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martes, 1 de mayo de 2012

¿QUIÉN TIENE LA CULPA DE LA MALA SITUACIÓN ESPAÑOLA?

Moisés Cayetano Rosado

        Acabo de oír una acusación de culpabilidad ingeniosa con respecto a la profunda y continuamente agravada crisis económica de España: “la responsabilidad no es de Rajoy, sino de Ángela Merkel”, me ilustra mi interlocutor, completamente convencido de la bondad del dirigente español y la maldad de la líder alemana. Tiempo atrás, echaba pestes de Zapatero, porque nos estaba llevando al abismo, con sus medidas, produzco de una innata maldad.
       
        - ¿Cómo es eso?, indago.
        - Porque Rajoy lo único que está haciendo es seguir las indicaciones de Merkel, sin remedio. Me lo dice tan tranquilo. Y se queda tan pancho.

        Esto me recuerda al razonamiento de otro singular contertulio que ante una aberración de un comunista sentenciaba: “¿Lo ves?, así son los comunistas de retorcidos, malvados y repulsivos”. Sin embargo, ante una conducta censurable, escandalosa, de un correligionario católico decía: “Esta es la cruz que tenemos: una oveja negra que empaña nuestra conducta colectiva ejemplarizante”.
Es decir, los cercanos a uno jamás tienen la responsabilidad de lo que ocurre; los otros, son exclusivos culpables de lo malo que pase. Y si alguien de los nuestros se desvía (puede que le toque a Rajoy, si sigue por el camino que ha iniciado), él es un “garbanzo negro”, dentro de nuestro impoluto conjunto.

        Pero, ¿será realmente así la cuestión española? ¿De esa guisa personalista de malos a los que conseguimos quitarnos del medio y buenos bobaliconamente obedientes al de fuera?

        Yo creo que Zapatero tomó medidas “contra natura” en un momento en que ya tenía un pie fuera y el otro casi también. Tal vez por pasar a la historia como un “estadista responsable”. Pienso que estaba fuera de lugar aquella rebaja de los sueldos a los funcionarios, la congelación a los pensionistas, la facilitación del despido barato que inició, los recortes al estado del bienestar que comenzó a trazar: le dio en bandeja a la oposición argumentos para aquellos momentos y para los futuros. Rompió con los ideales socialdemócratas, como sus antecesores lo habían hecho con los postulados socialistas.

        Pero luego vino Rajoy, como un nuevo “hacedor de la lluvia”, que iba a sacarnos en un plis-plas del atolladero, y lo que está decretando es más medidas de ajuste, más contención del gasto, del empleo público, de la inversión, al tiempo que mayores recortes en educación, sanidad, asistencia social, cultura, etc.: o sea, hachazos al estado del bienestar, que parecía irrenunciable.

        ¿Quién tiene la culpa? Observemos cómo se van de rositas, o mejor cómo se siguen llevando la parte del león los que estaban en el medio de la refriega que ocasionó la crisis: los grandes bancos nacionales e internacionales. Esos que especulan con todo tipo de negocios, transparentes y oscuros, sin cortapisas de fronteras; esos que daban préstamos hipotecarios y para gastos suntuarios alegremente, convenciendo a las familias de que todos podemos ser especuladores y comprar, vender, recomprar, revender al infinito, siempre ganando; esos que, aprovechando los planes urbanísticos relajados de gobierno central, comunidades autónomas y ayuntamientos, invirtieron en suelo, ladrillo y complejos lujosos, arrastrando a ello a todo tipo de inversores y consumidores, obnubilados por la ganancia rápida y fácil.

        Hemos vivido tiempos de especulación galopante, relajamiento irresponsable; de negocios y dinero fácil donde lo estructuralmente productivo brillaba por su ausencia; desprecio a la formación personal-profesional de los jóvenes, que se colocaban enseguida en un mercado ligado a la construcción y servicios variados ganando más que sus compañeros universitarios. Hemos sido “la Europa de los felices años ochenta y noventa”, especialmente los del Mediterráneo, que pasamos de emigrantes laborales no cualificados a receptores de emigrantes venidos desde casi todos los puntos del planeta ante el cuerno de la abundancia que luego no era tal.

        ¿Es la culpa de Merkel? ¿De Zapatero? ¿De Rajoy? No nos pongamos a discutir sobre si son galgos o podencos. Ahora se trata de repensar el Estado, reconstruirlo, rehacer su protagonismo en la reactivación económica, conociendo donde han estado los fallos, quiénes son los carroñeros; actuar con la justicia social que corresponde, luchando por salir de la crisis con el esfuerzo y sacrificio de todos, pero sabiendo que su peso no puede recaer en los eslabones más débiles de la cadena sino en los garfios poderosos que tiran de la misma, sabiéndolos detectar, limitar su dinámica de asumir la propia soberanía de la nación y controlar su desenvolvimiento de voracidad depredadora.

MOISÉS CAYETANO ROSADO
moisescayetanorosado.blogspot.com

Martes. 1 de mayo de 2012

1 comentario:

  1. No hay diferencias sustanciales entre Zapatero y Rajoy, PP o PSOE, ambos hacen al misma política. Querer pensar lo contrario es engañarse o tirar balones fuera.

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