FORTIFICACIONES
DE SETÚBAL CONTRA PIRATAS, CORSARIOS Y ESPANHOIS
Moisés Cayetano Rosado
El
recinto medieval de Setúbal se circunscribía a la zona central, nuclear, de la
población actual.. Serán los límites resguardados
por murallas mandadas levantar por D. Afonso IV y terminadas bajo su sucesor,
D. Pedro I, en el siglo XIV, para defenderse de los corsarios y piratas
norteafricanos.
En 1582,
el rey Felipe II de España (ya rey de Portugal con el nombre de Filipe I),
ordenó la construcción de la fortaleza de São Filipe, tras vencer al Prior de Crato, D. António, por el que
había tomado partido Setúbal a raíz de la crisis dinástica. Se trataba de una
enorme fortaleza artillera, abaluartada, defensiva de la cuenca del Sado, con
una situación geoestratégica privilegiada en un morro al noroeste de la
población, completamente bajo su control.
Pero el
1 de diciembre de 1640 es aclamado rey de Portugal D. João IV, que se hace con
el control de la población y proyecta nuevas murallas, de tipo abaluartado. El ingeniero militar francés Nicolau de Langres, diseñará
las trazas del recinto fortificado abaluartado en los primeros años de la
Guerra de Restauração.
Hasta 1696 se desarrollará un plan
constructivo, financiado por los negociantes de la sal y por la población de
Setúbal a través de nuevos impuestos. Así, se
completa un cinturón de murallas, con el refuerzo de los Fortes Velho y da
Estrela al norte, y perfeccionamiento general de los baluartes, fosos y obras
coronas al este y oeste, proyectándose hornabeques al norte y este, que
hacían de la fortificación una maquinaria defensiva de enorme relevancia, con
once baluartes y dos medios baluartes.
Llegamos, así, al siglo XVIII con un amurallamiento y defensas exteriores que sitúan
a Setúbal en primera línea de las
fortificaciones de la Península ibérica. Fortificaciones que se completarán
en la línea de costa con fuertes tan importantes como el de Albarquel y
Santiago do Outão, en la zona norte del Sado.
¿Qué
queda hoy día de todo este Patrimonio Histórico-Artístico Monumental?
Fundamentalmente, el Forte de S. Filipe -revitalizado
con el funcionamiento de una hermosa y activa Pousada-, así como algunos restos
de los baluartes del recinto central y vestigios del Forte Velho.
El Forte
de S. Filipe es una auténtica joya de las primeras construcciones abaluartadas, con
traza del arquitecto e ingeniero militar italiano Filippo Terzi y acabado del también italiano
Leonardo Torriano, que se hizo cargo de las obras al fallecer el anterior;
realizó una batería baja de refuerzo João de Saldanha a mediados del siglo
XVII.
Mirado desde abajo, desde la playa fluvial, parece un gran barco encallado en lo alto
de una montaña. Acercándose a él, el portento de sus enormes paredones y su
foso profundo, sobrecogen. Dentro, el espectáculo del paisaje que se domina
resulta indescriptible: la belleza de la ciudad a sus pies; la enorme masa
vegetal de la Serra da Arrábida y la extensa planicie que lleva al Alentejo,
por detrás; la extraordinaria duna de Tróia, el estuario del río Sado y el mar,
hacia delante…
El Forte Velho, o de
São Luís Gonzaga, se ejecutó a consecuencia de la Guerra de Restauração, bajo traza de Luís
Serrão Pimentel, militar e ingeniero portugués, que trabajó fundamentalmente en
las fortificaciones de Alentejo y fue un importantísimo tratadista de los
métodos de fortificación abaluartada. Hoy
día presenta un preocupante estado de abandono, pese a su importancia
histórica y artística, estando en gran parte en ruina e invadido de maleza; su contemplación
en mapas de Google nos hace ver su relevancia: planta pentagonal perfecta, con baluarte muy agudo en cada pico
y glacis exento, que pide “a gritos” una rehabilitación y puesta en uso como
museo de las fortificaciones de Setúbal.
El Forte da Estrela, desgraciadamente, se ha perdido,
como ha ocurrido con buena parte de las cortinas y baluartes del recinto
principal, si bien se conservan algunos
tramos cuya puesta en valor también serían de gran importancia para la valorización
integral histórico-artística de la
ciudad.
Es el caso de los baluartes de: Conceição y Livramento
al sur, a la orillas del Sado; Santo Amaro y da Saude, al noroeste; S. António y S. João, al noreste, y S.
Domingos al este.
Un “tesoro”, en fin, importantísimo, digno de admirar y
mejorar. Oferta clave turístico-cultural
de Setúbal (que tanto patrimonio urbano y eclesiástico posee, sin olvidar la
importancia de su envidiable mercado de abastos, tan bien surtido de excelente
pescado) y punto de arranque del muy atractivo conjunto de fortificaciones
de las estribaciones de la Serra da Arrábida.
(Ver panorámica en vídeo desde el Forte de S. Filipe: http://www.youtube.com/watch?v=RNMFxyUt5TI&feature=youtu.be)