CHAVES, CENTINELA DEL NORTE TRASMONTANO
Moisés Cayetano Rosado
Viniendo de Galicia o del norte de
Castilla-León, Chaves es una “llave” de
entrada a Portugal. De ahí la importancia que adquirió ya en la conquista
romana, dotándosele de amurallamiento y de un hermoso puente -el Puente de
Trajano sobre el río Támega, del siglo I-, que hoy día sigue sirviendo al
tránsito peatonal de la ciudad.
Desde la invasión musulmana en el siglo
VIII, hasta el XII, en que fue conquistada por la corona portuguesa, bajo su
primer rey -D. Afonso Henriques-, los choques
entre moros y cristianos serían frecuentes, reedificándose sus murallas
periódicamente.
Lo que hoy resta de estas defensas medievales son fundamentalmente del
siglo XIII, realizadas en los reinados de D. Afonso III y D.
Dinis: una parte de murallas y la Torre del Homenaje, de planta cuadrangular,
con casi veintiocho metros de altura, recia y grandiosa en lo alto del casco
antiguo.
Las defensas serían ampliadas y readaptadas a la artillería a causa de la
Guerra de Restauração (1640-1668), emprendiéndose su
modernización entre 1658 y 1668.
En una primera etapa, entre 1658 y 1662,
se le dotó de baluartes; fosos secos; un revellín
(“da Madalena”, al sur, al borde del río, protegiendo al puente romano) y
un fuerte al norte: el de São Francisco,
reforzando la fortificación a manera de ciudadela, en su esquina nororiental.
Entre 1664 y 1668, más arriba se levantó
el Forte de São Neutel, donde
primeramente se había colocado una estacada, en el “Alto da Trindade”,
padrastro peligroso, que de tomarse por el enemigo serviría para batir el norte
de la fortificación, incluido el Forte de São Francisco.
Con la Invasión Napoleónica, todo el conjunto sería potenciado, si bien tras la paz peninsular irá siendo absorbido por el progreso
urbanístico, perdiendo parte de sus cortinas y baluartes, así como el Revellím
da Madalena, si bien afortunadamente se conservarían sus dos imponentes
fuertes.
Desde finales de la década de los años
cincuenta del siglo XX, la Direcção Geral dos Edifícios e Monumentos Nacionais
ha ido llevando a cabo una serie de actuaciones de consolidación, limpieza,
restauración y reconstrucción que culminó en
1978, con la instalación de un museo histórico-militar en la Torre del Homenaje
(abierto actualmente al público), ajardinándose el baluarte contiguo, el mejor
conservado del conjunto, así como los dos fuertes, magníficamente preservados,
tras posteriores actuaciones, de finales del siglo XX.
Tras unos derrumbes debido al mal tiempo
y a diversas actuaciones de reconstrucción mal ejecutadas en 2001 (de las que
nadie “parecía” ser responsable), entre
2004 y 2007 se pudo consolidar la fortificación con éxito.
LOS FUERTES.
Del patrimonio abaluartado, sin dudas,
lo más monumental y completo son sus dos fuertes, auténticas joyas del arte monumental militar del siglo XVII.
El Forte de São Francisco, levantado en una colina donde antes
existió un convento franciscano, se construyó entre 1658 y 1662. Ocupado por
los franceses en la Guerra Peninsular, fue recuperado en 1809, tras violentos
combates, favorables para los portugueses. En la segunda mitad de la década de
1970 fue utilizado como alojamiento provisional para familias retornadas (o
refugiadas) de las excolonias portuguesas en África. Y a partir de 1994 se
readaptó para utilización hostelera, que lo viene siendo desde mayo de 1997,
como hotel de cuatro estrellas.
La planta del Forte de São Francisco
tiene forma estrellada, con baluartes en sus esquinas. Se accede al mismo por
un amplio portón del lado sur, existiendo accesos secundarios por el este y el
oeste. En el interior se conserva la antigua Capela de São Francisco.
El Forte de São Neutel se construyó entre 1664 y 1668, protagonizando
diversos enfrentamientos a lo largo de los siglos, incluso en 1912, entre
fuerzas civiles, militares y el régimen republicano, sirviendo luego de
prisión.
También de planta cuadrangular, con baluartes en los vértices, cercado con
foso y con una segunda línea defensiva, tiene su acceso por la parte que
conduce a la ciudad, al sur, con puente sobre el foso. Transferido a la Câmara
Municipal, se construyó en su interior un anfiteatro para espectáculos, pero
generalmente permanece cerrado. Muy interesante sería dinamizar su uso en
actividades abiertas, así como su musealización sobre las fortificaciones de
Chaves, completando el museo de la Torre del Homenaje del castillo medieval.
Maravillosa descripción, nos hace sentir como visitando Chaves, en tiempo y espacio. Gracias Moisés.
ResponderEliminarA ti, Manuel, por tu atención y amistad.
ResponderEliminarUn gran historiador, el compañero de "mili" de mi querido y recordado hermano Virgilio
ResponderEliminarMuchas gracias, pero la Historia como ciencia cada vez la veo más inalcanzable...
EliminarUn gran historiador, el compañero de "mili" de mi querido y recordado hermano Virgilio
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