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domingo, 6 de mayo de 2018


VISITA A LA ILHA TERCEIRA (y III)

Moisés Cayetano Rosado

UN BREVE PASEO POR LA ISLA.
La Ilha Terceira es un paraíso para los caminantes. Recorridos por los “Mistérios Negros” al centro-oeste (cinco kilómetros de agua, verdor, montes volcánicos y praderas), por las “Baías de Agualva” al norte(tres kilómetros y medio de empinadas bajadas y subidas, con vistas magníficas al mar) o por el “Monte Brasil” (siete kilómetros y medio alrededor de este cono volcánico, que ha formado una elevada península de lava basáltica al suroeste de Angra do Heroísmo, con cráter de un kilómetro de diámetro y elevado a más de 200 metros sobre el mar que lo rodea), son un reto agradable de afrontar.
En la primera se encuentra, además, la “Gruta do Natal” (llamada así por la misa organizada por el grupo “Os Montanheiros” el 25 de diciembre de 1969). Un tubo de lava con 607 metros de longitud, de fácil y admirable recorrido -excavado por las erupciones volcánicas del Pico Gaspar, hace unos 12.000 años, en sucesivas explosiones, calentamientos y enfriamientos-, que parecen como una gigantesca galería de minas/contraminas de fortificaciones artilleras.
Muy cerca de allí, otros dos atractivos geológicos nos esperan: el “Algar do Carvão” y las “Furnas do Enxofre”.
El “Algar do Carvão” es un sobrecogedor cono volcánico, por el que podemos descender, como en un viaje al centro de la Tierra. Tiene su origen en diversas explosiones volcánicas, que fueron abriéndose camino en sentido vertical, pero describiendo curvan, aberturas horizontales e inclinadas, según la dureza de las rocas originales superiores. La cavidad tiene una profundidad de 100 metros aproximadamente, pudiéndose bajar hasta la “piscina” de aguda inferior, que a veces se seca y en otras ocasiones puede alcanzar una profundidad de 15 metros. En los techos basálticos serpenteantes de la cavidad pueden distinguirse varias concentraciones de estalactitas de silicato y diversas clases de musgos, así como varias especies de invertebrados, especialmente arañas.
Las “Furnas do Enxofre” constituyen una cavidad ligera, con diversas salidas de gases volcánicos a temperaturas que rondan los 100º, formados esencialmente por dióxido de carbono (95%), además de gases sulfídrico y sulfuroso, metano, hidrógeno y otros. Hay habilitado un paseo vallado alrededor, para contemplarlas en todo su alrededor, viendo las salidas de humo blanco, percibiendo su olor sulfuroso, la piedra calcinada… y los alrededores de verdor.
Por último, resaltemos de nuevo el “Monte Brasil”, con su notable caldera, conformada en tres sucesivas erupciones, la primera submarina, la segunda suaérea y la tercera exterior, que han dado origen a sucesivos levantamientos y montes separados dentro del armónico conjunto. Un nuevo paseo, bien trazado y señalizado -ahora de nueve kilómetros-, nos permite reconocerlo casi al completo, disfrutando de vistas espléndidas hacia el interior y hacia el mar.
Al norte y este del Monte está todo el complejo fortificado constituido por el Castillo de S. Filipe y diversos baluartes, fuertes y reductos que protegen la bahía de Angra; al oeste, nuevos fuertes y reductos que refuerzan la protección de los lugares más vulnerables, y al sur los restos del Forte da Quebrada, de difícil acceso por vereda muy inclinada, pero al que merece acercarse para contemplar el espectáculo de las vistas hacia el mar. Regresando a la ciudad, aún en lo alto del Monte, tenemos diversas piezas antiaéreas colocadas durante la II Guerra Mundial, con polvorines, garitas, central de tiro y otros elementos de baterías artilleras que nos confirman la importancia estratégica de la isla a lo largo de la historia.

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