jueves, 26 de junio de 2014

LA TOMA DE TERRITORIOS EXTREMEÑO-ALENTEJANOS Y EL FRACASO EN BADAJOZ DE GERALDO SEM PAVOR
MOISÉS CAYETANO ROSADO
En Badajoz, la ciudad más poblada de Extremadura, como en Évora, la mayor de nuestro vecino Alentejo, tenemos un personaje que en la lejana Edad Media efectuó sus correrías, como por gran parte de nuestras dos regiones. En el caso de Évora, con un triunfo definitivo contra los musulmanes, incorporándola al recién fundado Reino de Portugal; en el caso de Badajoz, con un fracaso estrepitoso, que supuso la no incorporación a su Corona de nuestra ciudad y de buena parte de los territorios extremeños.
Vamos, por ello, a aproximarnos sucintamente al conocimiento de este personaje y de sus correrías por nuestras dos regiones, hasta su definitivo apartamiento.
GERALDO EN EL TERRITORIO EXTREMEÑO-ALENTEJANO.
Geraldo era un caballero portugués que nació alrededor de 1132 y estuvo al servicio de D. Afonso Henriques, primer rey de Portugal, con el que tuvo unas iniciales desavenencias que se esforzó en limar conquistando para D. Afonso importantes territorios -aunque algunos efímeramente o incluso de forma simbólica- como: Serpa, Moura, Monsaraz, Évora y Juromenha en Portugal, y Trujillo, Santa Cruz de la Sierra, Cáceres, Montánchez, Lobón y Badajoz, en España.
La “Chrónica Gothorum” se refiere a sus tropas como bando de ladrões, que fazia a guerra por conta própia y Giraldo cognominato sine pauore, et latronibus sociis eius. La “Crónica de la Monarquía Lusitana”, de Frei António Brandão, en el siglo XVI, por contra, lo tilda de hum Cavaleiro muy esforçado”, si bien reconoce que ganhava o necessario a ponta da lança.
Los más importantes historiadores portugueses del siglo XIX -Alexandre Herculano y Oliveira Martins- lo tachan de  jefe de companhias de bandidos. Otros, como David Lopes o José Pires lo comparan con El Cid Campeador. Uno de los más conocidos investigadores lusos de finales del siglo XX y principios del XXI, José Hermano Saraiva, recoge ambas versiones, sin arriesgarse a emitir un juicio propio
En España, los historiadores José Luis Martín y María Dolores García, en el tomo II de la “Historia de Extremadura” indican que es un noble portugués que en 1165 conquistó Trujillo, Évora y Cáceres, y un año después Montánchez, Serpa, Juromenha y hasta planeaba la conquista de Badajoz. Algo más explícitos son los responsables de los capítulos de “Historia Medieval” (Julián Clemente, José Luis de la Montaña y Ángel Bernal) en “Extremadura: la historia”, reconociendo que llega a dominar la ciudad de Badajoz, aunque no consigue conquistar la Alcazaba, enfrentado a los almohades que tienen el apoyo en ello del rey leonés Fernando II. La conquista de la capital pacense -dicen- suponía prácticamente el control de la Extremadura musulmana. Estos historiadores se deciden por acusar a Geraldo de “aventurero”, al tiempo que lo llaman “el Cid luso”.
FRACASO EN BADAJOZ.
Fernando II de León, yerno de D. Afonso Henriques, tenía pacto de mutua defensa con los almohades, gozando por ello Badajoz de su protección. A pesar de ello, Geraldo Sem Pavor convenció a D. Afonso para tomar la ciudad, consiguiendo apoderarse de los arrabales y cercar la Alcazaba en mayo de 1169, algo que ya había intentado en el año anterior.
El rey leonés se presentó con sus huestes, atacando desde fuera a su suegro, al tiempo que los musulmanes lo hacían desde la fortificación, donde D. Afonso Henriques había conseguido entrar. Al verse cercado, intenta la huída a caballo, pero al pasar por una de las puertas se hiere gravemente, rompiéndose una pierna al tropezar con uno de los cerrojos de la misma y caerse del caballo, siendo apresado por los leoneses y quedando prisionero de Fernando II.
D. Afonso es atendido de sus heridas en la Corte de su yerno, si bien nunca recuperará la agilidad que le permita volver a cabalgar. A raíz de ello, a cambio de su liberación -como la de Geraldo, que también había sido hecho prisionero-, ha de devolver a Fernando las plazas extremeñas conquistadas, fijándose los terrenos de frontera luso-extremeña y en definitiva hispano-portuguesas.
Así, el fracaso en la toma de Badajoz va a significar el freno a las conquistas de Portugal en los territorios actuales de Extremadura, al tiempo que la pérdida de confianza de su rey en Geraldo Sem Pavor.

