PLAYITA,
CERVECITA, TORTILLITA… BARRIGUITA
Moisés Cayetano
Rosado
Es maravilloso el poder de la televisión. Paso de un canal a otro y veo uno de esos
programas de verano que parecen siempre el mismo año tras año: en la playa
marítima o fluvial, un grupo de personas encantadas de haberse conocido hacen
monerías ante la cámara. Hablan de lo bien que se lo están pasando, y salen los
diminutivos cariñosos: la playita, el bañito, la cervecita, el bocadito de
tortillita, los pinchitos… Y ríen a carcajadas mientras lucen sus barrigas
prominentes, sus grasas desbordadas por el pecho, la papada, laterales, bajo
vientre…
Me estimula tanto que de vez en cuando busco un
nuevo capítulo del simpático culebrón. ¡Y es que me cuesta tanto ir a las
sesiones del gimnasio! ¡Me resulta tan sacrificado frenarme en la buena comida,
en el frescor de la bebida tan compensadora en medio del calor! Pero claro,
viendo lo patético de la representación, su realismo lamentable, me voy de
cabeza a los aparatajes deportivos y retiro con decisión parte del plato y la
botella semihelada, como un niño al que se le amenaza con el coco. ¡Poderosa
magia de la televisión!
No hay comentarios:
Publicar un comentario