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miércoles, 30 de enero de 2019

LA OTRA CARA DE EGIPTO. LA LUCHA POR LA VIDA.
Entradas a los templos de la ruta Luxor-Asuán-Abu Simbel
No voy a detenerme en la descripción turística, ni histórica, ni siquiera artística de Egipto. Es de sobra conocido, y cualquiera puede nutrirse de abundante información recurriendo a cualquier manual al uso o a los medios electrónicos. Ahí reproduzco algunas entradas a monumentos de las más comunes en las visitas de los  miles de turistas que deambulamos por el Nilo, esa franja fértil rodeada de imponente desierto: en el 4% del territorio residen prácticamente toda la población de Egipto, más de 120 millones de habitantes.
Barcos-hoteles turísticos en el Nilo. Ruta Luxor-Asuan
De Luxor a Asuán (Aswan) vamos cómodamente instalados en barcos-hoteles que por dentro son como un otro hotel de lujo cualquiera. Algunos más que otros, entre las decenas y decenas que se agolpan en los distintos puertos del recorrido, en que se desembarca para ver los maravillosos templos conservados. Pero...
Ganándose la vida "a toda velocidad" enganchados a los barcos-hoteles
para ofrecer tejidos y otros objetos turísticos
la imagen de "la lucha por la vida" se nos ofrece enseguida, en esos vendedores que se "enganchan" al barco con cuerdas que arrastran a sus barquichuelas. Ofrecen teles, baratijas, gritando, lanzándolas con suma habilidad a las ventanas de los camarotes a lo largo de la travesía; saben que su "peculiaridad" atrae clientes. Algo sacan; por poco que sea, es suficiente para ir tirando por la vida. No es mucho lo que se gana en Egipto... ¡el que lo gane! Unos 200 euros los abundantísimos policías que nos protegen en el recorrido; no más de 150 euros los maestros y profesores.
Cocheros "faenando" en la búsqueda de turistas
Y en cada recalada de nuestro recorrido fluvial, multitud de vendedores de recuerdos, voceando "¡a un euro!", como en los mercadillos: los visitantes europeos somos mayoría (y dentro de ellos, los españoles), seguidos de los orientales, que nos siguen ganando a la hora de tirar fotos, aunque ya nos lleven poca ventaja.
El inmenso desierto del "todo Egipto", del que únicamente se salvan los
alrededores del Nilo
Y eso, alrededor, el desierto, inmenso desierto de roca calcárea y granítica, de arena fina que vuela y empaña los paisajes. Y en ellos, nada; bueno, policías, ejército, metralletas, mamparas a prueba de balas, en los pasos de turistas, especialmente desde Asuán a Abu Simbel: 280 kilómetros en que abandonamos el barco-hotel para ir en autobús a contemplar la maravilla de los tempos excavados en la roca.
Niño-cochero conduciéndonos por las calles de Asuán
De vuelta a las ciudades, reconfortante paseos en carrozas. Bueno, más que paseos carreras entre motos, coches, autobuses, peatones... Muchos niños-cocheros. Muchos niños conduciendo motos, con tres acompañantes acomodados en ellas; también familias en los mismos aparatos: padre, madre y dos o tres niños colocados de cualquier manera. Eso sí, las furgonetas superan lo increíble: no es posible contar el número de ocupantes.
Mercado de carnes, frutas y verduras en Memphis
Y en los pueblos y ciudades que cruzamos, sus mercados naturales, los autóctonos, con esa generosa abundancia de frutas y verduras, así como reses colgadas por las patas traseras; indiferentes al polvo, al descuido urbano y ambiental. En medio del calor que ya en enero es fuerte de día: no quiero pensar en los más de cincuenta grados del verano.
Maestro en poblado nubio "ganándose la vida enseñando a escribir
árabe a los turistas
Por debajo de Asuán encontramos diversos pueblos nubios: gente desplazada, desterrada por la enorme presa de Asuán, de 500 kilómetros de longitud. Dedicados en buena parte a subsistir gracias al turismo: hasta los maestros se afanan en enseñarnos a escribir nuestros nombres en sus encerados, poniendo después la mano adelantada hacia nuestra propina.
Vivienda y "aperos de cocina" de vigilante de casa-cementerio en
la Ciudad de los Muertos de El Cairo
Habiendo aterrizado en Luxor, hecho el recorrido por el Nilo hasta Asuán, y en autobús hasta Abu Simbel (con vuelta a Asuán), toca volar hacia El Cairo. ¡Maravilla de pirámides, de templos, de museos, de fortalezas, mezquitas, sinagogas, iglesias coptas! Y allí está la inmensa y famosa Ciudad de los Muertos: viven en casas-mausoleos muchos con sus antepasados; otros, más poderosos, tienen vigilantes propios. Visitamos una de esas casas, servida por la mujer sola, viuda, que duerme en un miserable camastro -toda su habitación- y tiene los utensilios de comer al aire libre.
Vista de El Cairo, macro ciudad de 24 millones de habitantes
El Cairo es una ciudad inabarcable. Llena de movimiento, vida diurna y nocturna, vehículos de todo tipo que compiten en rapidez y pitidos de claxon. El Nilo separa a Giza (donde están las pirámides) de El Cairo, a donde se accede por autopista; pero en la autopista cada uno conduce como puede, e incluso deambulan por ella rebaños de ovejas ocupando el carril de la derecha por la mañana y el de adelantamiento por la tarde: son muy disciplinadas, no se desvían de su camino entre los vehículos.
Las abarrotadas calles de zoco cairota
Y aunque parezca imposible, en las estrechísimas calles del bazar puedo uno sentarse a tomar té y fumar una pipa, y queda espacio para que pasen -de lado- las personas. Bullicio noche y día. Alegría y sobrevivencia en la "lucha por la vida" de la que los turistas somos espectadores asombrados.

