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lunes, 30 de septiembre de 2013

FORTIFICACIONES DE SETÚBAL CONTRA PIRATAS, CORSARIOS Y ESPANHOIS
Moisés Cayetano Rosado 
El recinto medieval de Setúbal se circunscribía a la zona central, nuclear, de la población actual.. Serán los límites resguardados por murallas mandadas levantar por D. Afonso IV y terminadas bajo su sucesor, D. Pedro I, en el siglo XIV, para defenderse de los corsarios y piratas norteafricanos.
En 1582, el rey Felipe II de España (ya rey de Portugal con el nombre de Filipe I), ordenó la construcción de la fortaleza de São Filipe, tras vencer al Prior de Crato, D. António, por el que había tomado partido Setúbal a raíz de la crisis dinástica. Se trataba de una enorme fortaleza artillera, abaluartada, defensiva de la cuenca del Sado, con una situación geoestratégica privilegiada en un morro al noroeste de la población, completamente bajo su control.
Pero el 1 de diciembre de 1640 es aclamado rey de Portugal D. João IV, que se hace con el control de la población y proyecta nuevas murallas, de tipo abaluartado. El ingeniero militar francés Nicolau de Langres, diseñará las trazas del recinto fortificado abaluartado en los primeros años de la Guerra de Restauração.
Hasta 1696 se desarrollará un plan constructivo, financiado por los negociantes de la sal y por la población de Setúbal a través de nuevos impuestos. Así, se completa un cinturón de murallas, con el refuerzo de los Fortes Velho y da Estrela al norte, y perfeccionamiento general de los baluartes, fosos y obras coronas al este y oeste, proyectándose hornabeques al norte y este, que hacían de la fortificación una maquinaria defensiva de enorme relevancia, con once baluartes y dos medios baluartes.
Llegamos, así, al siglo XVIII con un amurallamiento y defensas exteriores que sitúan a Setúbal en primera línea de las fortificaciones de la Península ibérica. Fortificaciones que se completarán en la línea de costa con fuertes tan importantes como el de Albarquel y Santiago do Outão, en la zona norte del Sado.
¿Qué queda hoy día de todo este Patrimonio Histórico-Artístico Monumental? Fundamentalmente, el Forte de S. Filipe -revitalizado con el funcionamiento de una hermosa y activa Pousada-, así como algunos restos de los baluartes del recinto central y vestigios del Forte Velho.
El Forte de S. Filipe es una auténtica joya de las primeras construcciones abaluartadas, con traza del arquitecto e ingeniero militar italiano Filippo Terzi y acabado del también italiano Leonardo Torriano, que se hizo cargo de las obras al fallecer el anterior; realizó una batería baja de refuerzo João de Saldanha a mediados del siglo XVII.
Mirado desde abajo, desde la playa fluvial, parece un gran barco encallado en lo alto de una montaña. Acercándose a él, el portento de sus enormes paredones y su foso profundo, sobrecogen. Dentro, el espectáculo del paisaje que se domina resulta indescriptible: la belleza de la ciudad a sus pies; la enorme masa vegetal de la Serra da Arrábida y la extensa planicie que lleva al Alentejo, por detrás; la extraordinaria duna de Tróia, el estuario del río Sado y el mar, hacia delante…
El Forte Velho, o de São Luís Gonzaga, se ejecutó a consecuencia de la Guerra de Restauração, bajo traza de Luís Serrão Pimentel, militar e ingeniero portugués, que trabajó fundamentalmente en las fortificaciones de Alentejo y fue un importantísimo tratadista de los métodos de fortificación abaluartada. Hoy día presenta un preocupante estado de abandono, pese a su importancia histórica y artística, estando en gran parte en ruina e invadido de maleza; su contemplación en mapas de Google nos hace ver su relevancia: planta pentagonal  perfecta, con baluarte muy agudo en cada pico y glacis exento, que pide “a gritos” una rehabilitación y puesta en uso como museo de las fortificaciones de Setúbal.
El Forte da Estrela, desgraciadamente, se ha perdido, como ha ocurrido con buena parte de las cortinas y baluartes del recinto principal, si bien se conservan algunos tramos cuya puesta en valor también serían de gran importancia para la valorización integral  histórico-artística de la ciudad.
Es el caso de los baluartes de: Conceição y Livramento al sur, a la orillas del Sado; Santo Amaro y da Saude, al noroeste;  S. António y S. João, al noreste, y S. Domingos al este.

