Páginas

sábado, 29 de diciembre de 2012


O XADREZ SEM MESTRE
Por Moisés Cayetano Rosado
Conocí a Carlos Loures por la rigurosa y dinámica publicación electrónica “aviagemdosargonautas.net”, de la que cuida con esmero y donde consigue conjugar la calidad con la variedad y libertad de temas, abordajes y discusiones. Sus trabajos personales en ella son de lectura siempre provechosa, por el fondo y forma de lo que expone.
Luego, entablada amistad e intercambiados libros de uno y otro, he podido leer con reposo algunas de sus obras, entre las que se encuentra el libro de poemas O Cárcere e o Prado Luminoso, que es una obra profundamente sentida y comprometida: con el hombre y con la literatura, por lo que tiene de mensaje solidario y por su calidad compositiva, respectivamente.
Otras han sido sus novelas: A Sinfonia da Morte, que sirviéndose del Regicidio de 1908, retrata sutilmente al Portugal de comienzos del siglo XX, y especialmente a la Lisboa de la época, con dos personajes centrales -el joven abogado procedente de la Beira, Jorge, y la artista lisboeta de variedades Margarida-, enamorados en medio de una vorágine de acontecimientos históricos, sociales, personales y convencionales que les separan para siempre. Una más: A mão incendiada -la segunda novela de la trilogía iniciada con Talvez um Grito-, transcurre en los años convulsos alrededor de 1968, cuando el mundo experimenta un cambio de mentalidades y un protagonismo de las mayorías silenciosas que van a ser acertadamente tratadas por nuestro autor.
La última publicada por Carlos Loures, y que acabo de leer, es O Xadrez sem Mestre, que da fin a la trilogía anteriormente citada. Como las anteriores, publicada por Edições Colibrí, editorial de referencia para los que tratamos temas de compromiso, de ensayo e investigación relacionados con Portugal.
O Xadrez sem Mestre es una obra apasionante. De las que “enganchan”. De las que una vez has comenzado su lectura no quieres dejarla hasta el final, pues tanto el asunto tratado como la calidad literaria del texto constituyen un lujo para cualquiera. Y eso que el autor nos obliga a una alta dosis de concentración y referencias, pues en los capítulos se produce un continuo salto temporal. Se inicia el 18 de marzo de 2008, en el Rossio de Lisboa; salta a continuación al aeropuerto de Portela, con fecha 17 de mayo de 1995; pasamos en el siguiente a Corroios, Almada, el 21 de noviembre de 1969, y así va haciendo saltos en el tiempo, si bien estos últimos días de noviembre de 1969 serán los principales de la acción narrativa.
Y es que esta acción, de intriga, de zozobra, de dureza en la exposición de los acontecimientos, de crudeza y vivo retrato del país en aquellos años oscuros, nos presenta a unos disidentes antifascistas, activistas para el derrumbe de la dictadura, que van a ser apresados por la PIDE y sometidos a sus interrogatorios, torturas, vejaciones, hasta lograr confesiones, que harán caer el peso de la represión sobre los eslabones más débiles de la cadena oposicionista.
Es, así, una novela que retrata a la sociedad bipolar del salazarismo-caetanismo: el aparato represor y sus beneficiarios por un lado, y los grupos de disidencia, de articulación difícil y conflictiva, por otro. Envolviéndolo todo, la mano peligrosa del aparato del Estado, con sus agentes secretos capaces de cualquier atrocidad para perpetuar el tenebroso régimen político cuyo derrumbe por la Revolução dos Cravos traerá la libertad, aunque no las aspiraciones de igualdad y justicia por lo que también se luchaba.
Carlos Loures nos conduce magistralmente por los oscuros pasadizos materiales y morales de la PIDE-DGS, pero también por las intransigencias ideológicas de muchos opositores impregnados de teorías al tiempo que respaldados por situaciones familiares de privilegio: o sea, los jóvenes estudiantes de familias del Régimen que pretenden utopías irrealizables, conducidas por corrientes comunistas y anarquistas muy matizadas, pero irreconciliables entre sí para una actuación conjunta.  Ante ello, otras personas menos “afortunadas”, más pegadas al sufrimiento cotidiano, asistente inquietas y perplejas, y al final pagan las consecuencias opresivas de las que los anteriores se zafan sin grandes problemas.
De entre esos jóvenes “afortunados” y disidentes destaca Cláudia de Matos Silveira, comunista, luego anarquista y… más tarde, en democracia, responsable socialista, socialdemócrata…: instigadora de conspiraciones por las que uno de sus “seguidores” -un sencillo trabajador- pierde la vida, su mujer es torturada, como otros amigos, en tanto ella sale sin problema alguno; su padre es un potentado sostenedor de la política económica del Régimen, y por tanto resulta “intocable”. Algo similar ocurre con Avelino de Souza-Mello, joven seducido por los “encantos” de la anterior, y al final el que cede a las mínimas presiones policiales delatando a sus compañeros.
Ambos tendrán un mal final, en tanto los que llevaron la parte tremenda de la acción policial: torturas física, “tortura de sueño”, interrogatorios de enorme dureza, prisión de largos años…, sobrevivientes de la dictadura y desengañados al disiparse la utopía de los meses revolucionarios, discurren por la vida con sus tristezas, sus alas de utopía lamentablemente rotas.
Obra, por ello -este O Xadrez sem Mestre-, con una carga contundente de denuncia, por aquellos tiempos terribles de férrea dictadura, por tantas deserciones y por tan débiles resultados en el alcance de los sueños. Pero con una fuerza narrativa y con una calidad literaria extraordinaria. Con una maestría a la hora de mantener la tensión y la atención verdaderamente admirables. Novela  muy digna de leer y de recomendar para todo el que quiera enfrentarse a un buen texto y a una exposición clarificadora de la historia reciente, convulsa, de Portugal.

