FRANCISCO LEBRATO FUENTES. MEMORIAS DE UN
LEGO (…Y ALGUNAS DESMEMORIAS)
Autora: Piedad González-Castell Zoydo.
Edita: Fundación Caja Badajoz, 2021. 213 páginas.
La Fundación Caja Badajoz, entre su infinidad de actividades y múltiples publicaciones, tiene una colección verdaderamente admirable: “Personajes singulares”, donde rescata y homenajea a personas del entorno extremeño (e incluso transfronterizo), con notable acierto.
Así ocurre con una entrañable y singular
biografía que la escritora Piedad González-Castell Zoydo realiza del
polifacético escritor y artista de Oliva de la Frontera, universal en su obra y
actividades, Francisco Lebrato Fuentes: personaje central de la cultura
extremeña en buena parte de la segunda mitad del siglo XX y principios del XXI,
fallecido en el verano de 2020.
Piedad González-Castell no realiza una
biografía al uso, lineal, cronológica y aséptica, sino circular, temática y
apasionada. No en vano protagonizaron juntos actividades culturales, poéticas,
por los más diversos puntos de la geografía extremeña (fundamentalmente en los
años setenta y ochenta del pasado siglo), siendo además asidua de sus tertulias
-tanto en la casa de Lebrato como en otros lugares públicos- a los que ambos
han sido tan aficionados. Y también ha sido mucha la relación mantenida en los
actos de la Obra Cultural de la Caja de Badajoz, donde Lebrato era encargado
profesional y enamorado vocacional, y en los que Piedad era una incondicional
colaboradora.
Así, estamos ante una obra en que
biógrafa y biografiado tienen una comunión fraternal, que la hace más emotiva,
sin por ello restar rigor, al tiempo que viene engalanada por una notable
calidad literaria, envuelta en estilo coloquial, muy directo y ameno.
La autora, durante mucho tiempo, recogió
grabadas las conversaciones que mantuvo con el personaje, bajo el confesado
propósito de escribir estas memorias, y con sabiduría va mezclando las
declaraciones de Lebrato desde un remoto pasado juvenil en su pueblo de origen
hasta sus encuentros finales en 2004. Y en esas visitas irá desgranando los
recuerdos, haciendo narración de los mismos y de los propios encuentros, con
una soltura que le da frescor y liman las rigideces formales de una estricta
biografía.
El libro se divide en quince apartados,
alternándose el transcurso vital de Francisco Lebrato con el desarrollo de su
obra creativa (pictórica y literaria) junto a su actividad de promotor
cultural, tertuliano infatigable, observador de paisajes y personajes,
cultivador de amistades destacadas y animador e impulsor de proyectos.
Subraya la biógrafa de entre estos
últimos su concepción de la “Generación del 75”, con la que denominó y sostuvo
las actividades de un numeroso grupo de poetas de las más diversas edades
(desde los consagrados Manuel Pacheco y Jesús Delgado Valhondo -que ya pasaba
cada uno de los cincuenta años de edad-, hasta un gran número de jóvenes
“promesas” en la veintena de su edad, buena parte de ello escritores destacados
más adelante). Fue un tiempo, aquel de los años setenta (sobre todo el “75”, y
de ahí el nombre) y ochenta, de frecuentes recitales por pueblos y ciudades,
por los más diversos escenarios, en que Lebrato tuvo papel de protagonista y
activista de primer orden.
También se detiene insistentemente
Piedad González-Castell en numerosos personajes que Lebrato trató en su vida, a
muchos de los cuales conoció y con los que intimó en diversas tertulias
madrileñas, así como también consiguió traerlos para conferenciar en actos
organizados desde la Obra Cultural de la Caja Badajoz. ¡Qué bien destaca Piedad
la generosidad e intimidad de Lebrato al hablar de las prolongadas tertulias
que mantenía con ellos en su propia casa, a donde los solía llevar tras los
actos culturales, ofreciéndoles unas siempre alabadas cenas que preparaba su
mujer!
El libro, además de conformar una
acertada visión artística, literaria, de este hombre culto, humanista,
delicado, fino observador, dialogante y tolerante, constituye una fuente
esencial para conocer el desenvolvimiento cultural del último medio siglo que
nos antecede, tanto en ese “rompeolas de todas las Españas” que era Madrid,
como en Extremadura, y especialmente la provincia de Badajoz.
Buena contribución la de esta nueva
publicación de la Fundación Caja Badajoz para valorar y valorizar la aportación
de personajes esenciales en nuestra historia reciente, con un componente firme
de ejemplaridad.
MOISÉS CAYETANO ROSADO
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