Un “tesoro”, en fin, importantísimo, digno de admirar y mejorar. Oferta clave turístico-cultural de Setúbal (que tanto patrimonio urbano y eclesiástico posee, sin olvidar la importancia de su envidiable mercado de abastos, tan bien surtido de excelente pescado) y punto de arranque del muy atractivo conjunto de fortificaciones de las estribaciones de la Serra da Arrábida.
(Ver panorámica en vídeo desde el Forte de S. Filipehttp://www.youtube.com/watch?v=RNMFxyUt5TI&feature=youtu.be)

domingo, 29 de septiembre de 2013

EL PORTENTOSO ACUEDUCTO DE CAMPILLO DE DELEITOSA (CÁCERES)
Moisés Cayetano Rosado
Llegas a Campillo de Deleitosa, a poco más de veinte kilómetros al sur de Navalmoral de la Mata (Cáceres), y lo primero que piensas es que el tiempo se nos ha detenido. Detenido como su iglesia parroquial, comenzada a construir en el siglo XVII y que -aunque ha sido retocada en diversas ocasiones- conserva un aire tardo renacentista bien marcado en sus puertas de arcos de medio punto -con grandes dovelas graníticas- y en sus contrafuertes sobresalientes, más el toque arcaizante en la espadaña, con dos hermosas campanas y nido de cigüeñas.
El pueblo se asienta en una enorme raña (depósito sedimentario de la Era Terciaria que recubre los materiales paleozoicos, con disposición horizontal, englobando cuarcitas y pizarras en base arcillosa y arenosa), escondido entre montículos mayores.
Una vecina amable (la señora María) nos ofrece perrunillas y nueces; después, café. Otro vecino extraordinario (Javi) acompaña al grupo por el paraje hermoso de los alrededores, donde se construyó un acueducto de más de cinco kilómetros, en las laderas del río de Descuernacabras, y que nos lleva desde los restos del martinete (“molino”) de las Herrerías hasta las ruinas de la central hidroeléctrica, que proporcionó energía a la zona, dándole una vida de la que ahora se resiente.
El acueducto es increíble. Puede recorrerse casi en su totalidad por dentro del vaso del canal, que salva el vacío en algunos momentos con más de 7 metros de altura constructiva y más de veinte arcos consecutivos de medio punto, todo con el material cuarcítico y pizarroso de la zona, impermeabilizado con fuerte mortero.
Me atrae el paisaje. Viejo roquedo levantado en la orogenia herciniana, hace más de 350 millones de años. Anticlinales arrasados por la erosión y sinclinales rellenos, especialmente durante la Era Secundaria, a lo largo de doscientos millones de años.
Vemos enormes crestas de cuarcita resaltando en lo alto de los montes; derrames de pizarras en laderas y depositadas al fondo de los valles, junto a areniscas y conglomerados. Por el camino, las glaciaciones del Cuaternario han depositado bloques de estos materiales metamórficos en las faldas y gargantas, formando enormes pedreras desnudas, contrastando con la vegetación exuberante del resto del terreno.
La disposición de las pizarras que vamos esquivando es de buzamiento casi vertical, erosionadas en “dientes de perro”, de los que hemos de cuidarnos, por lo afilado de sus láminas, finas como hojas de un libro.
El valle es rico en enebros, fresnos, quejigos, loreras, higueras, alcornoques, encinas, jaras, madroños, zarzamoras, hierbas aromáticas… Da para oler, mirar e incluso “masticar”…
Hoy todo es silencio y soledad. Y unos ochenta vecinos, entre los que no hay niños que reemplacen a los habitantes que fallecen. Y una vegetación que crece libre donde antes se labró a fuerza de arado y bestias subiendo por las laderas empinadas: donde no podían, estaba la mano del hombre con su azada… Mucho sacrificio, pero salvó del hambre cuando el hambre se extendió por todos los lugares. Y sirvió de refugio a las partidas de maquis que en la zona no eran solo de milicianos sino de familias enteras, con niños y con viejos, que encontraron resguardo en el monte contra la represión. Javi nos proporciona estos datos con pasión y con serenidad.

Portentoso acueducto. Magnífico paisaje. Extraordinario pueblo con poca y buena gente, que merecen la visita y la atención de todos. Especialmente de las instituciones responsables de velar por el patrimonio rural, paisajístico, monumental (monumento grandioso es su acueducto) y humano. Todo ello lo atesora Campillo de Deleitosa, ahora fuera de ruta, aunque fuese ruta trashumante esencial, por sus notables pastos y su abundante agua, que se precipita desde las crestas que encajan el arroyo de Descuernacabras, y canta limpia en las fuentes y pilares del pueblo todavía.