martes, 15 de enero de 2019


IGNORAR LA HISTORIA. OLVIDAR EL PASADO.

Moisés Cayetano Rosado
Doctor en Geografía e Historia

En la celebración del “I Congreso Mundial de la Ciudadanía Extremeña en el Exterior”, desde el público nos increpó airadamente un asistente, diciendo que se sentía ofendido por llamar emigrantes a los extremeños en Cataluña, pues él era un “ciudadano extremeño que se había desplazado dentro de España”, no que había emigrado.
Fue la primera vez que oí semejante argumento en los más de 45 años que llevo hablando de este tema dentro y fuera de nuestra región. Sin embargo, he vuelto a toparme con el mismo argumento en las redes sociales en distintas ocasiones desde entonces. ¡Madre mía! -pienso- cientos de trabajos universitarios, tesinas y tesis doctorales sobre movimientos migratorios interiores tendrán que ser revisadas, y ya veremos si no nos quitan a más de uno la titulación obtenida con esas investigaciones. Entonces, ¿ya no hablamos de 48% de saldo migratorio extremeño entre 1951 y 1975, sino del 6% de emigrantes: lo que marchó legalmente a Europa?
Por otra parte, cuando en algunos foros he mencionado expulsiones habidas en los años cincuenta de trabajadores con origen extremeño, andaluz, castellano… en Cataluña y Madrid, directamente se me ha dicho que es mentira. Y cuando he publicado la Disposición de 4 de octubre de 1952 del Gobernador de Barcelona ordenando la expulsión de los que allí no acreditaran vivienda y trabajo, internándolos en tanto duraba la tramitación en un Pabellón habilitado a tal fin, aún han seguido algunos negando la evidencia. Evidencia también para la provincia de Madrid que también he mostrado en el Decreto de 23 de agosto de 1975, publicado en el Boletín Oficial de la Provincia el 24 de septiembre (tres días después de que lo hiciera el Boletín Oficial del Estado).
En ese mismo Congreso, un ponente atestiguó que él había sido víctima del proceso en Barcelona, y parece que tampoco se le creyó lo suficiente. ¡Cuántos trabajadores hacían la última parte del trayecto a pie, para evitar la detención por parte de la entonces Policía Armada!
Pero como parece que lo de “negar tres veces” es una especie de maldición bíblica, también asisto últimamente a la aseveración contundente de que jamás hubo emigración ilegal a Europa. Nosotros -aseguran los convencidos de la verdad universal a través de su experiencia personal- siempre fuimos con contrato en regla, asistidos por las autoridades españolas, controlados en frontera y destino.
No vale que incluso el propio Instituto Español de Emigración (entonces encargado de la “emigración asistida”, legalizada) reconozca que entre 1961 y 1975 (los años en que hubo convenios bilaterales generalizados de prestación laboral) más del 35% de nuestra emigración fue irregular, contrastando las fuentes de padrones municipales de los lugares de recepción. No sirve que se explique que era práctica generalizada en esos años de “desarrollismo” acelerado, con premura continua por mano de obra en la industria y los servicios, que acudía desde Turquía (fundamentalmente a Alemania), España (Alemania, Francia, Suiza), Marruecos, Argelia y Portugal (estos tres esencialmente a Francia).
Precisamente el caso portugués podría servirles de reflexión: un millón y medio de emigrantes en esos quince años para una población de menos de nueve millones de habitantes, que entre 1961 y 1975 precisamente se vio envuelta en guerras coloniales con Angola (desde 1961), Guinea (desde 1963) y Mozambique (desde 1964), con masivo reclutamiento militar de población civil, dificultando extraordinariamente la salida al extranjero de los comprendidos entre 16 y 35 años de edad (los más demandados en Europa). ¿Cómo fueron casi el 40% de ellos? Pues cruzando ilegalmente las fronteras de España y Francia, en un periplo digno de novelas de aventuras en muchos de los casos.
¿Por qué hay quien se niega a aceptar que la movilidad interregional es movilidad migratoria? ¿Por qué califican de mentira las expulsiones que están acreditadas con disposiciones y decretos oficiales, aparte de testimonios personales? ¿Y por qué cerrarse en banda ante la aceptación de que nosotros también nos vimos envueltos en emigración exterior irregular (no olvidemos que la oferta laboral exterior establecía cupos inferiores a la demanda), cuando a los testimonios de los protagonistas se suman los razonamientos históricos, cual es el caso portugués y los padrones municipales de los lugares de recepción?