viernes, 28 de diciembre de 2012


COMERES COM POEMAS
Por Moisés Cayetano Rosado
Conocí a António Murteira en avatares políticos, por su dedicación a diversas representaciones institucionales, encuadradas en el Partido Comunista Portugués. Luego fue sabiendo de su trabajo entusiasta en la Reforma Agraria, tras la Revolução dos Cravos, y enseguida de su dedicación literaria, que se da la mano con sus inquietudes sociales de manera comprometida al tiempo que impregnada de calidad artística.
Tuve el honor de prologar su libro de prosa poética: adeus, azules, e insertar un comentario de contraportada en otro de versos y prosas: Até Amanhã. También me ocupé, en distintas publicaciones, reseñando, sus otras dos entregas poéticas: azul e branco e ocre y Dias Felices. Asimismo, participé con un ensayo comparativo de la Reforma Agraria portuguesa y española (hecho junto a mi hijo Moisés) en el extenso volumen que dirigió: Uma Revolução na Revolução: Reforma Agraria no Sul de Portugal.
Nuestra colaboración ha sido muy intensa en el terreno literario: prologó mi libro de poema Sempre Abril, al tiempo que yo traduje una selección de los suyos para un cuadernillo publicado en Badajoz con motivo de un recital que dio en el Gran Café Victoria. También ha estado presente con su testimonio en el ensayo que publicó mi hijo Moisés: De las dictaduras a la utopía: el verano caliente del 75 en Alentejo y en Extremadura, donde yo le entrevisté para un CD adjunto. O en la Revista de Estudios Extremeños, que dirigí. Y hemos sostenido en el tiempo colaboración permanente en su Revista Alentejo, que edita la Casa do Alentejo de Lisboa, y que dirige con entusiasmo y acierto. Una “caminada” (como a él le gusta decir) que esperamos siga llevándonos mucho tiempo de la mano.
Compartimos actos públicos en Lisboa, Montemor-o-Novo y Badajoz, así como algunos viajes e inolvidables momentos de “mesa y mantel”. Y este tema, el de la “mesa y mantel”, es el que trata en su nueva entrega, el libro Comeres com Poemas. Para viver um grande amor, que publica su editorial habitual: Edições Colibrí.
El volumen, de casi 300 páginas, está dividido en 13 capítulos, constituyendo el penúltimo dos tercios del total y que es donde van las “80 receitas de paixão” que documenta y desmenuza, como veremos.
Los once primeros capítulos podríamos decir que deambulan entre lo poético, lo erudito, lo instructivo y documental. El primero es una presentación muy original, de seducción amorosa. Los diez siguientes enlazan la aportación de Alentejo -su región natal y de pasión- a la cultura gastronómica, desde la humildad de los productos espontáneos de la tierra y los cultivados artesanalmente por sus habitantes y mantenidos por la sabiduría popular a lo largo de siglos; la importancia de esta gastronomía mediterránea; la calidad reconocida oficialmente de la producción autóctona; esa aportación “milagrosa” de las “ervas aromáticas condimentares e outras ervas”, y la magnífica repostería conventual y popular.
El apartado: “Contextos estórias receitas”, de casi 200 páginas, es una delicia provechosa en la lectura reposada, que puede hacerse de forma independizada en cada una de las 80 recetas que nos ofrece. No obstante, está dividido en 5 bloques, a saber:
“Sopas da mina aldeia”, con 20 recetas en las que el pan alentejano, las hierbas silvestres y productos de huerta son los protagonistas. “Petiscos/entradas de terra e de mar”, también con 20 muestras minuciosamente detalladas (como todas las demás) para que el menos avezado en la cocina pueda seguirlas con éxito, y que constituyen deliciosos aperitivos a base de ensaladas, quesos, huevos, embutidos, bacalao, carapaus, almejas…
De ahí pasa a los “platos principales”: “Comeres da terra”, donde borrego, cerdo, gallina, perdiz, conejo y liebre, forman el aporte principal de las dos decenas de recetas, en caldeiradas, ensopados, asados y fritos. Y “Comeres do mar” -10 recetas- en que otra vez tenemos asados, fritos, caldeiradas, ensopados…, pero en esta ocasión con peces variados, entre los que destacan el cazón, bacalao, pargo, corvina, sargo, pescada, lulas, camarones, sardina, pez espada… con frecuente recurrencia -como en el caso anterior- al arroz.
Para finalizar, aborda unas recetas “exóticas”, producto de su forzada presencia de joven portugués en los conflictos coloniales y de su insaciable espíritu viajero: “Comeres de matizes mediterránicos, africanos e orientais”. También 10 recetas, como en el caso anterior, de variados ingredientes y distintas preparaciones.
El último capítulo es una breve y poética rúbrica de despedida.
Todo, por tanto, provechoso, útil para nuestro vivir cotidiano, para nuestro uso y “estómago”, pero con otro ingrediente que hay que resaltar, porque seguramente es el que le da más originalidad, calidez y calidad a este trabajo de António Murteira: presenta cada apartado de recetas con una extensa aportación literaria del género “memorias”, pues cada bloque le trae los recuerdos de su vida, su infancia, sus familiares, amigos, vecinos, conocidos; la lucha por la vida, la sencillez de un transcurrir en el que el rito de la comida se vive con entrañable amor y queda grabado para siempre. Luego, en muchas de las recetas vuelve a dar rienda sueltas a sus recuerdos, a las vivencias que lleva aparejadas cada plato que come, que comemos. Y así, el libro, este Comeres com Poemas, se alza en biografía del autor, ligada en gran parte a su infancia y juventud, con una altura poética, sentimental, profunda.
Somos lo que recordamos, cada vez más, con los años, cada vez más intensamente. Y la música y la comida nos llevan a los momentos más sentidos de la vida y de la lucha por nuestro cotidiano transcurrir. Por eso ambas cosas nos transportan en el tiempo y nos elevan en nuestra estatura de personas, de seres con tan intensos sentimientos.
Libro, por tanto, para saborear en sus recetas culinarias y en su palpitante escritura impregnada en la vida y en la literatura memorialista de alta calidad.