viernes, 27 de septiembre de 2013

VENDER HUMO Y SUEÑOS
Dice un amigo mío que trabaja en Ecuador -y es un “lince” en la organización de Encuentros, Congresos, Exposiciones, etc.- que él es un “vendedor de humo”. Vendedor de proyectos, de ilusiones.
Pongo en Google la frase y me sale un corto de animación en 3D con el mismo nombre, que ha sido finalista de los Goya 2013, tras lograr el año anterior diversos reconocimientos. Son seis minutos y medio realizados por los alumnos de www.PrimerFrame.com, bajo la dirección de Jaime Maestro Sellés, que están disponibles en el siguiente enlace: http://www.youtube.com/watch?v=dwWqMgddes4.
Si bien el vendedor de ilusiones, de sueños, es el típico “sacamuelas” de las películas del Oeste, y los clientes habitantes de un pueblo somnoliento, monótonos, apáticos…, el humo de colores que extiende en el ambiente y crea seres y objetos fabulosos, apetecibles, revuelve la vida oscura de estos protagonistas.
Es evidente que todo es fantasía, y que la realidad los golpeará al final, pero siempre queda el recuerdo de los momentos mágicos vividos. El momento fantástico, revulsivo, que podrán soñar con que se vuelva a repetir.
Lo recomiendo, porque es un soplo de frescor, sacudida tierna, dinámica, dentro del tedio cotidiano.
Y por similitud de nombre, el propio youtube me ofrece otro enlace (http://www.youtube.com/watch?v=mFdjcKJqBks) digno de tener y retener: Vendedor de sueños. Corto argentino de diez minutos, creado por Rombo Velox, protagonizado por el cómico Favio Posca (vendedor de hilos de colores y de “sueños” en el bus urbano) y la mítica actriz China Zorrilla, en el papel de su abuela.
Magnífico canto a la ilusión, a la potencia de los sueños, a su capacidad para doblegar una tozuda realidad que nos golpea.
Excelente ambientación en el autobús, donde cada uno está en su mundo, mientras el charlatán pregona las bondades de su oferta, la enorme rebaja que en ese momento está dispuesto a hacer. Y más cuando ofrece su “producto estrella” y gratuito: que durante 10 segundos sueñen con un deseo para que éste se haga realidad. Oficio -el de “vendedor de sueños”- heredado de su abuela, alegre, positiva siempre en medio de las dificultades cotidianas. ¡Y se cumple en algunos viajeros, que lo visitan para agradecerle su intervención crucial en medio de sus problemas aliviados o resueltos!
Canto a la esperanza y al candor, que se complementa con el anterior, porque el humo y los sueños -etéreos, fugitivos- están ahí para aprehenderlos, para que no los dejemos escapar.

Moisés Cayetano Rosado

miércoles, 25 de septiembre de 2013

PERVERSA ACTUACIÓN EN EL INTERIOR DEL FUERTE DE SAN CRISTÓBAL DE BADAJOZ

Moisés Cayetano Rosado

Tenemos, por lo general, mala suerte en las rehabilitaciones de nuestro patrimonio histórico monumental en la ciudad de Badajoz. Especialmente en el abaluartado, que pretende la clasificación de Patrimonio de la Humanidad, dentro de la Red Hispano-Lusa.
Actúan sobre el Baluarte de Trinidad -uno de los más monumentales y de crucial significación histórica desde el siglo XVII hasta incluso la Guerra Civil de 1936-39-, y se derrumba con las aguas del invierno: aún sigue la brecha del “enemigo lluvia” dándonos una lección contundente de estrategia bélica.
Actúan sobre el Revellín de San Roque, amplio como un fuerte, y pasan los años sin darle uso alguno, comido de hierbajos por fuera (camino cubierto -sin rehabilitar- y fosos) y por dentro (lo que debía ser un albergue juvenil, según lo planificado).
Actúan sobre el Hornabeque de la cabeza exterior del Puente de Palmas y pasan los meses contemplando el creciente jardín florido espontáneo de explanadas y escaleras, que quebrarán un interior ahora vallado para que no nos acerquemos.


Y actúan -y esto sí que es grave, dañino, irreversible- en el Fuerte de San Cristóbal (la “joya de la corona” de nuestra fortificación abaluartada, magnífica maquinaria defensiva del siglo XVII, completada en momentos posteriores con edificaciones interiores que estuvieron en uso militar hasta mediados del siglo XX), entrando como elefante en una cacharrería: arrasando el contenido, como si el monumento fuera solo el continente, la cáscara (extraordinaria) exterior. Como si su interior no formase parte de su autenticidad histórica, de su integridad como conjunto militar dinámico en función durante trescientos años, que le situaba privilegiadamente ante una de las exigencias cruciales de la UNESCO para ser Patrimonio de la Humanidad, su apartado IV: Ofrecer un ejemplo eminente de un tipo de edificio, conjunto arquitectónico o tecnológico o paisaje, que ilustre una etapa significativa de la historia humana.
Esa etapa significativa viene dada por la historia de unas luchas comenzadas en la Guerra de Restauração (1640-1668), continuadas en la Guerra de Sucesión a la Corona española (1701-1714) y en las Guerra Peninsulares contra la Invasión francesa (1808-1814), para culminar en uso de acuartelamiento y prisión militar hasta la mitad del siglo XX.
Lectura histórica que se pierde al cortar, desmochar, arrasar edificaciones interiores, de tejados a una y dos aguas, exentos, transformándolos en unas “cómodas” terrazas, techumbres planas para el paseo y los cocteles, como si el edificio defensivo militar se transfigurase en elevado salón palaciego de vistas exteriores sin obstáculos en la línea de tiro del “enemigo”. Véanse las argumentaciones precisas en:

La salvaje actuación está a punto de culminarse. Ya solo falta la vegetación de esta terraza “versallesca” y cateta. Teniendo a no más de 15 kilómetros ese fuerte ejemplarmente respetado, restaurado y en uso museístico como es el Forte de Santa Luzia de Elvas, y previéndose para el otro gran fuerte de la ciudad vecina (Patrimonio de la Humanidad por este patrimonio fortificado), el Forte da Graça, una actuación y uso parecido, el contraste resulta aún más descarado y humillante para los que pretendemos para Badajoz un destino mejor que el que le han dado y siguen dando sus responsable oficiales.

viernes, 20 de septiembre de 2013

VILA VIÇOSA: EXPLOSIÓN DE VERDOR
Moisés Cayetano Rosado 
Vila Viçosa es la villa, la ciudad “viciosa”, o sea, exuberante, llena de verdor en sus alrededores, en la enorme dehesa de 2.000 hectáreas que servía en el pasado de reserva de caza a los duques de Bragança (luego reyes de Portugal, de 1640 a 1910, en que se implantó la República). Conocida y visitada principalmente por su Palacio Ducal, grandiosa construcción levantada entre los siglos XVI y XVIII, que domina una enorme plaza en cuyo centro se alza la estatua de D. Juan IV, el primer Bragança que llegó al trono de Portugal.
Sin duda, este monumento de 110 metros de longitud, de mármol blanco y gris, de 50 salas visitables, con valiosos tesoros de azulejos, pinturas murales, tapices de Bruselas, alfombras de Arraiolos, preciosos jardines clásicos, claustro manuelino de gran belleza, museo de carrozas y atractiva sala de armas, seduce a gran número de entusiasmados visitantes.
Únase a ello la Pousada D. João IV, en un lateral, de exquisito gusto, digna de recorrer en sus galerías llenas de tesoros en muebles excelentes, más tapices y cuadros, claustro agradabilísimo y estancias cómodas, donde se puede descansar, sin que nadie te exija ni una consumición mínima (recomiendo, no obstante, su café y chocolatinas). Cerca está, viniendo de Borba, la curiosa Porta dos Nós y un rosario de iglesias, palacetes y rincones agradables de ver; entre ambas poblaciones habremos ido viendo, a ambos lados de la carretera, las enormes canteras de mármol, que más atrás se extienden hasta Estremoz.
Sin embargo, de la ciudad yo prefiero su zona más antigua, el casco medieval intramuros, que ocupa un pequeño promontorio, desde el que se domina todo el restante caserío.
Las murallas, mandadas levantar en el siglo XIII por el rey don Dinis, fueron reforzadas con bastiones en el siglo XVII, y rodean todo el casco antiguo donde habitan aún buen número de familias, en casas primorosamente blanqueadas, de puertas con arcos ojivales y teja árabe. Su conservación es ejemplar, y pueden ser recorridas totalmente, permitiéndonos ver por entre sus almenas el hermoso paisaje de alrededor.
En su interior se encuentra la Igreja de Nostra Señora da Conceição, remodelada en los siglos XVIII y XIX; el cementerio -donde podemos visitar la tumba de la gran poetisa romántica Florbela Espanca, natural de Vila Viçosa- primorosamente cuidado, como todos en Portugal, dotado de una monumentalidad que nos habla del respeto y culto fúnebre heredado de siglos, y el castillo artillado renacentista, rodeado de profundos fosos, en cuyas salas y corredores se encuentra un Museo Arqueológico, así como el Museo de la Caza, con armas y piezas cobradas por los duques de Bragança en todo el mundo. Desde la terraza del Museo podemos contemplar una bellísima panorámica del entorno.
En una de las rampas de salida de este recinto fortificado -en la explanada occidental, delante de una torre albarrana- veremos el Pelourinho, gótico-manuelino, del siglo XVI –de fuste cuadrangular pizarroso de 8 metros de altura, base de mármol, como la esfera calada, de hojas de acanto, superior. En otra salida, mirando hacia la expansión urbana de la ciudad: dos cañones del siglo XVII, utilizados en la Guerra de Restauración, que les llevó a independizarse de España en 1668. El resto del recinto es un vergel de flores, plantas, arbustos y árboles de todo tipo, surgidos y mantenidos gracias al microclima montañoso que allí se origina y al cuidado y mimo de la propia ciudad.
Vila Viçosa, población enclavada sobre un subsuelo totalmente marmóreo, de transición a la pizarra hacia el este, es lugar idóneo, lógicamente, para adquirir artesanía de objetos de mármol; también de estaño. Su gastronomía sigue la tradición alentejana, si bien aquí podemos decidirnos por el gazpacho, la sopa de tomates, el borrego assado no forno y, de postre, sericaia y tibornas.

