martes, 28 de marzo de 2017

EL HEREDERO DE ABDEL
Autor: Evaristo Laguna Téllez.
Edita: Departamento de Publicaciones de la Diputación de Badajoz, 2016. 232 págs.


El XXXV Premio de Novela Felipe Trigo recayó en una obra singular: El heredero de Abdel, del experimentado y galardonado sevillano Evaristo Laguna Téllez, que nos ofrece un relato poliédrico y apasionante, donde lo histórico, lo policíaco, el espionaje internacional y lo kafkiano se aúnan en una doble historia separada por cuatrocientos sesenta y cinco años, el ciclo de un cometa que “alumbra” el hilo conductor de las tramas.
La brillantez del primer capítulo atrapa enseguida, con su ironía y discurrir ligeramente quijotescos, para llevarnos -como antesala- a un mundo de intrigas en que el personaje de Marie Sybille Rishmart -en la España supersticiosa y clerical del primer tercio del siglo XVI- se desenvuelve con un desparpajo extraordinario, jugando sus bazas como una experta jugadora de ajedrez que lleva las técnicas del juego a su estrategia de supervivencia y sus objetivos inusuales para una condición femenina de la época y de la sociedad.
Otra mujer, Rosalía, se encargará de fortalecer la trama que se teje casi quinientos años después, y donde dos personajes enigmáticos, Abdel y Guzmán, harán de ella el soporte y confidente de “su misión” el primero y de sus soledades el segundo.
Noble y rica Marie, sencilla cocinera de gustos inspirados la segunda, ambas tienen un papel central en esta obra que nos recuerda en las ideas y acciones de la primera a la Utopía de Tomás Moro, y en la segunda a la mujer sencilla que en las dificultades se crece, con dignidad insuperable, como la madre-mujer-coraje que no había podido ser y que al final podrá lograrlo.
Y es una obra de tintes históricos por el “fresco” que nos ofrece de la situación española de comienzos de la Edad Moderna, con sus intrigas palaciegas, eclesiásticas e inquisitoriales, y aún más por el discurrir de finales del siglo XX, con los espionajes de los servicios secretos españoles, entrecruzados con los americanos e israelíes, llevándonos así a una fuerte intriga que se interna en lo policíaco y lo supera incluso. Y en ello se llega a lo kafkiano, pues las situaciones de crimen, detenciones, acusaciones, envolvimientos… nos recuerdan la trama de “El Proceso” de Kafka, llevándonos a la inquietud de que… posiblemente cualquiera podríamos vernos envueltos en el mismo.
Particularmente creo que la maestría del primer capítulo, de esas primeras brillantísimas seis páginas, no logra mantenerse en el resto, sin  que falten momentos excepcionales a lo largo de las más de doscientas páginas; pero el resultado de conjunto es más que aceptable, muy digno, de mucho gancho para el lector exigente tanto en lo que respecta a “buena” literatura como a planteamiento histórico de la trama.
Ciertamente, se lee “de un tirón”… si se tiene tiempo para ello. O se vuelve a sus páginas, hasta acabar, con gusto. La intriga se mantiene con agilidad. El lenguaje es desenvuelto, fresco, agradable. Una aportación a los “Felipe Trigo” de alto valor, que revalida la importancia de un premio que tiene en el panorama nacional un lugar de primera línea bien justificado y revalidado.

MOISÉS CAYETANO ROSADO

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