LA TOMA DE TERRITORIOS
EXTREMEÑO-ALENTEJANOS Y EL FRACASO EN BADAJOZ DE GERALDO SEM PAVOR
MOISÉS CAYETANO ROSADO
En Badajoz, la ciudad más poblada de Extremadura, como en Évora, la mayor de nuestro vecino Alentejo, tenemos un personaje que en la lejana Edad
Media efectuó sus correrías, como por gran parte de nuestras dos regiones. En el caso de Évora, con un triunfo
definitivo contra los musulmanes, incorporándola al recién fundado Reino de
Portugal; en el caso de Badajoz, con
un fracaso estrepitoso, que supuso
la no incorporación a su Corona de nuestra ciudad y de buena parte de los
territorios extremeños.
Vamos, por ello, a
aproximarnos sucintamente al conocimiento de este personaje y de sus correrías
por nuestras dos regiones, hasta su definitivo apartamiento.
GERALDO
EN EL TERRITORIO EXTREMEÑO-ALENTEJANO.
Geraldo
era un caballero portugués que nació alrededor de 1132 y estuvo al servicio de
D. Afonso Henriques, primer rey de Portugal, con
el que tuvo unas iniciales desavenencias que se esforzó en limar conquistando
para D. Afonso importantes territorios -aunque algunos efímeramente o incluso
de forma simbólica- como: Serpa, Moura, Monsaraz, Évora y Juromenha en
Portugal, y Trujillo, Santa Cruz de la Sierra, Cáceres, Montánchez, Lobón y
Badajoz, en España.
La “Chrónica Gothorum” se refiere a sus tropas como bando de ladrões, que fazia a guerra por
conta própia y Giraldo cognominato sine pauore, et latronibus sociis eius. La “Crónica de la Monarquía Lusitana”,
de Frei António Brandão, en el siglo XVI, por contra, lo tilda de hum Cavaleiro muy
esforçado”, si bien reconoce
que ganhava o necessario a ponta da lança.
Los más
importantes historiadores portugueses del siglo XIX -Alexandre Herculano y Oliveira Martins- lo tachan
de jefe
de companhias de bandidos. Otros, como David Lopes o José Pires lo
comparan con El Cid Campeador. Uno de los más conocidos investigadores lusos de
finales del siglo XX y principios del XXI, José Hermano Saraiva, recoge ambas
versiones, sin arriesgarse a emitir un juicio propio
En
España, los historiadores José Luis Martín y
María Dolores García, en el tomo II de la “Historia de Extremadura” indican que
es un noble portugués que en 1165
conquistó Trujillo, Évora y Cáceres, y un año después Montánchez, Serpa,
Juromenha y hasta planeaba la conquista de Badajoz. Algo más explícitos son
los responsables de los capítulos de “Historia Medieval” (Julián Clemente, José
Luis de la Montaña y Ángel Bernal) en “Extremadura: la historia”, reconociendo
que llega a dominar la ciudad de Badajoz, aunque no consigue conquistar la
Alcazaba, enfrentado a los almohades que tienen el apoyo en ello del rey leonés
Fernando II. La conquista de la capital
pacense -dicen- suponía prácticamente
el control de la Extremadura musulmana. Estos historiadores se deciden por acusar a Geraldo de “aventurero”, al tiempo que lo llaman “el Cid luso”.
FRACASO
EN BADAJOZ.
Fernando II de León, yerno de D. Afonso
Henriques, tenía pacto de mutua defensa con los almohades, gozando por ello
Badajoz de su protección. A pesar de ello, Geraldo
Sem Pavor convenció a D. Afonso para tomar la ciudad, consiguiendo
apoderarse de los arrabales y cercar la Alcazaba en mayo de 1169, algo que ya
había intentado en el año anterior.
El
rey leonés se presentó con sus huestes, atacando desde fuera a su suegro, al
tiempo que los musulmanes lo hacían desde la fortificación, donde D. Afonso Henriques
había conseguido entrar. Al verse
cercado, intenta la huída a caballo, pero al pasar por una de las puertas
se hiere gravemente, rompiéndose una pierna al tropezar con uno de los cerrojos
de la misma y caerse del caballo, siendo apresado
por los leoneses y quedando prisionero de Fernando II.
D. Afonso es atendido de sus heridas en
la Corte de su yerno, si bien nunca recuperará la agilidad que le permita
volver a cabalgar. A raíz de ello, a cambio de su liberación -como la de
Geraldo, que también había sido hecho prisionero-, ha de devolver a Fernando las plazas extremeñas conquistadas,
fijándose los terrenos de frontera luso-extremeña y en definitiva
hispano-portuguesas.
Así, el
fracaso en la toma de Badajoz va a significar el freno a las conquistas de
Portugal en los territorios actuales de Extremadura, al tiempo que la
pérdida de confianza de su rey en Geraldo Sem Pavor.
Geraldo pasará posteriormente al servicio
de los musulmanes. Murió en territorio del actual Marruecos, acusado de
traición por sus nuevos aliados: acabaron con su vida temiendo que mantuviera
pacto secreto con D. Afonso para avanzar en sus conquistas en terreno aún bajo
dominio islámico en el suroeste de nuestra Península.