance de todos, resplandeciendo en medio de la Raia/Raya.

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