jueves, 27 de diciembre de 2012

DERRUMBES EN EL PATRIMONIO ARTÍSTICO-MONUMENTAL

BADAJOZ7DIAS.COM

Se derrumba gran parte de la Puerta de Trinidad en Badajoz

Por Juan Sebastián Cano

A las 15:25 horas de la tarde de hoy miércoles 26 de diciembre, gran parte de la histórica Puerta de Trinidad, ubicada en el Parque de la Legión de Badajoz, puerta de entrada al mismo, se ha venido abajo.
Cabe recordar que esta histórica puerta pacense, incluida en el Plan Baluartes, ha sido restaurada recientemente por la empresa Construcciones Olivenza, no sin polémica, puesto que multitud de pacenses manifestaron su oposición al resultado final.
Polémica que ahora se incrementa, tras el derrumbre sucedido esta tarde, puesto que este invierno la ciudad de Badajoz no está sufriendo las grandes lluvias continuadas de otros inviernos, que podría haber sido uno de los motivos del derrumbe.


Periódico HOY. BADAJOZ.

Aunque la causa fundamental de lo ocurrido en Puerta Trinidad hay que buscarla en las abundantes lluvias, Moisés Cayetano, doctor en Geografía e Historia y experto en construcciones abaluartadas, advierte que no se debe entender lo ocurrido como algo imprevisible. Recuerda que las murallas abaluartadas están rellenas de varios metros de tierra y recubiertas de piedra porque ante un ataque de artillería y un bombardeo, la arena amortigua mejor el impacto de los cañones. Cayetano explica que igualmente se sabe que el principal inconveniente de estas construcciones pasa por el efecto de las lluvias. Al filtrarse el agua, la tierra la absorbe como una esponja y con el paso del tiempo presiona la pared exterior hasta reventarla. En su opinión basta con mantener las murallas y revisar periódicamente su estado.


SUMA Y SIGUE…
Tras el derrumbe habido en el baluarte de Trinidad, es oportuno reflexionar sobre unas fotos que adjunto -explicadas- del tramo de ese baluarte que es accesible desde el Parque del Héroe Caído, al borde de la Ronda del Pilar (Badajoz), vía muy frecuentada por peatones y vehículos al comunicar el Casco Antiguo con la populosa barriada de San Roque.

En el interior del parque, donde están a la vista los arcos de descarga interiores del baluarte, se ven los grandes montones de tierra caídos. Y en uno de estos arcos, existe una escalera de obra por la que se puede subir perfectamente al paseo de ronda superior del baluarte: allí se encuentran varios agujeros de distintos grosor (algunos semitapados por la maleza herbácea y arbustiva que  ha crecido, por abandono y negligencia), por los que es fácil precipitarse al vacío de unos cuatro metros de profundidad, lleno de tierra y pedruscos.


 Años de dejadez, años de abandono…, las acciones del agua, el viento, la maleza, las raíces de los árboles... Hay que llamar la atención de los responsables municipales y autonómicos (supervisores legales del urbanismo y patrimonio), pues sobre cualquier propietario de "inmueble" (¡más si es propiedad pública, por aquello de predicar con el ejemplo!) recae legalmente la responsabilidad de mantenerlo en condiciones de seguridad, salubridad y ornato.

ESTE SUCESO LAMENTABLE, POR DESGRACIA, ES BASTANTE COMÚN EN EL PATRIMONIO HISTÓRICO-ARTÍSTICO DE ESPAÑA, PORTUGAL Y OTROS PAÍSES CON TANTA RIQUEZA EN ELLO COMO ITALIA O GRECIA… ¡TANTOS!, PRODUCTO DE LA INDIFERENCIA OFICIAL PARA CON LA RIQUEZA ARQUEOLÓGICA Y ARQUITECTÓNICA QUE HAY QUE CONDENAR.

martes, 25 de diciembre de 2012

FELICES FIESTAS A TODOS Y MUY BUEN AÑO NUEVO
Moisés Cayetano Rosado

lunes, 24 de diciembre de 2012



OPINIÓN
 Periódico HOY
POR MOISÉS CAYETANO ROSADO

En aquellos años «revolucionarios» de los comienzos de la democracia, nos emborrachábamos de «internacionalismo proletario» y no queríamos ni oír hablar de patrias, pues qué tenían que ver los jornaleros extremeños y andaluces con los terratenientes absentistas de sus regiones respectivas; qué un minero asturiano con el empresario ovetense de las minas de carbón

OPINADORES DIGITALEXTREMADURA.COM





¿EXISTE ESPAÑA? ¿Y LO ESPAÑOL?