Las tibornas constituyen el dulce típico de la población, hechas con almendra, cabello de ángel, yema de huevo, canela y azúcar. Tomarlas en la Avenida Bento de Jesús Caraça -la “espina dorsal de la población”-, contemplando en lo alto la Porta de Évora, de su recinto medieval, es un placer que no debemos perdernos al hacer la visita.

martes, 17 de septiembre de 2013

ESPLENDOR DE LA HIERBA EN EL REVELLÍN DE SAN ROQUE Y EL HORNABEQUE DE PUENTE DE PALMAS DE BADAJOZ


Moisés Cayetano Rosado
En mi jardín pastan los héroes, es el título de una novela autobiográfica del escritor cubano Heberto Padilla. Y en el Revellín de San Roque y el Hornabeque de la cabeza exterior del Puente de Palmas, en Badajoz, deberían pastar las ovejas, a ver si así nos ahorraban el triste espectáculo de ver dos monumentos recién restaurados, donde la hierba campa por sus respetos, sin respetar el patrimonio histórico artístico en que se enraiza.
El Revellín está, al parecer, destinado a usarse como albergue municipal, pero lleva ya años cerrado sin que las autoridades se acuerden de cumplir su promesa y dar uso a lo que en su día se usó como Parque de Bomberos y centro de almacenaje municipal, después de haber sido gloriosa defensa de la ciudad, ante los cercos e invasiones de la Edad Moderna. Hoy, sus amplios fosos se llenan de maleza, como su abandonado paseo de ronda exterior y el también abandonado -aunque equipado- interior.
El Hornabeque fue minuciosamente recuperado de su abandono, malos usos y amenaza de ruina, pero continúa cercado, como si estuviera de cerca sitiado por el enemigo: hermosos hierbazales crecen en sus explanadas y escaleras interiores, constituyéndose en peligrosos defensores: con esos “amigos” no hacen falta enemigos.
¿Por qué el destino del Patrimonio Monumental de esta ciudad rayana, tan amplio e importante en lo que se refiere a la herencia de la Edad Moderna, con una impresionante maquinaria defensiva abaluartada que pocos en la Raya lo igualan, tiene ese sino negativo?
Cuando no se destruye radical e irreversiblemente, como ocurriera con el Fuerte de Pardaleras y diversos paños de muralla, revellines, baluartes y glacis, por no hablar de sus cuarteles, polvorines, etc., se reconstruye con notable desacierto como pasó en el baluarte de Trinidad, derrumbado en parte  con las lluvias del último invierno -a poco de su “restauración”-, sin que varios meses después se haya hecho otra cosa que vallar la zona para que nadie pase ni se acerque.

Badajoz aspira a unirse a la Red de Fortificaciones de la Raya, para optar a Patrimonio de la Humanidad, en tanto transfigura su Fuerte de San Cristóbal, adulterando todo su interior, en un transformismo que ignora lo que significa el respeto a la integridad y la autenticidad. Una actuación terrible que se está consumando en estos momentos, a la vez que el Revellín de San Roque y el Hornabeque del Puente de Palmas se preparan para “campo de sembrar patatas”. ¿Cómo es posible tanta dejadez, tanta insensibilidad y tanto desprecio para el tesoro monumental que se tiene, al parecer sin que lo merezcamos?

