LA MINA DE S. DOMINGOS EN EL BAJO ALENTEJO: COLONIALISMO INGLÉS EN UN PAÍS
COLONIAL
Moisés Cayetano Rosado
La Mina de São Domingos es una aldea situada en el distrito de Beja,
municipio de Mértola y freguesía de Corte do Pinto. Aldea minera creada a
partir de la exploración moderna del depósito mineral que tuvo lugar entre 1858
y 1966.
Anteriormente, el depósito pirítico de São Domingos fue explorado al menos
durante la época romana, extrayéndose cobre, plata y, probablemente, oro.
Durante el milenio anterior a esa ocupación se exploraron los mismos depósitos,
pero probablemente sólo para la extracción de plata. Durante el período
islámico continuaría esta actividad minera. Ahora bien, la exploración moderna
se centró en la masa de pirita inalterada, buscando, esencialmente, el cobre y
el azufre.
Este período de exploración moderna es el
que dicta la importancia histórica del legado de la Mina de S. Domingos. Con
una intensa actividad minera que desarrolló la firma británica Mason &
Barry, extrayendo más de 20 millones de toneladas de mineral (cobre, azufre,
zinc y plomo).
Casas de los mineros |
Al tiempo, en el espacio urbano de la
Mina de S. Domingos hubo una fuerte separación social de las comunidades
existentes. Por un lado, los mineros y sus familias vivían en barrios obreros
construidos “en banda”, con casitas muy pequeñas (de 14 a 20 metros cuadros,
para familiares generalmente bastante numerosas), sin ningún tipo de
condiciones de confort, con horno, aseos y letrinas comunes; por el otro lado,
los “ingleses” y altos directivos vivían en amplias mansiones con electricidad,
lujosos aseos en sus casas y agua corriente, jardines, arbolados, pista de
tenis y hasta un cementerio con el suelo importado de Inglaterra.
Cantera y agua |
Curiosamente, esta concesión de
explotación minera dentro de suelo portugués peninsular coincide en el tiempo
con la etapa álgida de la explotación colonial portuguesa en los territorios
africanos de Angola, Mozambique, Guinea y Cabo Verde, dándose la paradoja de
“colonizaje extranjero”, en tanto se “colonizaba en el extranjero”. Hablamos de
los años que van de mediados del siglo XIX a mediados del siglo XX, en que
África era una “despensa” bien surtida para los colonizadores europeos:
ingleses, franceses, belgas, alemanes, portugueses… De vida relajada, cómoda,
muy provechosa generalmente para el colonizador y, sobre todo, para los grandes
inversores europeos -tranquilamente asentados en las metrópolis-, y de
dificultades, sacrificios, explotación, miseria, para la inmensa mayoría de los
nativos, aunque no faltaban los “colaboracionistas interiores”.
La compañía británica Mason & Barry
no tenía otro objetivo en esta mina alentejana que el que Portugal tenía en las
tierras africanas ocupadas: el máximo beneficio de sus recursos, con capital
propio, pero mano de obra autóctona sometida a las más duras condiciones de
explotación.
Henrique Zarco
escribía en “Imagens do Alentejo”, de 1930 (Imprensa Artística. Colecção Amanhã.
Lisboa), sobre los mineros de S. Domingos: O
minheiro nom gana o suficiente para sí e para a familia. Luta com déficit. Que
acontece então? É isto simplesmente: o minheiro, que trabalhou durante oito
horas na contramina e que chega cá acima exausto, sem fórças nem vontade de se
mexer, tem de ir procurar nos trabalhos agrícolas o indispensável para cubrir
êsse déficit (pág. 128).
Más duro aún es Albino Forjaz de
Sampaio, que anteriormente, en 1909, denunciaba en “Crónicas inmorais”
(Libraria Clássica. Editora de A.M
Teixeira. Lisboa), en el Capítulo “Os minheiros”: S. Domingos é uma feitoria inglêsa. Tem polícia própria, armada de
belas carabinas, carabinas último modêlo para, emquanto os mineiros se estorcem
de fome, ela patrulhar, na soturnidade da noite, de dedo no gatilho, o sono dos
senhores. Os mineiros são 3.000. Trabalham uma infinidade de horas, e o salário
é pouco. Como o salário é pouco e o trabalho muito, a alimentação é má. E como
a alimentação nom presta, à saude é
péssima. Y más adelante: A canalha
revolta-se? Muito bem. Espingardeia-se. A canalha parlamenta? Acutila-se. A
canalha não tem nomem, a canalha não tem voz. A canalha é a canalha, nada mais (pág. 35).
Visito las ruinas actuales de la mina y
allí están las canteras enormes, el gran lago de aguas (testimonio de fluidos
hidrotermales responsables de los procesos físico-químicos de esta riqueza
geológica) que parecen sangre y yodo. Los restos de los muelles de carga, de
las maquinarias de elevación, de las conducciones de agua; el variado mineral
aún en las laderas, los túneles en estas rocas volcánicas y sedimentarias
paleozoicas, de unos 350 millones de años; las zonas de privilegio “colonial”,
las casitas humildes de los trabajadores…
Hablo con algunos descendientes de los
mineros. Recuerdan las penalidades de sus antecesores. Su miseria. La necesidad
de completar el sueldo con contrabando practicado en la raia/raya, labores agrícolas y otras más de
subsistencia. Evocan el bullicio poblacional de más de siete, ocho mil personas
en los alrededores, donde ahora no hay más de mil habitantes, buen número muy
envejecido, teniendo los jóvenes que buscar trabajo en los núcleos cercanos
(Beja, Serpa, Mértola…), siendo para ellos este lugar una especie de
pueblo-dormitorio. ¡Menos en el verano, en que vuelven los que marcharon tras
cerrarse la mina y sus descendientes, y que hoy residen en Francia, Bélgica,
los alrededores de Lisboa, en donde encontraron trabajo, muchos como mineros,
la profesión que bien sabían! Más de 6.000 personas -me cuentan- se reúnen en
los meses de julio y agosto. Por lo demás, un sitio “fantasmal”, lugar para el
recuerdo. Contradictorio. De explotación colonial en un país que estaba en
“otros mares” practicando la misma explotación.
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