Alguna vez he hecho referencia a versos del poema de mi admirada María Elvira Lacaci, “La Puerta del Sol”, como estos: “Tropezaron mis ojos/ con grandes titulares/ de los periódicos/ colgados/ en los quioscos de la Puerta del Sol,/ que con orgullo/ decían a toda plana/ ‘España afirma…’, ‘España espera…’ O bien ‘Cree oportuno’”.
María Elvira quiere averiguar “Quiénes eran España” y comienza a observar a las personas que ve y reflexiona sobre ellas: las que salen  por las bocas del Metro, “cada cual/ solamente a lo suyo”; una mujer que revende entradas; los ciegos que vocean en las esquinas “sus números iguales”; la gente esperando en la cola del autobús; una embarazada que se fatiga y mira escaparates; el limpiabotas, que se gana el pan “a fuerza de sonrisas y cepillo”; los soldados paseando; las chicas de su pueblo aguardándoles… Y concluye: “Pero no. Cada cual/ un amor, una lágrima,/ un rencor que no cesa./ Una perenne lucha. En su existencia”.
¿Cómo y dónde buscar, entonces, esa común España?
“España -nos indicaba en sus postulados la Falange de José Antonio Primo de Rivera, siendo luego slogan primordial en nuestra larga dictadura- es una unidad de destino en lo universal”. Pero cuando, de niño, yo lo recitaba de carrerilla en la escuela, solo veía un destino universal entre mis amigos y sus familiares: la emigración que iba diezmando nuestros pueblos y que extendió ese destino totalizador a las naciones más prósperas de Europa, como lo llevó mi abuelo a la Argentina a principios del siglo XX, en aquella tremenda emigración transatlántica.
De adolescente se me pegó como lapa esa canción de Jacinto Guerrero, compuesta en 1927, que a los que veíamos el servicio militar cercano nos llenaba de chispas la mirada: “Soldadito español, soldadito valiente/ el orgullo del sol,/ es besarte en la frente”. Sí, se refería a aquellos pobres reclutas que marcharon a finales del siglo XIX a morir en las maniguas de Cuba y Filipinas hasta el desastre del 98, y a los que a principios de siglo XX, hasta el momento de la composición de estos versos, dejaban el pellejo en Marruecos, en aquellos terribles enfrentamientos con los rifeños. ¡Lástima que ese orgullo no se extendiera también a los que tenían unos padres que se podían permitir el lujo de librarlos de tan alto honor, pagando una subidas cantidades dinerarias para librarlos del servicio militar en los morideros del mundo!
Luego, cuando hice la “mili”, obligatoria, en el arma de Aviación, nos enseñaron a gritar más que cantar: “Volad, alas gloriosas de España,/ estrellas de un cielo radiante de sol./ Escribid sobre el viento la hazaña,/ la gloria infinita de ser español”. Pero mis compañeros y yo únicamente volábamos encima de los apestosos camiones que recogían la basura del cuartel y de las residencias de suboficiales y oficiales de las Palmas de Gran Canarias. En consecuencia, nunca pudimos sentir “la gloria infinita de ser español” de los versos de José María Pemán, sino unas enormes arcadas por lo pestilente de los restos putrefactos de pescado del rancho y los violentos volantazos del conductor del camión.
Después, en aquellos años “revolucionarios” de los comienzos de la democracia, nos emborrachábamos de “internacionalismo proletario” y no queríamos ni oír hablar de patrias, pues qué tenían que ver los jornaleros extremeños y andaluces con los terratenientes absentistas de sus regiones respectivas; qué un minero asturiano con el empresario ovetense de las minas de carbón, o un fundidor de Vizcaya con el dueño de la siderurgia, por muy de la ría de Bilbao que éste fuera.
¿Y no es cierto que un aldeano extremeño de la Raya puede encontrarse más cercano a otro de Alentejo que a uno de Galicia; o el alentejano con él en vez de con otro de la región de Minho?
Entonces, ¿qué es España? Y ¿qué es lo español? ¿Qué es cada cosa, aparte de lo administrativo y legalmente establecido? ¿Y cómo es de inamovible todo ello, habida cuenta de los cambios de tantas cosas, conceptos, concepciones, territorios,  a lo largo de la historia? A lo mejor “de mayor” consigo contestar a estas preguntas tan difíciles ahora para mí.

domingo, 23 de diciembre de 2012

A MANERA DE HAIKUS
Castelo de Marvão

Cuarteles de Olivenza

Rua das Beatas, de Elvas

Tumba de Florbela Espanca en Vila Viçosa

jueves, 20 de diciembre de 2012


FORTIFICACIONES ABALUARTADAS, GUERRA DE SUCESIÓN, GUERRA FANTÁSTICA Y DE LAS NARANJAS

Por Moisés Cayetano Rosado

LA GUERRA DE SUCESIÓN ESPAÑOLA.
Acabada la Guerra de Restauração (1640-1668), en que Portugal se independiza de España, se vivirá en la Raya únicamente un período de  treinta y cinco años de paz. Apenas dará para rehacer la maltrecha economía de la zona de frontera, tan duramente castigada por los asedios, batallas, gravámenes por el sostenimiento y alojamiento de decenas de miles de soldados, depredaciones, saqueos, robos de todo tipo, incendios de campos, talas de bosques, muertes en enfrentamiento, asesinatos en ocupaciones, violaciones… destrucciones en pueblos, ciudades, recintos amurallados, etc.
(De 4gatos.es)
Al morir sin heredero el rey Carlos II de España, una encarnizada confrontación internacional se extenderá por todo el territorio europeo, entre los partidarios de los dos pretendientes al trono: el Archiduque Carlos de Austria y Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia. De nuevo la Raya sufrirá las consecuencias, al coaligarse Portugal con los estados que apoya al Archiduque, esta vez con ejércitos aún más numerosos y mejor artillados, o sea más destructivos.