domingo, 6 de enero de 2019


DE TOLEDO A CUENCA, CON DESPEDIDA EN UCLÉS
Catedral de Toledo. Campanario Iglesia S. Pedro de Cuenca.
Medallón artesonado Monasterio de Uclés.
Moisés Cayetano Rosado

Termino un año de múltiples viajes con una provechosa visita a la Sierra de Cazorla, todo verdor, agua, cascadas, pueblos encantadores y castillos, entre los que me deja sin palabras ese “nido de águilas” que es el templario, con raíces musulmanas, de Iruela: pocas visitas para las muchas que merece, aunque -egoístamente- mejor es así: sobrecogedor en su grandeza silenciosa.
Y pasamos después a Porto, donde su Casco Antiguo -Patrimonio de la Humanidad- tiene desde el río una espléndida vista que es difícil olvidar; aquí sí, demasiados visitantes. Entre uno y otro, y antes y después, ese rosario de pueblos como parados en el tiempo que siembran el Alentejo, por otra parte cada vez más alarmantemente despoblado.
Pero ahora toca, inaugurado el año, un viaje relámpago que nos lleva a pasar el día en Toledo, para recalar con algo más de calma en Cuenca y su Serranía, con una vuelta admirativa al monasterio de Uclés.
Toledo -ciudad Patrimonio de la Humanidad- es cada vez más una ciudad de visita complicada. El turismo lo acapara, abarrota todo, y pienso que en la calle es difícil encontrar algún nativo; desde luego, hay menos que visitantes orientales, que en grandes grupos invaden iglesias, museos, comercios y el Alcázar, tan difícil, imposible, contemplar desde dentro de la ciudad, dados los abusivos anexos que se le han adosado para instalar el Museo Militar que, junto a la Biblioteca Pública, lo ocupa por completo.
El Alcázar ya “no es lo que era”. Aquella exhibición de heroísmo y orgullo nacionalista, enfrentado a las hordas rojas asediadoras y crueles, con un valor que nos mostraban en ruinas el asedio, la desgarradora conversación del coronel Moscardó con su hijo apresado y sacrificado por el honor patrio… Ahora, mucho armamento, trajes militares, medallas, escuderías, etc. bien seriados y explicados, pero cuidando la “corrección política”, tras tantos años de ardor guerrero en el bastión que no se rindió a la barbarie y esas cosas que tanto se exhibían con todo lujo de detalles.
Me gusta la estación de ferrocarril de Toledo. Al ir hacia Cuenca es la última vista que nos ofrece la ciudad. De un neomudéjar hecho a conciencia, con fachada llena de arcos y ventanas polilobulados; mucho adorno geométrico y ladrillo de buen porte. Además, de eficaces líneas de enlace, que para el que procede de una tierra maltratada de trenes del siglo XIX (Extremadura), constituyen un tesoro lejos de nuestro alcance.
Y cuando llegas a Cuenca y asciendes serpenteando monte arriba hasta el Casco Antiguo, ¿qué es lo que sorprenden en especial? Las hoces de sus dos ríos, el Huécar y el Júcar -del que el primero es afluente-, que lo abrazan, lo levantan increíblemente a considerable altura, casi en el vacío, formando sendos cañones de más de cien metros de profundidad.
Pasear en la noche, por las callejuelas que dan a ambas gargantas, asomarse al precipicio por el cercado que en algunos lugares casi cuelga en el vacío, resulta sobrecogedor. Pero en la mañana del invierno, con heladas nocturnas de -6º, nos ofrece una visión casi irreal. ¡No en vano también esta ciudad es Patrimonio de la Humanidad! A esta belleza natural, que el agua ha excavado en la piedra calcárea y en los bancales arcillosos, se une la armonía de sus palacios, palacetes, caserones, iglesias, conventos, plazoletas, y esa hermosa catedral donde el gótico anglo y franconormando adquiere una belleza que en su doble girola se hace sublime.
