ESOS VIAJES
TURÍSTICOS EN GRUPO
Moisés
Cayetano Rosado
¡Esos sufridos y sufrientes grupos de turistas!
Puede incluso que viajes solo, pero llegas al pie del monumento y ¡zas!, allí
está el conjunto “observador”, donde al tiempo puedes observar de todo. Así, a
saber:
El
gracioso de turno (suele ser siempre un hombre, y
bien dotado de presencia abdominal), que hace chanzas con cualquier cosa que se
le ponga por delante: aquello que explican los guías, a lo que siempre saca
punta, a poder ser “picante”; el vendedor de cupones que pasa al lado (“Ven
pa’cá, que te los compro tós”, decía uno hace unos días, interrumpiendo las
explicaciones esforzadas a voz en cuello del experto); un compañero o compañera
de viaje, que se hace el interesado o el remolón, da igual: “¡Mía cómo se
emboba ése!”, dice, sobando su barriga.
El
abnegado o abnegada amante de la fotografía, que se
queda siempre atrás y retrasa el deambular del conjunto, perdiéndose en muchas
ocasiones. “¡Chachos, si es que vais a matacaballos!”, dice, poniéndose la
cámara en bandolera, cachazudo.
El
que “pasa” de todo y se sienta en escalones, bancos,
poyetes o cualquier apoyatura de posaderas que se le ponga por delante. “¡Ay!,
qué cansado que es esto, cómo sufrimos los turistas”, dice, interrumpiendo la
leyenda que cuenta el guía, con lo cual le da pie al gracioso para nuevas y más
brillantes aún intervenciones.
Aquellos,
aquellas, que se cuelan en toda tienda de souvenires
que se le ponga por delante, y miran, remiran, regatean, compran o no compran,
pero detienen a la caravana hasta que les da la real gana reanudar la marcha:
“¡Coño!, qué prisa tenéis”, dice, con su paso de reumático/a.
Luego están los que no les gusta la comida, o les gusta en demasía. Tratándose de sefl service o de un “todo
incluido”, ¡vaya platos, bandejas de viandas! ¡Cómo podrán bailar después con
semejantes atracones!
Esa es otra, la del baile. Estarás o no en el grupo, pero caes por allí al
entrar, salir o descansar en dependencias comunes del hotel. Bailongo con
animador/animadora. Pachangueo, rechuflas, graciosismo a tutiplén. Chistes de
los sufridos animadores, que parecen divertirse una jartá con su trabajo.
¿Y qué decir de los cantores, los contadores de
chistes, los inventores de trastadas?
¿Y los entendidos en todo lo que se
ponga por delante, que polemizan con cualquier sufrido explicador que se le
venga a tiro? ¿Y los profesionales de protestar
por todo? ¿Y los amantes de colarse
los primeros? ¿Y los que reservan
los mejores sitios donde sea para los amigos que viene más atrás?
Camina despacioso el tropel. Mira y remira.
Grita y “regrita”. Canta y “recanta”. Ríe, “reríe”. Palmea, “repalmea”. Vive la
vida a tragos de cultura embasada en folletos que recogieron ilusionados de la
agencia de viajes. ¡Deliciosos viajes turísticos en grupo, o sufriendo a
grupos, que a veces te hacen añorar el tranquilo sosiego del sofá!
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