I
CONGRESO MUNDIAL DE LA CIUDADANÍA EXTREMEÑA EN EL EXTERIOR
(Foto de Julián Rocha) |
Moisés Cayetano Rosado
He
participado en la sesión del día 21 del “I Congreso Mundial de la Ciudadanía
Extremeña en el Exterior”. No he podido asistir a las
sesiones de grupos de trabajo del día 22, que eran más concretas, en el sentido
de discutir planes de actuación en los lugares de emigración, propuestas para
el retorno y asistencia a las asociaciones de emigrantes. Espero que las conclusiones que se saquen de esos grupos se asuman por
parte de la Junta de Extremadura, y lo que es más importante, que se lleven
a efecto, pues el sentir de aquellos con quienes pudo hablar es que se efectúe
una política de apoyo e incentivos a los que deciden quedarse en los lugares de
acogida y a los que prefieren retornar a esta tierra llena de dificultades.
Acompañado por Julián Rocha, un luchador incansable por Extremadura, que tanto ha hecho por las reivindicaciones de los emigrantes |
Pero, a pesar del esfuerzo que han realizado
los organizadores y colaboradores, al entusiasmo de muchos, hay varias cuestiones de fondo que no
comparto.
Primero,
el propio nombre: “Mundial de la Ciudadanía Extremeña en el Exterior”. Sobra
la grandilocuencia de “Mundial” y resulta oscurecedor de las realidades lo de
“Ciudadanía Extremeña en el Exterior”. Hubiera preferido “Congreso de Emigrantes
Extremeños”. El “IV Congreso”, puesto que antes hemos celebrado tres. Más
claro, directo, consecuente con los antecedentes históricos y con la realidad
de ese “Exterior”, que no es otra cosa que la emigración masiva por razones de
falta de trabajo, precariedad, escasez de alicientes en origen y necesidad de
expectativas de futuro.
Segundo,
el hecho de “traer” figuras de relumbrón
a que nos cuenten sus triunfos, hazañas y conquistas. Desde la inauguración
por un astronauta con ascendientes extremeños a un premiado presentador de
televisión americana (de nacencia emeritense) encantadísimo de haberse
conocido, que se marcó un show en que únicamente hizo falta que se pusiera a
claquear al estilo hollywoodiense. Pareciera que queremos ser otra vez aquellos
que “triunfaron en América”, como en los versos de Luis Chamizo, reviviendo las
“gestas” de nuestros “abuelos” conquistadores de México, Perú, los Mares del
Sur y otras tierras allende los mares… y aquende también, o sea en todos los
lugares a donde vamos, ignorando que esa minoría es anecdótica en medio del
dolor y los problemas de la emigración forzosa y forzada.
Tercero,
los muchos participantes en las Mesas
Redondas: ocho, nueve… para hora y media, que nos dejaba a los ponentes sin
tiempo para comunicar unas mínimas ideas fundadas, y a los asistentes sin poder
desarrollar un debate esclarecedor, lo que frustró en muchos momentos a unos y
otros, vaciando de contenido esencial esas mismas Mesas.
(Foto Julián Rocha) |
Y
cuarto: esa
obsesión por reservar varias filas para autoridades políticas y otros cargos,
invitados especiales e incluso ponentes, que relegaba al resto de los
participantes a una especie de “gallinero” o filas secundarias, cuando eran los
auténticos protagonistas. Aparte de ello, ¡qué feo quedó el que tras la inauguración
del Congreso esas filas quedaran vacías, como si ya se hubiera cumplido el
cometido esencial!
A ver si para
lo sucesivo se aprende de lo que creo que son errores, y se es más humilde,
apegados a la realidad, prácticos, participativos y profundos, huyendo de
triunfalismos, figuroneos, frivolidades y superficialidades.