Hacer senderismo por el borde limitador del Casco Antiguo, bajar la pendiente hasta los ríos, contemplar el paisaje urbano interior, de sabor medieval, y el paisaje exterior, de fuerte componente kárstico, modelado, torneado, estratificado a lo largo de casi un centenar de millones de años, es una experiencia altamente recomendable.
Y a continuación, lo es la visita a la “inevitable” y cercana Ciudad Encantada, iniciando por el sur la Serranía de Cuenca, donde nos esperan gratas sorpresas, como es esa propia Ciudad al sur y el nacimiento del río Cuervo al norte.
La Ciudad Encantada, fondo del mar de Thetis hace 90 millones de años, acumuló a lo largo de más de 50 millones de años los depósitos de esqueletos de corales, algas, crustáceos y mariscos, así como sales marinas carbonatadas, que con la orogenia alpina ascendieron y se elevador hasta más de 1.000 metros sobre el nivel del mar, plegándose los estratos, que luego serían erosionados por los agentes atmosféricos: agua de lluvia, hielo, viento, corrientes fluviales, acción invasora de la vegetación rastrera y arbórea (en especial pinos), así como la propia actuación de la fauna que lo habitaba, de la que quedan jabalíes y ciervos por la Serranía.
Muchas películas de aventuras se han filmado en este espacio encantado, sobresaliendo la de “Conan el Bárbaro”, con la imponente interpretación de Arnold Schwarzenegguer deambulando por las caprichosas formaciones rocosas.
Toda la Serranía, Parque Natural, es un espacio de verdor, de pinos de gran porte, de pueblecitos disimulados en los valles, de riachuelos con aguas heladas en este mes de enero, llegando a la culminación de la explosión de vida vegetal y saltos acuáticos en el nacimiento del río Júcar y, sobre todo, del río Cuervo, que alcanza una soberbia belleza, precipitándose los chorros semihelados monte abajo en diversas cascadas que han merecido la declaración de Monumento Nacional en 1999. La abundancia de carbonato cálcico disuelto hace que se superpongan estalactitas y estalagmitas en las múltiples cavidades del corte de montaña, recubiertas de musgo y, ahora, de hielo, como cristales transparentes.
Bien merece tanta belleza acompañarla con un receso para tomar un ajo arriero (patatas, huevo, ajo y aceite, en frío), seguido de morteruelo (carne e hígado de cerdo, pollo, conejo, volatería y otra carne de caza, desmenuzadas y fritas) y zarajos (intestinos de cordero lechal enrollados en sarmientos, asados al horno), para terminar con un poco de alajú (almendra y miel). Y si hace falta, para reforzar, un asado completo de churrasco, embutidos y panceta
Volvemos a nuestra tierra pasando por Uclés, cuyo monasterio sería casa matriz de la Orden de Santiago, bajo cesión del rey Alfonso VIII, quedando solamente de la primera época tres torres y restos de muralla. En la actualidad, nos ofrece un extraordinario repaso a la historia del arte fundamentalmente plateresco, herreriano, barroco y churrigueresco (en su sorprendente fachada principal), yendo sus sucesivas aportaciones desde el reinado de Carlos I (1529) hasta el de Felipe V (1735). Entre 1939 y 1943 fue prisión política, pasando en 1949 a seminario menor.
Escapada ésta, primera del año, que ha de ser seguida por otras más cortas y más lejanas, dentro y fuera de nuestros límites, y espero que al alcance de nuestras limitaciones.