Felipe de Anjou entra por Alcántara el 4 de mayo, con 20.000 infantes y cuatro o cinco mil de caballería, tomando enseguida las poblaciones portuguesas de Salvaterra, Segura, Monsanto, Idanha-a-Nova, Idanha-a-Velha, Rosmaninhal, Castelo Branco, Alcains, Sardoal, y después Portalegre, Castelo de Vide y Marvão. Ello nos da idea de lo insuficiente de sus fortificaciones artilladas y abaluartadas, que no se perfeccionaron en los años de paz. Sin embargo, el Marqués de Minas, gobernador de Beira, lo recupera casi todo, saqueando e incendiando en la frontera, como lo habían hecho antes sus enemigos.
Por Andalucía la ofensiva se dirige hacia Moura y Nodar, y una contraofensiva portuguesa desde Castro Marim, bien fortificada, bombardea Ayamonte, destruyendo muchas casas de la población débilmente protegida.

ESTADO DE LAS FORTIFICACIONES.
Vicente Bacallar, militar e historiador al servicio de Felipe de Anjou, indica en su libro “Comentario de la guerra de España e historia de su rey Felipe V, El Animoso” que Portalegre estaba bien fortificada y defendida en 1704. Pero con su toma por los borbónicos serán obligados los habitantes a desmontar sus muros, antes de retirarse el 20 de julio.
En las “Memorias de los Generales”, reproducida en su antología “3º Centenário do Sitio de 1712”, por el historiador Francisco Galego, leemos que Arronches era una plaza mal fortificada, e incluso Elvas, y de Campo Maior señalan que “os parapeitos, en muitas partes estavam arruinados, mal terraplenadas as cortinas e revestidas de uma simples muralha, o fosso que não é profundo /…/; cinco rebelins imperfeitos /…/; na esplanada há muito falta de terra /…/; o forte de São João muito imperfeito”.
João T. Correia. Biblot. Nac. Portugal
Reunidas las tropas de Alentejo en Estremoz a finales de 1704, donde se establecerá el Cuartel General, los portugueses tomarán la iniciativa, ocupando en 1705 La Codosera, San Vicente, Valencia de Alcántara (que la retienen durante todo el conflicto, destruyendo sus murallas en 1708) y Alburquerque (también en su poder durante todo el enfrentamiento, pero aquí en lugar de destruir las defensas construyen una línea de redientes en las faldas del castillo, hacia la población, con cuatro cuerpos informes de diseño angular unidos por cortinas, como plataformas artilleras).

(De 4gatos.es)
(De 4gatos.es)
No consiguen el Conde de Galloway y el Marqués de Minas (al mando del ejército anglo-portugués) tomar Badajoz, a pesar de su “fortificación anticuada, mal formada y de poca fuerza sus baluartes” (en apreciación de V. Bacallar). El asedio de octubre de 1705 será desbaratado por el Marqués de Bay, llegando con refuerzos desde Talavera la Real, haciéndose la retirada hacia Elvas, de la que también Bacallar dice que es una “plaza mal fortificada”. 
No obstante, esta población también resistirá un importante cerco en 1706 y otro en 1712; cierto que su cerro da Graça no estaba fortificado y desde allí podía estar a tiro el castillo medieval, pero aún la distancia era considerable para la artillería ofensiva de la época (aunque ya incluso la Guerra de Restauração sirvió para un castigo considerable a la ciudad); hasta 1763 no se inicia la construcción del imponente Forte por el Conde Lippe.
En cualquier caso, la comparación entre estas dos plazas cruciales nos sitúa ante dos fortalezas en un grado muy distinto de defensa. Elvas resulta a esas alturas una plaza bien abaluartada, con revellines y glacis (más Fuerte -de Santa Luzia- y obra coronada hacia el este, el lado que conduce a Badajoz), de buena factura, mientras que Badajoz presenta un grado muy deficiente de aterraplanamientos, falta de revellines y nula defensa en su lado este (por donde le sitian en 1705), allá donde avanzado el siglo se construirán el Revellín -casi fuerte por sus dimensiones- de San Roque y el Fuerte de la Picuriña.
Por su parte, Alcántara no resistirá el asedio de abril de 1706, de más de 18.000 soldados dirigidos por el Marqués de Minas y Galloway, que toman a continuación Moraleja, Coria, Plasencia, Almaraz y Cáceres: otro grupo de ciudades cuyas fortificaciones no eran suficientes para la ofensiva  anglo-portuguesa-holandesa. Los refuerzos artillados de Jerez de los Caballeros, Alconchel y Barcarrota tampoco les serán obstáculo para su conquista. Aunque, en este “intercambio” de ocupaciones, Alcántara volverá a poder borbónico ocho meses después.
El 27 de mayo de 1706 los anglo-portugueses consiguen hacer capitular a Ciudad Rodrigo, que ya había sido brevemente asediada en septiembre de 1704: sus defensas abaluartadas resultaban insuficientes. Posteriormente tomarán San Felices de los Gallegos, donde los propios portugueses hacen reformas y levantan baluartes.