lunes, 16 de septiembre de 2013

LA CINEASTA ARGENTINA GABRIELA DAVID
Moisés Cayetano Rosado
La programación de la filmoteca de Extremadura nos ha traído al Centro de Ocio Contemporáneo de Badajoz, en esta nueva temporada de cine que se inicia, una película impactante de una directora que desconocía: La mosca en la ceniza, de Gabriela David, sobre la que enseguida me he puesto a indagar.
Gabriela David (nacida en Mar del Plata en 1960 y fallecida en Buenos Aires en 2010) fue una cineasta de extraordinaria sensibilidad y una capacidad poco común para trasladarnos vivencias, problemáticas, sufrimientos de los más débiles y vencidos sin hurgar en la herida para hacernos llorar y ganar así nuestro favor desde el sensacionalismo.
Su cinematografía no es amplia, pero sí muy intensa. La vida tampoco le dio para más, entre las dificultades de su enfermedad -larga y mortal- y los entorpecimientos de un país descompuesto y avasallador para con los creadores, a finales del pasado siglo y comienzos del actual.
Dirigió varios cortos y dos películas de hora y media de duración aproximadamente cada una.
De entre los cortos, destaca Tren gaucho (1988) -basado en un cuento del argentino Juan José Manuta- (https://www.youtube.com/watch?v=SY4P4YTF9tM). Relata en menos de 20 minutos la vida miserable de un grupo joven de rebuscadores en la basura, que durante unos días viven la experiencia de su humilde transformación en protagonistas del Carnaval de su pueblo, pequeño escape temporal que luego les devolverá sin más a su dura realidad de cada día, sobrellevada con resignación.
De sus dos largometrajes -cuyos guiones son también de Gabriela David-, el primero, Taxi, un encuentro (2001) -https://www.youtube.com/watch?v=N_8iGInlDIg-, narra las andanzas de Gato, un ladrón de poca monta que vive con su padre paralítico en una casa semiderruida, sobrevivientes ambos dentro de una ciudad que los margina e ignora. Gato asalta en la noche a un taxista y le roba el vehículo transformándose en ocasional trabajador hasta que, de pronto, una muchacha herida en un tiroteo se introduce en el automóvil. El ladrón la lleva a su casa, atiende sus heridas, y aunque luego la abandona tras dar cuenta a un hospital de su estado, se iniciará un nuevo rumbo en su vida, que se insinúa al final.
Tanto en el corto como en este “largo”, se exponen con realismo los problemas lacerantes de sus protagonistas, pero dentro de una atmósfera “respirable”, “sobrellevable”. No es así en su última entrega, La mosca en la ceniza (2009) -https://www.youtube.com/watch?v=7j9JR2OTKfo-, un drama que gira en torno a la amistad de dos jóvenes del interior del país, traídas a la gran ciudad con engaños para ser explotadas como prostitutas, en una casa siniestra donde esclavizan a otras chicas más, captadas por el mismo sistema. Aunque al final una de ellas logra huir y denunciar la situación -de la que se hace cargo, liberándolas, la policía-, la tensión se vive en todo momento y algunas escenas son duras y difíciles de ver para un espectador de mediana sensibilidad.


Gabriela David ha sabido buscar unos actores/actrices que rebosan naturalidad, sencillez, cercanía, lo que enaltece las obras, de muy logrados primeros planos, que resaltan el estudio psicológico de los mismos, en su desvalimiento y su candor. ¡Bien que merece pasar una tarde contemplando este breve, pero intenso, rico y cálido legado de arte y estremecida humanidad! 

viernes, 13 de septiembre de 2013

SOMBRAS CAMINANDO POR EVORAMONTE
 Moisés Cayetano Rosado
En la carretera que nos lleva desde Estremoz a Évora, a 14 kms. de la primera, se encuentra Evoramonte. Población que no llega a 2.000 habitantes, la mayoría asentada a los pies mismos de la carretera, y unos pocos -ancianos en su mayor parte- residiendo en lo alto de este cerro occidental de la Serra de Ossa, de 474 metros de altura.
Desde abajo, conforme vamos hacia Évora, vemos una muralla en lo alto que nos invita a subir: es de una fortificación perfecta, triangular, mandada construir por el rey D. Dinis, después de que Geraldo Sempavor (especie de Cid Campeador del primer rey de Portugal, Afonso Henriques) conquistara la villa a los moros.
Tiene un par de hermosas puertas de entrada -defendidas por dos enormes torreones cilíndricos cada una, accediéndose a la de más abajo a pie y a la superior también en coche-, aparte de otros dos portalones. Adentrarnos allí es como retroceder en la historia 700 años, no sólo por su amurallamiento sino por el ambiente interior.
Fundamentalmente, dispone de una calle -la rua Direita: nombre que se le da a las que van “derechas al castillo”- y sendos callejones laterales que dan al campo interior del recinto, donde hay a un lado olivos y pastos, y al otro pequeñas huertas familiares. Comprendemos que, en caso de asedio, con las ovejas que allí pueden recogerse, con los frutos hortícolas y de la siembra, sus amplios aljibes y la seguridad del enorme castillo que se alza al medio, puede aguantarse una prolongada temporada, incluso vivir autosuficientemente a saber por cuánto tiempo.
El recinto conserva en su interior dos iglesias (da Misericordia, anexa a un Hogar de Ancianos, y de Santa María, con valioso portal gótico, retablo barroco-salomónico, dibujos en el crucero y azulejos, ambas reconstruidas en el siglo XVI). Deliciosas casas blancas de un solo piso, con portales graníticos de arco ojival y enormes chimeneas cuyo tiro es de mayor altura que las fachadas. Y el castillo, vasto cuadrilátero con cuatro torreones cilíndricos en los ángulos, rodeado por dos vistosos cordones manuelinos.
El interior de éste es visitable; consta de tres pisos de salas abovedadas, polinervadas, de pilares poligonales y capiteles manuelinos de granito.
Las vistas al territorio adehesado de los alrededores son excepcionales desde el amurallamiento, que puede recorrerse totalmente a pie. Los días de niebla parece que estamos alzados en una plataforma pétrea, inmemorial, sobre el cielo; por las tardes, las puestas de sol envuelven en rojizos, azules y malvas el denso encinar de donde nos llega el balido de los múltiples rebaños de ovejas de la zona.
En la rua Direita, hay un restaurante muy bien disimulado entre las casas rústicas que siempre ha tenido extraordinaria cocina: A Convenção, llamado así porque en una casa cercana se firmó el importante tratado que en 1834 puso fin a las guerras civiles entre liberales y absolutistas, con triunfo de los primeros. La tradición señala que las negociaciones se prolongaron mucho quedándoles sólo pan duro para comer, y que eso dio origen a la famosa açorda alentejana, compuesta de pan, agua, sal, poleo, diente de ajo y aceite. Pídase en el restaurante, porque es una delicia; junto a un borrego asado ão forno, de los que pastan por la zona. Las múltiples hierbas aromáticas que podemos coger por allí mismo, son utilizadas sabiamente en sus comidas.