martes, 1 de enero de 2019


NÚMERO 19 DE LA REVISTA DEL CEAMA: CULMINACIÓN DE LO BIEN HECHO.

Moisés Cayetano Rosado

Saca a la luz la Câmara Municipal de Almedia un segundo número en 2018 de su Revista del Centro de Estudos de Arquitectura Militar (CEAMA): el 19 de su colección, imprescindible para los estudiosos y amantes de la Raia/Raya y la arquitectura militar en general, así como para los seguidores de las fortificaciones luso-hispanas en particular, todo lo cual tiene una obligada referencia anual en sus Seminários Internacionales, que el pasado mes de agosto cumplieron su XII edición.
Es de admirar la perseverancia, el esfuerzo que realiza este ejemplar municipio rayano, líder peninsular en los estudios temáticos más atrás referidos. E increíble resulta el tesón de su coordinador y guía de todos los procesos, el Consultor de Almeida, doctor arquitecto João Campos, cuyo entusiasmo no decae a pesar de las dificultades que entraña esta labor ingente, que encontró siempre apoyo en el anterior Presidente da Câmara Municipal, António Baptista Ribeiro, y en el actual, António José Monteiro Machado.
A lo largo de sus 190 páginas -presentadas en portugués o español (según los distintos autores), con traducción al inglés- se nos da cuenta esencialmente de las Actas do XII Seminário Internacional do Centro de Estudos de Arquitectura Militar de Almeida, con ponencias y reflexiones de los especialistas participantes, así como otros trabajos firmados por el mismo João Campos y otros integrantes y colaboradores del CEAMA.
Abre el número el Presidente da Câmara Municipal, celebrando el Seminário que discurrió en el pasado agosto y apostando por el gran desafío de llevar a término la Candidatura a Patrimonio Mundial de las “Fortaleza Abaluartadas da Raia”, el gran objetivo en que Almeida lleva empeñada tantos años.
João Campos y Ana Gesta Santos nos presentan a continuación un seductor proyecto: “Um desenho novo para o Largo do Padrão dos Centenários, às Portas interiores de Santo António”, espacio esencial del interior de la fortaleza, necesitado de una revalorización.
Enseguida vienen las reflexiones de los especialistas presentes en el XII Seminário, centradas en uno de los temas que más discusión suscitó en el mismo: los conceptos de Raia/Raya y Fronteira/Frontera, sobre lo que presentan sus textos Rui Loza, Moisés Cayetano Rosado, Fernando Cobos, Francisco Bilou, Margarida Alçada, Rui Carita, Isabel Magalhães, João Campos y Adelino de Matos Coelho (éste último, con un trabajo de mayor extensión, con rico aporte documental y cartográfico, y específica reflexión sobre los Tratados de Límites de 1864 y el Convenio de 1926). La particularidad de nuestra insistencia en denominar como “Raia/Raya” a la frontera luso-española, así como la denominación de “Fortificaciones abaluartadas”, tienen difícil encaje en su traducción a otros idiomas, por lo que se hacía preciso perfilar su conceptualización, que aparte de la significación de “límite”, generaliza la inclusión de un espacio indefinido en cuanto a que Raia/Raya posee una amplia significación no solamente política sino sociológica, económica, de relaciones humanas, intercambios…, de mayor riqueza; en cuanto a las fortificaciones abaluartadas, va más allá de los vocablos limitativos de “fuertes”, “plazas fuertes” y “bastiones”.
Dos sustanciales textos prosiguen en la publicación, correspondiente a las dos ponencias-marco presentadas en el XII Seminário: “Construção da fronteira e génese da fortificação abaluartada em França (séculos XVI-XVII)”, del historiador parisino de fortificaciones Nicolas Faucherre, cuyo título en inglés (traducido del francés por el editor) es bien significativo de lo que venimos diciendo: “Borders construction and the génesis of the bulwark fortification in France (16th-17th centuries)”. Y “El plan estratégico de Jorge Próspero Verboom en la frontera Hispano-Francesa Occidental (1725-176)”, del doctor arquitecto español Víctor Echarri Iribarren.