ACTUACIÓN SOBRE LAS POBLACIONES.

En los años posteriores, de 1707 a 1712, seguirán los asedios, ocupaciones, destrucciones, razias, saqueos de todo tipo, a las poblaciones enumeradas, que son las principales protagonistas y víctimas de la guerra en la frontera. Toda la acción constructiva de fortificación irá siendo contrarrestada por la destructiva en los asedios. Ocurrirá en Serpa, Moura (cuyos muros son destruidos), el Puente fortificado de Ajuda (entre Elvas y Olivença, bombardeado por orden del Marqués de Bay, tras la Batalla de la Gudiña, que ganó a los anglo-portugueses, los cuales huyeron hacia Olivença por allí), Elvas, Borba, Ciudad Rodrigo, Miranda do Douro… todo ello protagonizado por los castellanos.
(De "Ciudades y núcleos fortificados de la frontera
hispano-lusa", coord.: María Cruz Villalón)
Los dos últimos episodios importantes del enfrentamiento en frontera serán en Elvas y Campo Maior, en septiembre-octubre de 1712. Previamente, en mayo, el Marqués de Bay no consigue tomar el castillo de Barbacena y la ciudad fortificada de Arronches, al oeste de las anteriores. Ahora tampoco lo logrará en el sitio de Elvas (donde asentó a 21.000 hombres), ni en el de Campo Maior, prolongado del 28 de septiembre al 2 de noviembre, en el que cometió el error estratégico de cercar precisamente la zona más reforzada de la fortificación: el noroeste.
En cualquier caso, la guerra estaba concluida, pues las negociaciones de paz entre los contendientes eran un hecho diplomático, con las conversaciones abiertas en Utrecht en enero. El conflicto ya era solamente “peninsular”, y a partir de la retirada de Campo Maior se limitaba al interior de España, “civil”, por los enfrentamientos en Cataluña.
Otra vez más, la Península quedaba devastada y la Raya hispano-luso arruinada especialmente. Con su economía, su producción agro-ganadera, sus pueblos y ciudades, sus gentes, en las peores condiciones. Y de nuevo, sus fortificaciones defensivas destrozadas por efecto de los asedios y de las destrucciones en las ocupaciones temporales por los respectivos enemigos. ¿Cómo emprender, desde el estado calamitoso de las finanzas, su reparación, refuerzo y modernización? Esa será una gravosa, pero necesaria tarea para los años posteriores, en vista de la desconfianza (justificada) mutua entre los dos estados ibéricos.

LA GUERRA FANTÁSTICA Y GUERRA DE LAS NARANJAS.
Precisamente en 1762 van a verse involucrados en la Guerra europea de los Siete Años (1756-1763), cuando Portugal tenía a su ejército extraordinariamente reducido. Este nuevo enfrentamiento es conocido como “Guerra Fantástica”, pues fundamentalmente se basó, dentro de su brevedad (abril-noviembre de 1762), en acciones de guerrilla y milicias locales, sin auténticas confrontaciones militares.
Aún así, en mayo de 1762 una fuerza franco-española de 40.000 soldados toma Miranda do Douro, Bragança y Chaves por Tras-os-Montes, y a continuación Almeida (la única notablemente fortificada) y Castelo Branco por la Beira. También se producen ataques a Elvas, Campo Maior, Ouguela, y la toma de Marvão y Portalegre.
Los anglo-portugueses tomaron el 27 de agosto Valencia de Alcántara, desprovista de fortificaciones, pese a las continuas peticiones de la población, informes y proyectos al respecto: solo al recuperarla se actuará en este sentido, aunque únicamente construyendo algunas trincheras.
El conde de Lippe, nombrado mariscal general de Portugal, reorganizó su ejército con 20.000 hombres, dispuso la defensa del territorio y concibió el refuerzo de las defensas urbanas, debiéndose a él la construcción del Forte da Graça de Elvas (llamado también Forte de Lippe, construido ente 1763 y 1792).
João Tomás Correia. Biblioteca Nacional. Portugal.
El “descanso” en las contiendas repetidas será de nuevo menor a cuarenta años, pues en 1801 la “Guerra de las Naranjas” lleva al enfrentamiento entre Portugal y la coalición franco-española. Godoy ocupa sucesivamente Arronches, Castelo de Vide, Campo Maior, Portalegre, Olivenza, Juromenha y otras poblaciones menores, entre mayo y junio, con mínima resistencia portuguesa: las fortificaciones de todas estas plazas no serán obstáculo para la acción del primer ministro de Carlos IV, que por el Tratado de Badajoz (6 de junio de 1801) retiene para España Olivenza y su territorio comarcal.  Siete años después, entraremos en un nuevo conflicto, esta vez por la invasión peninsular de Napoleón.

lunes, 17 de diciembre de 2012

AMOR A LA MÚSICA EN VILA VIÇOSA

          Hace unos días hablaba aquí del patrimonio histórico-artístico monumental de Vila Viçosa, de su preservación y también de algunas actuaciones discutibles que dificultan la lectura histórica de sus fortificaciones.

          Ahora quiero traer el enlace a dos actuaciones musicales que tuve el privilegio de oír el 1 de diciembre en mi recorrido por el Casco Antiguo (en la Igreja de Nossa Senhora da Conceição) y por la Praça da República (en la Igreja de S. Bartolomeu), cuando indagaba sobre lo anteriormente tratado.

