UN DÍA MÁS CON VIDA
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Moisés Cayetano
Rosado
El periodista polaco Ryszard Kapuscinsky (“Ricardo”) fue uno de los reporteros de guerra más activos y prolíficos del siglo XX, y entre los muchos conflictos que cubrió está el de la guerra en Angola en 1975, cuando iniciado el proceso de la independencia como colonia portuguesa se juegan el poder tres movimientos político-militares: el MPLA (Movimento Popular de Libertação de Angola, apoyado por la URSS y Cuba), el FNLA (Frente Nacional de Libertação de Angola, apoyado por EE.UU. y Sudáfrica) y UNITA (União Nacional para a Independência Total de Angola, desgajado del anterior y con similares apoyos).
El apasionante relato autobiográfico del reportero ha dado lugar en 2018 a una extraordinaria película (dirigida por Raúl de la Fuente y Damián Nenow), donde alternan la narración de los hechos del momento, en cine de animación, con testimonios audiovisuales actuales de algunos de los protagonistas que conoció “Ricardo” en aquel año inicial del conflicto que se extendería durante 27 años. Muy premiado en 2018 y 2019, TVE2 emitió la película en la noche del 21 de marzo pasado, y la mantiene completa en su programación “a la carta”.
El reportero no se conformó con relatar la guerra desde Luanda sino que se arriesgó a lo más peligroso: ir al Frente Sur, en la frontera con Sudáfrica, donde un legendario guerrillero frenaba el avance de las tropas del FNLA, armada por el país vecino y por la CIA, dispuestos a implantar en Angola el mismo sistema de “aparteind”, de “poder blanco”, evitando la creación de un estado con influencia marxista-leninista, que representaba el MPLA.
Las terribles dificultades que atravesó hasta llegar allí, las destrucciones que vio, las horribles “carnicerías humanas” que contempló en pueblos, carreteras, caminos… horrorizaron al experimentado periodista, que iba buscando al mítico comandante “Farrusco”. A él le conduce una joven guerrillera angoleña de gran temple, Carlota, dura como jefe de grupo y extraordinariamente sensible cuando hablaba de sus ideales, de su sueño de ser enfermera y su obsesión por curar, educar, alimentar a la infancia desvalida. La muerte en combate de Carlota le supondrá un duro golpe, del que solamente se repondrá parcialmente al conocer a “Farrusco”, con el que conversa largamente sobre las aspiraciones del MPLA para una Angola socialista, revolucionaria, justa, solidaria, asediada por los poderes capitalistas que anhelaban los diamantes, el petróleo del rico subsuelo del país.Es necesario indicar que el líder guerrillero “Farrusco” era un portugués que llegó a Angola como comando (fuerzas especiales). Desertó de su ejército, pasándose a las líneas enemigas, entendiendo que “o lado certo”, la razón y la justicia se encontraba con la guerrilla liberadora, la guerrilla revolucionaria.
Este tipo de actitudes no está suficientemente estudiado, o al menos no tanto como el resto de las emprendidas por los portugueses implicados en los conflictos coloniales de 1961-1975. Sí se conoce bien a los que durante todo el proceso bélico, e incluso después, han mantenido -y mantienen- la idea de un “Portugal Imperial, do Minho até Timor”; también a los que se convencieron durante el proceso de estar del lado errado y conspiraron para acabar con este “estado a que chegamos” (que dijo Salgueiro Maia al arengar a sus subordinados en la Escola Prática de Cavalaria, cuando iba a iniciarse la Revolução de Abril); e incluso a los que decidieron desertar y marchar “ao salto” para Francia antes de enrolarse obligados en el ejército, o estando ya en los escenarios bélicos optaron por abandonar las zonas de combate, exiliándose. Pero aquellos que combatieron al lado del “enemigo al que fueron a enfrentarse en principio” es un caso necesario de profundizar.
En el film, “Farrusco”, vivo y en buena forma física y mental al grabársele, mantiene su convencimiento de que hizo lo debido, sintiéndose satisfecho de su decisión… que le supuso tanto sacrificio, incluido el de la muerte de su hijo a manos de elementos de los movimientos enemigos, como venganza.
Pero también en el film hay un testimonio estremecedor de quien acompañó a “Ricardo” en su viaje al Frente Sur y arriesgó con él su vida: el periodista angoleño Artur Queiroz, que al final del largometraje declara: “Ao longo do caminho todos os meus ideais foram arrasados. Eu sou o grande perdedor. Onde está a sociedade igualitária? Onde estão meus irmãos sem fome? E o socialismo? E a revolução?”.
Angola se sumió en la guerra, en el terror, en la miseria, de la
que unos pocos sí sacaron grandes beneficios.
Unos pocos de dentro y de fuera del país sacrificado. Kissinger declaraba que no podía consentir que la URSS y Cuba se
apoderaran de Angola: “We will
resist, without the slightest doubt (resistiremos, sin la menor duda)”, y se volcaron sin restricciones; la URSS se desentendió en cierta medida,
y en cambio Fidel Castro declararía que “Nosotros no buscamos petróleo, diamantes,
ningún elemento material; implicarnos es un elemental deber internacionalista”.
El
MPLA ha gobernado todos estos años en Angola. Al morir el primer Presidente, Agostinho Neto, en 1979, le sucede José
Eduardo dos Santos, que se mantiene en la Presidencia hasta 2017, en que le
releva su correligionario João Lourenço. Su larguísimo mandato se ha visto envuelto en continuas
acusaciones de corrupción extrema, enriquecimiento familiar desmedido y silenciamiento
de la oposición, en tanto la inmensa
mayoría de la población vive una situación de pobreza extrema. ¡Cómo no
entender el desaliento de Artur Queiroz! ¿Qué hubiera pensado y hecho aquella
guerrillera, Carlota, que aspiraba a ser una humilde enfermera cuando acabara
la guerra?
La
película es una obra artísticamente notable. Y testimonialmente desgarradora,
por lo que muestra y por lo que los personajes históricos dan a entender con su
desaliento (Artur) o su “triste mirada” al relatar lo que pasó (“Farrusco”).