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viernes, 25 de julio de 2014

PLAYITA, CERVECITA, TORTILLITA… BARRIGUITA


Moisés Cayetano Rosado

Es maravilloso el poder de la televisión.  Paso de un canal a otro y veo uno de esos programas de verano que parecen siempre el mismo año tras año: en la playa marítima o fluvial, un grupo de personas encantadas de haberse conocido hacen monerías ante la cámara. Hablan de lo bien que se lo están pasando, y salen los diminutivos cariñosos: la playita, el bañito, la cervecita, el bocadito de tortillita, los pinchitos… Y ríen a carcajadas mientras lucen sus barrigas prominentes, sus grasas desbordadas por el pecho, la papada, laterales, bajo vientre…

Me estimula tanto que de vez en cuando busco un nuevo capítulo del simpático culebrón. ¡Y es que me cuesta tanto ir a las sesiones del gimnasio! ¡Me resulta tan sacrificado frenarme en la buena comida, en el frescor de la bebida tan compensadora en medio del calor! Pero claro, viendo lo patético de la representación, su realismo lamentable, me voy de cabeza a los aparatajes deportivos y retiro con decisión parte del plato y la botella semihelada, como un niño al que se le amenaza con el coco. ¡Poderosa magia de la televisión!

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