          La primera es con el órgano de la Igreja-Santuario de Nossa Senhora, estando el recinto vacío (sobre la marcha se incorporaron dos o tres visitantes): era un ensayo en solitario verdaderamente extraordinario. El segundo es de la Orquesta da Universidade de Évora, en un concierto público, masivamente seguido, que no fue menos satisfactorio.

          Un contraste entre la soledad del órgano eclesiástico y la nutrida presencia de intérpretes y público, con unas condiciones acústicas ambas extraordinarias.

          Vila Viçosa, además de contar con uno de los patrimonios medieval, renacentista y barroco más interesantes de la Península, tanto civil, como eclesiástico y militar, es una "ciudad de la música": en el Paço dos Duques de Bragança y en el Cine-teatro Florbela Espanca (la gran poetisa romántica de la vila) he asistido a audiciones inolvidables. Y su revista de investigación "Callipole" es un referente intelectual que también enriquece su aportación a la cultura y el patrimonio en general.

          No dejemos atrás tampoco su buena gastronomía alentejana y su repostería conventual (¡ah!, las deliciosas "tibornas").

sábado, 15 de diciembre de 2012


"LOS NIÑOS DE EXTREMADURA VAN DESCALZOS"

Por Moisés Cayetano Rosado

Alguna vez he referido la entrevista que le hice para el periódico HOY al gran poeta Salvador Espriu ¡hace cuarenta años!  A pesar de todo tiempo transcurrido, me sigue resonando aquella frase suya: “Ustedes los castellanos es que no nos comprenden o no quieren comprendernos”. En esa ocasión, tan joven, me quedé de piedra. De piedra porque yo no me sentía, no me siento, castellano, y no fui capaz de decírselo, de comunicarle mis reflexiones interiores, que realizo ahora.
No, yo no soy castellano. Soy extremeño. Procedo de una tierra que resistió a la invasión del Imperio romano con todo su coraje y un líder lusitano, Viriato, que mantuvo en jaque al invasor con su estrategia de guerrillas.
Una tierra que, romanizada, tuvo un intenso desarrollo cultural e influencia por esa macrorregión que hoy forman Extremadura y Alentejo. De aquella época nos queda una de las ciudades con mayor legado arqueológico romano de Occidente: Mérida, capital de la Lusitania.
Esta tierra, luego, tras la invasión islámica llegó a conformar el Reino Aftasí que se extendió hasta Setúbal y Lisboa, y del que nos quedan importantes legados, como la Alcazaba almohade de Badajoz, una de las más grandiosas del arte constructivo militar musulmán.
No soy castellano, sino de esta tierra a la que la Reconquista castellana engulló, bajo control de las Órdenes Militares, sus Maestrazgos y Encomiendas, que repoblaron nuestro suelo y gestionaron  su riqueza: esas ovejas merinas y su lana, que se manufacturaba fuera, enriqueciendo a otros, potenciando su desarrollo industrial.
Luego, al llegar la Edad Moderna, se conformarían los grandes Señoríos, la acaparadora nobleza ante la que miles de campesinos sojuzgados tomaron la decisión de buscar un destino de salvación en la recién “descubierta” América: tras Sevilla, Extremadura ofrece los mayores porcentajes de emigración de los siglos XVI y XVII; estábamos siendo desposeídos de medios de subsistencia y había que marchar “a la aventura”, donde algunos triunfaron (los “conquistadores”, entre los que sobresalieron tantos extremeños) y muchos se hundieron en la desventura y el olvido.
¿Qué decir de lo que luego nos esperaba aquí? Las desamortizaciones del siglo XIX acabaron de proporcionar a los ya potentados y burguesía ascendente los latifundios que monasterios y concejos aún tenían, usufructuados en parte por un pueblo que ahora se queda por completo sin ellos: nueva emigración, más desposesión y miseria. ¡Por si fuera poca la que nos proporcionaron las Guerras de Restauración con Portugal (1640-1668), las de Sucesión de la Corona española (1701-1714) y las de Independencia contra Francia (1808-1814), tan virulentas en la frontera, ocupada por decenas de miles de soldados a quienes mantener, con tantas muertes, tantos enrolamientos a la fuerza, tantos saqueos, tantas destrucciones…!
Pero el siglo XX nos reservaba otra “seña de identidad”: ser la zona con mayor porcentaje de emigración de toda la cuenca mediterránea, pues la mitad de nuestros habitantes tuvieron que marchar a otros lugares de la Península y de Europa.
Sí, nosotros, los extremeños, tenemos nuestras propias raíces, nuestra propia idiosincrasia. Compartimos con “los castellanos” el idioma, pero también con los cubanos, y con los argentinos, y con los colombianos, o los chilenos, o los peruanos, o los dominicanos… en fin más de la mitad de América, y no por ello somos de ninguna de esas queridas naciones.
Es decir, las sensibilidades de los pueblos, la identidad diferencial, no va únicamente unida a la lengua; también a las raíces históricas, al legado cultural, patrimonial, los sufrimientos y también alegrías de sus antecesores. “Los niños de Extremadura/ van descalzos./ ¿Quién les robó los zapatos?”, escribía Rafael Alberti en 1933, resumiendo tantos años de historia y de zozobra.
Tal vez los catalanes no son bien comprendidos por el resto de los habitantes de la Península. Y lo lamento. Y apoyaré siempre las decisiones expresadas democráticamente, la voluntad del pueblo en sus proyectos de futuro. Pero somos más pueblos  los que también formamos este solar ibérico, tan diferente y rico, tan complejo y respetable cada uno, con sus aspiraciones a veces tan calladas, tan sin voz.
Comprendernos y respetarnos todos en nuestra identidad y en la diversidad es nuestro reto: “Recuerda siempre esto, Sefarad”, decía Salvador Espriu. Recordémoslo todos, seamos de Castilla, Aragón, Andalucía, Extremadura…, Cataluña Galicia, País Vasco, Valencia, Portugal…

viernes, 14 de diciembre de 2012


AUTENTICIDAD E INTEGRIDAD EN EL PATRIMONIO FORTIFICADO. EL EJEMPLO DE VILA VIÇOSA.