Última recomendación: visítese en solitario o grupos reducidos; con el bullicio, se rompe el encanto de esta villa donde apenas se ven sombras que caminan.

miércoles, 11 de septiembre de 2013

EL PATIO “ENDURECIDO” DEL PALÁCIO DOS MARQUESES DE PRAIA E MONFORTE, DE ESTREMOZ


Aparece en la foto -antes de la actuación reformadora- con fuente de amplia base receptora octogonal, fuste ligeramente troncocónico, plato de recogida circular y boca vertical, todo de mármol blanco. Amplia vegetación detrás, trepando por el muro, blanco también como el resto de las paredes, menos la generosa arcada roja de la derecha, que da paso a un atrio abovedado, en el que se abre una puerta; arriba, una ligera azotea y un cuarto recoleto a su izquierda. El suelo del patio es de losetas, en combate con la vegetación espontánea, verde y fácil de vencer.
“Depois”, la fuente ha dejado de existir (o ha sido llevada sabe dios a dónde). El escenario es todo blanco, menos en el ribete que indica la puerta que hubo a la derecha, amarillento; acristalados los ventanales que sustituyen a la azotea y cuartito de al lado; una escalera suspendida recorre el muro de la izquierda, donde estuvo la pared forrada de vegetación. El suelo es una plataforma continua, blanca, como una pista de patinaje donde el hielo es el mármol abundante de la zona.
El patio romántico ha sido transformado en una aséptica estancia abierta como de hospital, de donde ha huido el alma y la vida de los genios que habitaron la fuente, el verdor de las enredaderas y la hierba. Pasear por él, más que un ejercicio tranquilizante que invita al ensueño como indica la foto del “Antes”, es un sofoco aséptico y arterioesclerotizado, que inquieta e insta a atravesarlo cuanto antes.
Son los misterios de algunas “rehabilitaciones”, que además se exhiben como ejemplares, mostrando fotos en sus fachadas de lo que fue y ahora es. Fotos que a algunos nos hacen pensar lo peligroso que resulta en ciertas manos de “inspirados artistas” la actuación que -nos parece- bastaba con unos retoques en la jardinería, una paleta discreta de albañil y un par de manos de pintura.
Moisés Cayetano Rosado

