EL
HEREDERO DE ABDEL
Autor: Evaristo Laguna Téllez.
Edita: Departamento de Publicaciones de
la Diputación de Badajoz, 2016. 232 págs.
El XXXV Premio de Novela Felipe Trigo recayó en
una obra singular: El heredero de Abdel,
del experimentado y galardonado sevillano Evaristo Laguna Téllez, que nos
ofrece un relato poliédrico y apasionante, donde lo histórico, lo policíaco, el
espionaje internacional y lo kafkiano se aúnan en una doble historia separada
por cuatrocientos sesenta y cinco años, el ciclo de un cometa que “alumbra” el
hilo conductor de las tramas.
La brillantez del primer capítulo atrapa
enseguida, con su ironía y discurrir ligeramente quijotescos, para llevarnos
-como antesala- a un mundo de intrigas en que el personaje de Marie Sybille
Rishmart -en la España supersticiosa y clerical del primer tercio del siglo
XVI- se desenvuelve con un desparpajo extraordinario, jugando sus bazas como
una experta jugadora de ajedrez que lleva las técnicas del juego a su
estrategia de supervivencia y sus objetivos inusuales para una condición
femenina de la época y de la sociedad.
Otra mujer, Rosalía, se encargará de fortalecer
la trama que se teje casi quinientos años después, y donde dos personajes
enigmáticos, Abdel y Guzmán, harán de ella el soporte y confidente de “su
misión” el primero y de sus soledades el segundo.
Noble y rica Marie, sencilla cocinera de gustos
inspirados la segunda, ambas tienen un papel central en esta obra que nos
recuerda en las ideas y acciones de la primera a la Utopía de Tomás Moro, y en
la segunda a la mujer sencilla que en las dificultades se crece, con dignidad
insuperable, como la madre-mujer-coraje que no había podido ser y que al final
podrá lograrlo.
Y es una obra de tintes históricos por el
“fresco” que nos ofrece de la situación española de comienzos de la Edad
Moderna, con sus intrigas palaciegas, eclesiásticas e inquisitoriales, y aún
más por el discurrir de finales del siglo XX, con los espionajes de los
servicios secretos españoles, entrecruzados con los americanos e israelíes,
llevándonos así a una fuerte intriga que se interna en lo policíaco y lo supera
incluso. Y en ello se llega a lo kafkiano, pues las situaciones de crimen,
detenciones, acusaciones, envolvimientos… nos recuerdan la trama de “El
Proceso” de Kafka, llevándonos a la inquietud de que… posiblemente cualquiera
podríamos vernos envueltos en el mismo.
Particularmente creo que la maestría del primer
capítulo, de esas primeras brillantísimas seis páginas, no logra mantenerse en
el resto, sin que falten momentos
excepcionales a lo largo de las más de doscientas páginas; pero el resultado de
conjunto es más que aceptable, muy digno, de mucho gancho para el lector
exigente tanto en lo que respecta a “buena” literatura como a planteamiento
histórico de la trama.
Ciertamente, se lee “de un tirón”… si se tiene
tiempo para ello. O se vuelve a sus páginas, hasta acabar, con gusto. La intriga
se mantiene con agilidad. El lenguaje es desenvuelto, fresco, agradable. Una
aportación a los “Felipe Trigo” de alto valor, que revalida la importancia de
un premio que tiene en el panorama nacional un lugar de primera línea bien
justificado y revalidado.
MOISÉS CAYETANO ROSADO
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