Por Moisés Cayetano Rosado

Conocida fundamentalmente por el Palacio Ducal de los Bragança, Vila Viçosa posee un patrimonio urbano de corte renacentista notable. A ello se une su tesoro artístico monumental palaciego (éste y otros palacios, sus dependencias anexas y diversas casonas de la villa), eclesiástico (iglesias, capillas, santuarios, ermitas, conventos) y militar (recinto amurallado medieval, castillo del siglo XVI y tenaza del XVII-XVIII), además de otras muchas joyas arquitectónicas y escultóricas, como sus fuentes, estatuas, bustos, pelourinho… museos, archivos, etc.
Sin embargo, hay que llamar la atención por las actuaciones negativas sobre su patrimonio, que por desgracia es una constante en nuestra herencia histórico-artística y que en países con tantos valores heredados con Italia, España y Portugal fueron especialmente agresivas durante sus respectivas dictaduras.

Llevados por un afán “romántico medievalista”, los “restauradores” de los tiempos  de Oliveira Salazar tuvieron actuaciones realmente despiadadas con la integridad y la autenticidad de su legado histórico, de lo que hay muestras en todo el territorio nacional, siendo Vila Viçosa un curioso ejemplo.
Vila Viçosa en la actualidad.
Así, tenemos su Vila Velha, cercada en la segunda mitad del siglo XIII y principios del XIV, pieza fundamental de defensa del territorio rayano. En el inicio del siglo XVI, con la amenaza de las nuevas armas que trae el avance de la pirobalística, se construye un castillo artillado en lo alto de la colina del primitivo asentamiento, que es de lo más novedoso en fortificaciones de la época y un ejemplo sin par en el territorio metropolitano portugués, similar a lo que se estaba realizando en Ultramar.
Esta imponente mole defensiva posee un impresionante foso excavado en roca viva; anchos paredones sobre planta cuadrada, con dos torreones cilíndricos (encarando la dirección de España y el lateral este de la villa, respectivamente), y tres órdenes de aberturas para cubrir desde el interior los fosos, la media distancia y el campo abierto con piezas artilleras. Con su implantación y uso, se realizan demoliciones significativas en la cerca medieval, desapareciendo trozos de cortinas y puertas en la línea de tiro de sus dos torreones, para facilitar la acción de los cañones.
Castillo artillado del sigol XVI. Vila Viçosa.
Posteriormente, a raíz de la Guerra de Restauração (1640-1668), se procede a envolver el castillo y la zona más expuesta al ataque español (el semicírculo norte-este-sur) con refuerzos en tenaza, así como destacados ángulos salientes de garitas y troneras, que serían perfeccionados en los siglos posteriores.
Refuerzos abaluartados del siglo XVII. Vila Viçosa.
Cuando todos estos elementos defensivos se hacen innecesarios para la defensa, el conjunto queda como muestra evolutiva de los sistemas de salvaguarda de la población, con tres hitos temporales marcados: bajomedieval, renacentista y moderno, que hasta los años 30 del siglo XX permitían una “lectura histórica” extraordinaria: defensa neurobalística; actuaciones sobre esa cerca adaptándola a las necesidades de un castillo artillado, equipado con cañones a varios niveles, y  refuerzos fortificados de la Edad Moderna para hacer frente a los avances de la pirobalística.
Porta "medieval"de Évora. Reinventada en los años 40 del siglo XX.
Vila Viçosa.
Sin embargo, el afán “medievalista” del salazarismo forzó un cambio significativo en el conjunto, que es lo que ahora contemplamos: los espacios de la cerca del medievo eliminados en el siglo XVI son reinterpretados, colocándose puertas ojivales monumentales, torres cilíndricas flanqueándolas y un remate almenado a lo largo de toda la muralla; además, se eliminan parte de los refuerzos atenazados del siglo XVII y posteriores, para realzar aún más la visión del “nuevo amurallamiento de la Edad Media”.
Por si fuera poco, el caserío de la villa extramuros que cerraba hacia la fortificación la Praça da República, es arrasado para prolongar dicha plaza, quedando diáfano todo el espacio hacia la nueva puerta (de Évora) construida, dando una visión escenográfica tan espectacular como falsa históricamente.
Se hurta así no solo la autenticidad del conjunto monumental con estos añadidos de puertas y almenados, sino la integridad del legado histórico monumental con la eliminación de atenazados y salientes “a la moderna”.
Por cierto, que en la entrada de esa “medieval” Porta de Évora (reconfigurada) se exhiben dos cañones de la Edad Moderna, que corresponderían a las baterías de los refuerzos eliminados. Toda una mezcolanza -hoy día además entorpecida por una vegetación invasora de alto porte- sintomática de esas “malas prácticas” con nuestro patrimonio, cuyos ejemplos nos deben hacer recapacitar para corregir en lo posible y no seguir cometiéndolos en el futuro.