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miércoles, 7 de agosto de 2013

INAUGURACIÓN DE OBRAS PÚBLICAS Y FIGURONEO POLÍTICO
 
Moisés Cayetano Rosado

Leo en las placas conmemorativas de la inauguración de obras públicas siempre la misma cantinela: “Esta obra fue inaugurada por el Excmo. Sr. Presidente de… la República (o el Rey), del Gobierno, de la Junta, de la Diputación, del Ayuntamiento (o Câmara Municipal), etc.”.
Entonces me vienen a la memoria los versos de Bertolt Brecht en su poema Preguntas de un obrero que lee:
¿Quién construyó Tebas, la de las Siete Puertas?
En los libros figuran sólo los nombres de reyes.
¿Acaso arrastraron ellos bloques de piedra?
Más adelante:
Y Babilonia, mil veces destruida, ¿quién la volvió a levantar otras tantas?
El joven Alejandro conquistó la India. ¿Él sólo?
César venció a los galos. ¿No llevaba siquiera a un cocinero?

O finalmente:
Un triunfo en cada página. ¿Quién preparaba los festines?
Un gran hombre cada diez años. ¿Quién pagaba los gastos?
A tantas historias, tantas preguntas.

¿Será que los distintos presidentes, alcaldes y otros gerifaltes se las compusieron solos para hacer semejantes obras o que las sufragaron con su propio dinero generosamente? ¿Será -si no- que como los reyes de Tebas, como los de Babilonia, como el joven Alejandro o tantos triunfadores, figuran en las leyendas habiéndose olvidado de las multitudes que arrastraron las piedras, levantaron paredes, cocinaron durante las agotadoras actuaciones, pagaron los platos rotos sin figurar con nombres y apellidos?
¿No habéis visto esas ridículas imágines del gerifalte ataviado con casco de obrero echando una palada de tierra en el hueco abierto para los cimientos? ¿O colocando un ladrillo, con paleta y torpeza, y sonriendo?
¿Quién prepara los festines? ¿Quién paga los gastos? Sin duda alguna, ese pueblo anónimo y sufrido que está detrás de tanto “papagayo de pirata” que se nos sube al hombro y se engrandece en su necio protagonismo personal.
Sin embargo, paseando por las orillas del río Umia, entre su espléndido verdor, sus cascadas, sus remansos de paz, he visto una placa en mármol sobre granito que me llama poderosamente la atención: Esta senda fue inaugurada por los vecinos y vecinas de Vilanova, Cambados y Ribadumia con la colaboración de la Junta de Galicia, Diputación de Pontevedra y Concejos en el marco del Plan de Regeneración del río Umia (traduzco al castellano del original gallego), fechada el Día de la Constitución, a 6 de diciembre de 2011.

Por fin algo acertado, sensato, justo, ajustado y necesario: reconocer el protagonismo de los auténticos constructores, de los conquistadores, cocineros, pagadores de la historia: el pueblo, la gente sencilla, vecinos y vecinas, a los que las autoridades prestan amparo, apoyo, colaboración y no dan de codazos para salir siempre reinando en las noticias, como si fueran señores de vasallos, padrecitos y condescendientes protectores.

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