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viernes, 11 de diciembre de 2020

 POEMAS DE MANUEL PACHECO FORJADOS POR JUAN GAMINO

Inaugurada con brillantez en el Espacio CB Arte, de Badajoz la exposición escultórica de Juan Gamino, con obras magistrales que ilustran poemas de Manuel Pacheco, homenajeando el centenario de su nacimiento. Extraordinaria disposición de paneles con fotos envidiables de Pepe Calero y José Bayón, los poemas que sirvieron de inspiración y las obras originales. Abrieron el acto inaugural el Director General de la Fundación Caja Badajoz (impulsora y patrocinadora de la exposición y catálogo), Emilio Jiménez; la Concejala de Cultura del Ayuntamiento de Badajoz, Paloma Morcillo; el hijo del poeta, Manuel Pacheco Cañón, y el propio escultor.
Me hicieron el honor de abrir la presentación del catálogo que se ha impreso, con todo lujo de detalles. Aquí va mi aportación:

Cuando empezaba a frecuentar la casa de Manuel Pacheco, a finales de los años sesenta del pasado siglo, me parecía que entraba en un templo del arte, en medio de la sencillez de una salita estrecha, fortificadas sus paredes por libros y revistas, y defendidas desde la mesa-camilla por una antigua máquina de escribir.

Pacheco y su inseparable mujer, Manola, eran como una torrentera de palabras, en donde el verso, la música y el cine fluían como lava volcánica, imponiéndose al entorno humilde, que así quedaba enriquecido por el milagro comunicativo, impetuoso y jovial.

La voz de Pacheco fue siempre cavernosa, como la hubiera querido Platón para su mito. Y sus poemas, fuertemente alambicados con herramientas misteriosas de metáforas, símbolos, imágenes inéditas, donde el azul y los arcángeles sobrevolaban en las tardes que nos pasaban sin ser conscientes del tiempo transcurrido.

Luego musicarían sus versos cantantes, cantautores que supieron bucear en la profundidad de sus mensajes, destacando el disco-homenaje “Cantares de ojos abiertos”, de José Antonio Espinosa. También se llevaron a los lienzos de pintores tan destacados e íntimos para el poeta como Vaquero Poblador, o más recientemente a collages de su “discípulo” querido, Pedro de las Heras.

A ello se han unido otros artistas inspirados en su creatividad, y rendidos a su magia alternante entre el realismo crudo, el surrealismo expresionista, la musicalidad simbolista, el misticismo “laico”. Y el reflejo de un mundo tan diverso y rico, se nos presentan en las obras forjadas por la compleja fragua/taller de Juan Gamino, un escultor sorprendente que hace del metal más duro materia moldeable como si fuera plastilina, desde volúmenes abstractos de gruesas líneas sinuosas hasta figuras estilizadas, depuradas al mínimo de materia a base de soldaduras, y que devuelve a la vida y al milagro del arte raíces olvidadas y materia vegetal inerte.

Juan Gamino lee, relee, vuelve una y otra vez sobre los innumerables poemas de Manuel Pacheco, buscando inspiración, transformando la palabra escrita en dura materia forjada, moldeada, soldada, con amor y dolor. Con misteriosa identificación, plasmación material de la espiritualidad del verso, al que homenajea y redondea. ¡Feliz “encuentro” de poeta y escultor en el mundo del Arte con mayúsculas, que en esta entrega viene abrillantada por las fotos magistrales de Pepe Calero y José Bayón!

Moisés Cayetano Rosado

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