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viernes, 4 de marzo de 2016

LA BANDERA DE EXTREMADURA. CUARENTA AÑOS EN EL RECUERDO.
Moisés Cayetano Rosado
Aunque nos parezca mentira, la bandera de Extremadura surgió y se reivindicó como un acto de rebelión.
Surgió de una manera espontánea, popular. Como una acción ciudadana, al margen de las instituciones que, en aquel “temprano” 1976, aún no tenían la legitimidad de las urnas, y se negaban a aceptarla.
Y se reivindicó inicialmente desde una fuerza política minoritaria, pero muy respetada en los ambientes progresistas de España en general y de Extremadura en particular: el Partido Socialista Popular (PSP), liderado en nuestra región por el añorado abogado, político, escritor y poeta Martín Rodríguez Contreras, ya desde el mismo año de 1976.
En ese tiempo, diversos grupos y asociaciones progresistas de emigrantes extremeños, diseminados por diversos puntos de España, en sus lugares de asentamiento y en sus poblaciones de origen cuando venían de vacaciones, mantuvieron una incesante actividad por conseguir su implantación, ligada a su lucha por un retorno digno, pan, trabajo y libertad en nuestra tierra.
La verde-blanca-negra iba abriéndose camino contra viento y marea. Y recuerdo que una dirigente política me decía: “¿Por qué tiene que llevar el color negro, que es de luto y tristeza, cuando hay que aspirar a un mundo solidario y de bienestar?”. Pues por eso, le dije: porque aspiramos a ese mundo “verde” soñado, esperanzado, escribiéndolo sobre el papel “blanco” del presente continuo, pero sin olvidar nuestras raíces, ensombrecidas de “negro” en nuestra historia tantas veces, demasiadas veces, en los tiempos remotos y recientes.
¡Qué ilusión la de aquellos jóvenes de entonces, la mayoría procedentes de la emigración, colocando la bandera “clandestinamente” en las fachadas de los ayuntamientos, en las plazas mayores, en los múltiples actos de reivindicación contra la construcción de centrales nucleares, en las reclamaciones de justicia y solidaridad!
¡Con cuánto cariño la llevamos al I Congreso de Emigrantes Extremeños, que celebramos en Cáceres en agosto de 1978, clausurándose en Badajoz, en contra de las previsiones agoreras de los inmovilistas legendarios!
Luego todo iría “sobre ruedas”. Cuando los “bienpensantes” vieron que era imposible detener la voluntad espontánea de la gente, se subieron también al carro de la bandera y procuraron apropiársela como si fuera de propia creación. Esas cosas ocurren, pero la historia, en “negro” del recuerdo, en “verde” del futuro y en “blanco” del presente que se escribe, está ahí para mostrarnos la pasión de una lucha que implantó un símbolo que ahora es, para todos, seña de identidad.

2 comentarios:

  1. yo fui uno de los emigrantes que defendio todo lo que aquella bandera representaba para los extremeños de dentro y de fuera,la bandera sigue ahi, los extremeños de fuera seguimos fuera. ya ni siquira tenemos la ilusion de volver a nuestra tierra, preferimos las costas, playas etc.y los de dentro si pueden se van fuera,donde esta esa bandera que nos unio a todos por extremadura

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    1. Gracias por tu reflexión. Sí, aquella utopía que se envolvió en la nueva bandera se quedó en sueños nada más.

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