Nicolas Faucherre presenta un complejo trabajo sobre la evolución de las fortificaciones fronterizas francesas en los siglos del cambio de modelo constructivo fortificado, a medida que aumentaba la potencia de la pirobalística, así como las modificaciones de las fronteras francesas desde el año 985 al 1947, o sea, todo su deambular en la configuración del estado francés. Se detiene -tras un repaso a las actuaciones precedentes- en la labor crucial del ingeniero francés Sebastien Le Prestre de Vauban (1633-1707), sus tres sistemas básicos y sus aportaciones no solamente en cuanto a la construcción de fortalezas, sino a los sistemas de ataque y defensa, así como del urbanismo de las plazas en general y de la construcción de cuarteles en particular, todo lo cual marca una especie de “antes y después” en la forma de atacar, defender, construir y dotar interiormente a estas construcciones.
Víctor Echarri Iribarren se centraría precisamente en ese “alumno” especialmente dotado de Vauban, Jorge Próspero Verboom, que tuvo en su padre, Cornelio Verboom, igualmente un maestro estimable. Aparte de historiar su recorrido profesional como ingeniero general en España, muestra con detalle sus proyectos y realizaciones para Alicante (1721), Ceuta  (1722-1723), Fuenterrabía (1725), San Sebastián (1726), y especialmente Pamplona, a partir de 1726, modernizando y diversificando sus fortificaciones urbanas y exteriores. Precisamente su aporte en el diseño y construcción de fuertes avanzados en lugares estratégicos sería una de sus mayores contribuciones, evitando de este modo el acercamiento enemigo, siendo defendibles desde el recinto principal, al tiempo que se flanquean mutuamente.
Otras colaboraciones de esta nueva edición de la Revista, al margen del Seminário Internacional, son: la del historiador evorense Francisco Bilou sobre “Mateus de Couto e as fortificações de Lisboa e Nazaré. Alguns documentos inéditos, en que también da cuenta de su labor en el Alentenjo y costa alrededor de Lisboa. La del general de caballería retirado, nacido en Aldea del Obispo, Carlos Bravo Guerreira, sobre “La estrategia de las fortificaciones”, distinguiendo conceptualmente entre estrategia, táctica y poliorcética, ejemplificado fundamentalmente en las Invasiones Francesas y la Linha de Torres Vedras (1810-1811). La conjunta de Paula Sousa, Paula Ruivo, Elsa Amaral, Joaquim Guedes y João Campos, reivindicando la figura y el honor de “O Tenente-Rei Francisco Bernardo da Costa e Almeida. Um mártir ignorado injustamente”, y referida a una exposición al efecto llevada a cabo en el Museu Histórico-Militar de Almeida, en que se extiende sobre el papel de este militar defensor de la plaza, que hubo de rendirla tras la explosión del castillo el 16 de agosto de 1810, por lo que fue condenado posteriormente a muerte.
Finaliza el número con un curioso e interesante trabajo del historiador Carlos Alberto Chorão Teles, docente en Almeida, sobre “Toiros na Raia de Almeida/Sabugal (Guarda) e de Salamanca (Castilla y León)”, en el que nos muestra lo enraizado en este espacio rayano de las corridas de toros y capeas, formando parte de la cultura transfronteriza, que se pierde “en la noche de los tiempos”, heredándola de nuestra más remota historia mediterránea.
La versión electrónica de este número, en PDF, puede ser consultada en el Documento 103 del enlace http://moisescayetanorosado.blogspot.com/p/paginaprueba.html. En dicho enlace también se pueden obtener diversos números anteriores de la Revista del CEAMA.