GARCÍA DE RESENDE DE ÉVORA, IMPRESIONANTE “TEATRO A LA
ITALIANA”
Moisés Cayetano Rosado
Junto a los de San Carlos y el Coliseo de Lisboa, el
Teatro García de Resende de Évora es uno de los más representativos en Portugal
de los “teatros a la italiana”: de escenario separado por el arco del proscenio de la sala, de espacio en
forma de herradura, que cuenta con el patio de butacas -platea- y anfiteatro de varios niveles
independientes, con palcos; telas, telares, telón de fondo, camerinos,
bambalinas, puente de amarre para manipular tiros y barras, con estructura de
poleas, así como pequeñas salas “de recibir”, tras los palcos-camarotes de las
clases adineradas.
Además, a este espectacular edificio, que lleva el nombre del poeta, periodista, músico, diseñador y arquitecto
evorense que vivió entre 1470 y 1536, podemos considerarlo uno de los más
espectaculares y mejor conservados en cuanto a integridad y autenticidad de Europa,
equiparable al Scala de Milán. Únicamente ha sido transformada su fachada,
originalmente de mármol rosa, adulterada en 1969 por granito, con cambio en
ventanales y adornos.
El teatro fue inaugurado en 1892,
tras iniciarse su construcción en 1881, bajo el patrocinio de su
propietario, José María Ramalho Dinis Perdigão, a cuya muerte prosiguió el
mecenazgo el doctor Francisco Eduardo Barahona Fragoso, casado con la viuda del
anterior. La dirección de las obras estuvo a cargo del ingeniero Adriano de A.S.
Monteiro.
La sala principal es una auténtica joya barroca. La enorme herradura que forma el espacio de los
espectadores se distribuye en una platea de ligera inclinación hacia el
escenario. Por encima, cuatro órdenes de frisas y camarotes: los dos primeros
para la clase adinerada; la tercera, para la clase media (como la platea), y el
“gallinero” para los más humildes. Entraban los dos primeros por la puerta
principal y los últimos por dos puertas laterales.
El detallismo extraordinario del espacio resulta deslumbrante. Su magnífico escenario es, por detrás, todo
un mundo de mecanismos ingeniosos (camerinos, tramoya complejísima, bambalinas,
cuerdas, poleas, telones, telas… que dan la sensación de que nos encontremos
en un gran navío trasatlántico de la Edad Moderna, de complejísimos mecanismos
de precisión relojera, en que se incluye un espacio bajo la platea de aspecto
tosco, de suelo térreo como por terminar, para favorecer la más correcta
audición.
La techumbre
presenta un extraordinario fresco barroco de admirable belleza. La platea es un “festival” de butacas de madera
noble con tapizado rojo (como el resto de asientos) y mantas dispuestas encima
para abrigo de los espectadores, pues la temperatura de la sala se mantiene a
un nivel bajo para su mejor conservación. Los anfiteatros presentan estancias
separadas por pilares bien labrados, todo
arquitravado, estucado y pintado con adornos geométricos y medallones
figurativos.
Con todo, ¡cuánto maravilla pasear por el tras-escenario, con sus
abundantes camerinos a tres niveles, con pasillo enrejado orientado hacia el
escenario (lo que permite que a veces se utilice en las representaciones como
si fuera una “corrala”!). Admirar el
complejísimo “maderamen” para manejar los sucesivos decorados; una tramoya que
nos hace soñar y “navegar” con sus grandes maderos importados de Brasil y sus
conjuntos interminables de cuerdas, cordeles, ¡todo tipo de engranajes!
Y alrededor de esta enorme herradura: salitas, salas, salones de reuniones,
de actuaciones para pequeñas representaciones, recepciones, actos paralelos, almacenaje
(atesoran una magnífica colección de
“Bonecos de Santo Aleixo, títeres tradicionales de Alentejo), etc.
Hoy, este teatro perteneciente a la
Ruta Europea de Teatros Históricos, bajo la responsabilidad de la Câmara
Muncipal, está regido por el Centro Dramático de Évora, que mantiene una
dinámica programación de actividades teatrales y de todo tipo de actos
culturales, así como visitas guiadas al alcance de quienes lo soliciten,
contactando con dicho Centro. Un ejemplo
para todos, y una evidencia de lo bien hecho que más de un municipio debería
imitar… si aún mantiene un patrimonio cultural como éste sin arrollar, en
medio de los afanes especulativos que en tantos municipios han acabado con su
herencia histórica, artística y monumental.