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jueves, 13 de mayo de 2021

 SERTÓRIO. NARRACIÓN DE UNA LUCHA SOSTENIDA.


Acabo de leer una novela breve, intensa, emotiva y sorprendente, ofrecida por mi buen amigo y director de Edições Colibri, Fernando Mão de Ferro. Una contribución más de esta editora ejemplar para el conocimiento del reciente pasado en una tierra tan maltratada por sus verdugos-dirigentes, Portugal, y más en concreto la dura planicie alentejana, de grandes latifundistas poseedores de todo y masas populares faltas siempre de pan y de justicia.

Prologada por la historiadora de Montemor-O-Novo Teresa Fonseca, tan rigurosa y comprometida siempre, la narración de su paisano João Luís Nabo es una obra para leer y meditar. Para reconfortarse en la buena literatura, trabajada con acierto y maestría, pero también para revolverse en los infiernos de la brutalidad humana, de la violencia institucional servida por sicarios sin escrúpulos, capaces de las torturas más infames contra un pueblo que solamente pide pan y libertad.

En sus 192 páginas vamos recomponiendo un puzle de acontecimientos en que las fechas retroceden y avanzan bajo una decisión del autor por irnos confrontando entre el pasado y sus condicionamientos y consecuencias para el presente, como ejercicio memorialístico, introspectivo.

Precisamente comienza la historia narrada por su desenlace, a finales de 2019, alternando a lo largo de sus veinticinco capítulos fechas cruciales para los protagonistas: los años cincuenta -tan durísimos en la represión política contra el pueblo en general y contra el campesinado sin tierras en particular, con una GNR (Guardia Nacional Republicana) y una PIDE (Policía Internacional y de Defensa del Estado) de una violencia aterradora-; los años setenta -hasta el momento de la Revolução dos Cravos-, en que una nueva generación de activistas, hijos de los anteriores campesinos martirizados, se verán envueltos en las mismas represiones y torturas, y ya al final una actualidad de nuevo en que los fantasmas del pasado persiguen a los protagonistas hasta su muerte, natural o por suicidio remordido, como es el caso de “Sertório”, víctima y verdugo de estos tiempos tenebrosos.

La acción se desenvuelve entre “Vila Nova” (nombre ficticio que corresponde a la ciudad de Montemor-O-Novo, una de las poblaciones más luchadoras contra el fascismo, destacadísima en la lucha campesina siempre y en la Reforma Agraria que trajo consigo la Revolução dos Cravos) y las prisiones políticas de Lisboa y Peniche, donde se desarrollarán las vejaciones más ignominiosas y bestiales que uno pueda concebir.

João Luís Nabo nos mantiene en todo momento en tensión, en vilo, sin descubrir completamente el sentido exacto de la trama hasta el instante final. Y aunque nos muestra momentos ligeros de dulzura en las familias campesinas que luchan por su sustento, no escatima descripciones de un desgarrador realismo cuando nos narra las torturas de la PIDE para con los “comunas” (militantes o simpatizantes del Partido Comunista, la más firme organización antisalazarista, u otros opositores a los que los servicios del Régimen los toman por tales).

Con una templanza y serenidad admirables, el autor nos va metiendo en los personajes y situaciones hasta parecernos protagonistas de las mismas, haciéndonos sentir el sufrimiento de este pueblo sencillo y luchador como propio. Y aunque late en algunos momentos la esperanza del cambio traído por la revuelta de los jóvenes “Militares de Abril” contra la dictadura, los traumas arrastrados persistirán en los protagonistas hasta su propia muerte.

No estamos, por tanto, ante un libro evasivo o relajante, aunque sí lo es desde el punto de vista literario, por la calidad con que está escrito. Estamos realmente ante una obra testimonial, inquietante, con pocas concesiones al desahogo y muchas llamadas a la reflexión, a la revuelta por tantas injusticias, por tantos atropellos, por tanto sufrimiento de una gente honrada y luchadora que, pretendiendo vivir dignamente de su trabajo, encuentra la bota de la opresión que les tortura y mata para evitar la mínima reacción de protesta y libertad.

MOISÉS CAYETANO ROSADO

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