AMOR BAJO EL
ESPINO BLANCO
(Película para
ver; libro para leer)
La Semana Internacional de Cine de Valladolid
de 2011 otorgó el Premio a la Mejor Actriz a Zhou Dongyu, por su papel
protagonista en la película china Amor
bajo el espino blanco, que es un drama romántico filmado en 2010 por Zhang
Yimou, basado en la novela homónima de Ai Mi (publicada en español por la
editorial SUMA).
Siendo una película tan intimista, serena,
apacible, repleta de candor y de dulzura -por el desenvolvimiento de los dos
jóvenes protagonistas-, se trata al mismo tiempo de una firme, contundente
denuncia del totalitarismo político, al que condena sin ni siquiera un
reproche, la mínima beligerancia.
En medio del campo inmenso donde la jovencísima
e inocente Jing, hija de un “derechista” encarcelado, conoce al también joven y
generoso Sun, hijo de un militar de élite, se va tejiendo un amor que continúa
en la ciudad, donde ambos protagonistas han de esquivar delaciones peligrosas
para el porvenir de la chica, que trata de abrirse camino como profesora, una
vez que supere la fase “depurativa” a causa de los “delitos heredados” de su
padre.
Todo irá bien, a pesar de tanto sobresalto que
superan por su prudencia y capacidad para burlar las vigilancias, hasta que una
leucemia acaba con la vida de Sun y con todos los sueños y proyectos de la
pareja.
El final resulta demasiado cruel, algo
melodramático en la puesta en escena, pero conmovedor por lo que tiene de
derrota en medio de tantas luchas y zozobras.
Y esas luchas, como dije, revelan la cerrazón
de una etapa -la maoísta- en la que aquellos señalados por el pasado de sus
predecesores han de pasar un purgatorio, que tiene más de castigo religioso,
bíblico, que de “reeducación”, a la que apelan los dirigentes, utilizando para
ello el trabajo en el campo, las labores “voluntarias”, como complemento extra
a su profesión en destinos de dureza y/o riesgo, la observación de una conducta
“militante” aún más acentuada, etc. Sí, como un descendiente de “cristiano
nuevo”; como un “hijo de comunista” en la España franquista; como un pariente
de trotskista en la Unión Soviética estalinista.
Simbolizado queda incluso en el título de la
obra y película: “Amor bajo el espino blanco”, que la leyenda maoísta hace ver
que florece rojo por la sangre de patriotas sacrificados bajo él, cuando su
esplendorosa blancura es manifiesta. Y es bajo este árbol, con su blanca
pureza, donde se conocerían Jing y Sun, y donde ella volverá año tras año,
solitaria y llena de recuerdos, para ver florecer, como símbolo del amor
infinito, lo que oficialmente lo es de sacrificio y martirio; en el fondo, lo
que quedó del amor truncado de los dos jóvenes, ajenos al precipicio de
incomprensiones que les rodeó.
Moisés Cayetano Rosado
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