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jueves, 6 de septiembre de 2012


¿HASTA CUÁNDO LA CRISIS?

El grupo decisorio es un manojo solo de grandes potentados, que podrían ser barridos con un soplo, de no ser por la red clientelar de la que siempre saben rodearse. Señores y mesnadas forman un buen equipo, que todo lo manejan.
Ahora toca otra crisis nuevamente, para poner las cosas en su sitio.  Ha sido así de siempre, rasgando los velos de la historia. Y entre las más recientes, recordemos la de 1929, que venía a dar al traste con los “felices años veinte”, en los que parecía que había llegado para siempre la prosperidad y que terminaría universalizando el bienestar. O más cercanamente, la de 1973, que rebotó con más fuerza todavía en 1979. ¡Ya está bien -dirían los forajidos encumbrados- de tanto boom desarrollista! Que aunque era desigual y movilizó a tanta población camino del éxodo migratorio, llevó la esperanza a gran número de hogares.
Tras unos años de escarmiento, retornaría la bonanza, con nuevos avances decisivos… pero siempre estaba ahí la tremenda guadaña de los fuertes, sin miramientos, sin escrúpulos. Y ahora, con el final de siglo parecía que el estado social y de derecho se asentaba (en la franja de lo que llamamos “Mundo desarrollado”), lo cual les resultó a la postre más que peligroso: educación generalizada y gratuita; cultura accesible para todos; universalización de los servicios sanitarios en la vanguardia de occidente; vivienda al alcance de cada vez más manos; seguridad de subsidio en la vejez; popularización de los viajes de placer y del turismo; suavización de las jornadas laborales, acortadas, al tiempo que se extendían las vacaciones; empleo razonablemente estable; sueldos tendiendo a suficientes; fortaleza de formaciones políticas y sindicales que apostaban –moderadamente- por la dignidad de los trabajadores, de las personas todas… Demasiadas “conquista” que había que laminar.
Y llega así la nueva crisis, a poco de comenzar el siglo XXI, renovando escarmientos y volviendo a colocar las cosas en su sitio: reforma laboral, conformando otra vez el necesario ejército de parados; medidas económicas, para meter mano en los bolsillos de las masas ya desprevenidas; recortes sanitarios, educativos, culturales, sociales, ciudadanos… colocando a millones de personas en la miseria de la que se “atrevieron” a salir, pidiendo derechos humanos, dignidad, tal como afirman los acuerdos mundiales, hechos para leer, que no para cumplirlos.
Sí, como en cada crisis, lección para dejar sentado que quien manda son ellos: los sin escrúpulos, los sin conciencia, los jugadores de vidas y haciendas de los otros, con su especulación bursátil, sus inversiones fraudulentas, sus acuerdos ficticios, sus gigantescos movimientos virtuales de capital, sus bancos usureros conniventes con políticos de grandes tragaderas, sus “primas de riesgo”, su manipulación, su heladora crueldad, ese sadismo que solo se tranquiliza ante el sometimiento.
¿Hasta cuándo la crisis? Pues hasta cuando ese grupo malvado -que desde sus despachos sin patria maneja las finanzas y el discurrir del mundo- se quede convencido de que han llenado el campo de batalla de sangre, de sudor y de lágrimas, y toque otra vez levantarse pacientemente -humilde, resignadamente, para su gusto- desde el yermo de la desolación y las cenizas. Luego, cuando la mayoría vaya tomando “carrerilla”, de nuevo abrirán un socavón en el que hinquemos la cabeza: otra vez, el ciclo de la historia volverá a repetirse a su placer.
MOISÉS CAYETANO ROSADO

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