martes, 10 de septiembre de 2013

FORTALEZAS COLONIALES EN BRASIL
Moisés Cayetano Rosado
DESARROLLO HISTÓRICO.
A poco más de treinta años de su descubrimiento por Álvarez de Cabral, en 1532, se construyen en Brasil las primeras defensas de madera y barro, por el hostigamiento de los corsarios franceses. Y en 1549 se realiza la fortificación “Trinchera del Mar”, en Bahía. A partir de entonces se iniciará una etapa de construcciones a prueba de ataques con artillería que durará dos siglos de levantamientos abaluartados y refuerzos: amurallamientos urbanos, fuertes, fortines, baterías, reductos, trincheras…
Con la Unión Peninsular (Portugal-España) en 1580, se actúa no solo en las bahías de penetración del Océano Atlántico (Recife, Salvador, Bahía…) sino en las desembocaduras de los ríos principales, ante la persistencia de incursiones francesas y holandesas.
Con Holanda acordará Portugal una tregua… inestable, tras la ruptura Peninsular de 1640, que se ampliará a Inglaterra, al establecerse una firme alianza luso-británica, perdurable en los siglos posteriores. No ocurrirá lo mismo con Francia, que atacará frecuentemente por Río de Janeiro desde comienzos del siglo XVIII, y con España, que desde mediados de ese siglo tendrá continuos enfrentamientos en la frontera entre Brasil y Bolivia.
Todo ello llevará a que Portugal se plantee en su gran colonia americana tres objetivos básicos:
- Defender los lugares de acceso portuario.
- Salvaguardar la llegada, partida, carga y arreglos de sus flotas.
- Proteger los almacenamientos de productos a exportar.
Muchos ingenieros europeos trabajarán en la consecución de estas metas, siguiendo en el siglo XVII los tratados de Luis Serrão Pimentel y en el siglo XVIII de Manoel de Acevedo Fortes, fundamentalmente. Y así, se crearán a finales del siglo XVII las Escuelas de Fortificación (Aulas Militares) de Bahía, Río de Janeiro y Recife, donde se formaron los múltiples técnicos que proyectarían y dirigirían los varios centenares de fortificaciones construidas por toda la costa, la cuenca del Amazonas y las fronteras con Bolivia y Argentina fundamentalmente.
FORTALEZAS DESTACADAS.
En la frontera con Bolivia, al oeste, destacan es especial dos extraordinarias construcciones: El Fuerte de Coimbra, de 1775, en el punto de unión actual entre Bolivia, Brasil y Paraguay, y el Fuerte Príncipe de Beira, de 1766, uno de los mayores del país, al borde ambos del río Paraguay.
En la frontera con Argentina, en tierras del actual Uruguay, frente a Buenos Aires, en la desembocadura del Río de la Plata, se fortificó en 1680 la Colonia do Santísimo Sacramento, ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Pero las más abundantes fortificaciones están en la costa abierta del Océano Atlántico. Así, al norte la Fortaleza de São José de Macapá, de 1764 (la mejor artillara, con 86 piezas), en la vía de entrada del río Amazonas; más abajo, la Fortaleza do Castelo de Belem do Pará, de 1616 (una de las más tempranas) y todo el São Luis colonial.
Al norte de Recife, son dignos de destacar el Forte de Nossa Senhora dos Remedios, de 1737, y la Fortaleza de Santa Catarina, así como -en el mismo Recife- el temprano Forte do Brum, de 1629, la Fortaleza de Diego Paes y la de Santiago das Cinco Pontas.
Más abajo, en Salvador, las construcciones defensivas artilladas son múltiples, como corresponden a la importancia de la inmensa Bahía. Y aquí podemos señalar desde el Fuerte de S. Marcelo -único circular del país, de 1605-, hasta los de S. Alberto, Barbalho, S. Pedro, S. Diogo, Santa María, S. António da Barra, Mont Serrat, pasando por diversas baterías, como es la de São Paulo de Gamboa.
Antes de llegar a Río de Janeiro, hay un espectacular Fuerte de 1616, el de S. Matheus. Ya en Río, debemos señalar la Fortaleza de Santa Cruz -de 1567, la más antigua y principal fortaleza de su inmensa bahía-, y los fuertes de Gragoatá, Boa Viagem, S. Luiz, S. João y el más moderno del Duque de Caxies (1776).
Entre Río y São Paulo destaca el Fuerte Defensor Perpétuo, de 1703. Ya en São Paulo, sobresalen el Fuerte São Luiz y la Fortaleza da Barra, ambos de la segunda mitad del siglo XVI.
En el sur de Brasil, lindando con Uruguay, tenemos que rememorar las fortificaciones de la Barra de Río Grande do Sul -de los siglos XVII y XVIII-, perdidas en la actualidad casi al completo, pero de gran importancia defensiva en la Edad Moderna, no solo como defensa de los ataques venidos del Océano Atlántico sino por la cercanía de las colonias españolas.
EL GRAN VALOR ARTÍSTICO-HISTÓRICO-MONUMENTAL.
Todo este conjunto de más de un centenar de fortificaciones, muchas de ellas en extraordinario estado de conservación e incluso uso, constituyen un fabuloso tesoro de gran valor artístico-histórico-monumental. Bien merecería la clasificación de Patrimonio de la Humanidad como conjunto, por su autenticidad, integridad, conjunción de valores técnicos de las diversas escuelas europeas y autóctonas que testimonian más de 300 años de historia (ataques, asedios, ocupaciones extranjeras, recuperaciones…), con aportaciones de todos los intervenientes.
Al menos cumple dos de los requisitos que para tal titulación se exige (uno solo es suficiente para ello):
El II. Testimoniar un importante intercambio de valores humanos a lo largo de un periodo de tiempo o dentro de un área cultural del mundo, en el desarrollo de la arquitectura o tecnología, artes monumentales, urbanismo o diseño paisajístico: La actuación colonial, los enfrentamientos de las potencias europeas en territorio americano por controla sus riquezas, son causas de este desarrollo arquitectónico, técnico y monumental del conjunto abaluartado y artillado.
Y el IV. Ofrecer un ejemplo eminente de un tipo de edificio, conjunto arquitectónico o tecnológico o paisaje, que ilustre una etapa significativa de la historia humana: los ejemplos que se ofrecen de fortificaciones “a la moderna” compendian la evolución del arte constructivo defensivo de toda la Edad Moderna, con la irrupción y desarrollo de la pirobalística.

En tanto, con la calificación o sin ella, hablamos de un conjunto patrimonial que merece conocerse, y a poder ser visitarse con sosiego.