JUBILACIÓN
Cuando leí por primera vez aquellos versos iniciales de Dámaso Alonso: Alégrate, Dámaso,/ porque pronto vendrá la primavera,/ y tienes veinte años, recuerdo que me dije: "Aún me queda mucho, pero yo también tendré veinte años".
Veinte años cumplí estando de maestro en Barcelona. Y, como León Felipe, Después... ya no he vuelto a echar el ancla. Hasta ahora. Hasta este momento en que cumplí los sesenta, y no tardará mucho en volver la primavera.
Siempre parece que fue ayer. Te das la vuelta y está ese ayer a un paso de la mano. Y te das otra vuelta y estás aquí, con una carga increíble de tiempo a las espaldas. Lo bueno es que esa carga sea leve, nos parezca leve y la sintamos etérea, como una niebla fina que un nuevo sol deshaga.
Con ese sentimiento hoy, 10 de enero, dejo -"voluntariamente aceptado"- mi compromiso docente institucional, reglado, grato a veces, duro en otras ocasiones. Ha merecido, en cualquier caso, vivirlo, como me merece ahora dejarlo, a cambio de proyectos sin deberes impuestos, horarios y presiones.
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