Geraldo pasará posteriormente al servicio de los musulmanes. Murió en territorio del actual Marruecos, acusado de traición por sus nuevos aliados: acabaron con su vida temiendo que mantuviera pacto secreto con D. Afonso para avanzar en sus conquistas en terreno aún bajo dominio islámico en el suroeste de nuestra Península.

martes, 24 de junio de 2014

LA FORTALEZA ABALUARTADA DE SAN LEONARDO: CAPRICHO CONSTRUCTIVO
 
Moisés Cayetano Rosado

Vamos de la Laguna Negra, al noroeste de Soria, hacia el Cañón de Río Lobos, al oeste. Un poco antes de llegar, en San Leonardo de Yagüe, se nos aparece por encima del caserío una fortificación abaluartada, en lo alto de un montículo destacado, pegado al pueblo.
No lo esperaba y me pongo a hacer cábalas. De los conflictos hispano-franceses del siglo XVI imposible, pues Soria cae lejos. Tampoco de la Guerra de Restauração con Portugal a mediados del siglo XVII, por la misma razón. O de la Guerra de Sucesión española de comienzos del XVIII, al seguir siendo un rincón apartado sin incidencias en la época. ¿Qué me queda? ¿La invasión de las tropas napoleónicas a comienzos del siglo XIX? Bueno, las rutas de correo y aprovisionamiento del ejército francés no quedaban a trasmano… Y la guerrilla de El Empecinado estuvo por toda la cuenca del Duero…
Mientras comemos en un restaurante de la carretera, lo discutimos. Desde enfrente de su puerta -al otro lado de la vía- se la ve, altiva; nos acercamos después, con esa fecha en la cabeza: comienzos del siglo XIX…
Y llegamos ante el cartel de su entrada. ¡Oh, sorpresa! El castillo abaluartado de San Leonardo empezó a construirse en 1565, por encargo de Juan Manrique de Lara, Capitán General de Artillería y responsable de las fortificaciones militares españolas en Italia, de las que había tomado ejemplo para… levantar su residencia privada “de capricho”, cumpliendo los criterios defensivos de la época, aunque su interior siguió el modelo de los palacios solariegos italianos.
Como no pudo terminar su obra -murió durante su ejecución-, la prosigue su hijo, Antonio Manrique de Lara y Fajardo, que a ambos lados de la puerta principal colocó dos “hermosos” ventanales, y otros dos más en el mismo paño de muralla, como corresponde a un “palacio bien iluminado y ventilado”.
Es decir, este fuerte de planta cuadrada, con baluarte apuntado en cada esquina -ahora ya bastante deteriorado y esquilmado por los muchos a los que ha servido como cantera para otras construcciones-, no corresponde a necesidades estratégicas ni defensivas, sino al capricho de un “enamorado” de las fortalezas, tal como ocurre con “castillos medievales” recreados por diversos lugares, que han sido levantados “ex novo” por sus propietarios, con ese afán romántico o neorromántico y ensoñador tan propio de los nuevos ricos o de los poderosos prepotentes.

Lo curioso es que en este caso no es una evocación del pasado glorioso lo que lleva a la actuación, sino una acción sincrónica, una traslación de la “estrategia de la necesidad” a la “satisfacción de la grandiosidad” en el mismo tiempo histórico, hoy sometida a dejación, a olvido… y a cábalas de los que buscamos explicación práctica a todo, sin contar con esa variable interviniente del “capricho” de aquellos que se lo pueden permitir.

lunes, 23 de junio de 2014

LA EXTRAORDINARIA MURALLA NUMANTINA Y EL POTENTE CERCO DE PUBLIO CORNELIO ESCIPIÓN
Moisés Cayetano Rosado
No había estado en Numancia. Subir al cerro en donde se asentó constituye una experiencia grata. El yacimiento arqueológico es una muestra de buen hacer, un trabajo concienzudo en lo científico, que además se nos presenta de una manera didáctica agradable, provechosa.
Las excavaciones dirigidas por el profesor de la Universidad Complutense de Madrid Alfredo Jimeno han dejado al descubierto los testimonios materiales de lo que fue una ciudad magnífica, mitificada por el cerco a que fue sometida durante más de 11 meses por Publio Cornelio Escipión Emiliano en los años 134 a 133 a.C., consiguiendo su caída vencida por el hambre.
LA CIUDAD.
Ciudad para albergar cómodamente más de 2.000 habitantes en sus ocho hectáreas de terreno aproximadamente, tenía las calles empedradas de cantos rodados, y excepto dos con trazado Norte-Sur, la orientación general era Este-Oeste, para evitar los fríos y fuertes vientos dominantes provenientes del Norte; además, los cruces no eran perpendiculares, sino que se realizaban descuadrados, para romper las corrientes de aire.

Las casas se distribuían en manzanas, siendo su superficie de unos 50 metros cuadrados, distribuidos en tres estancias: una vestíbulo, otra de despensa y una mayor de uso general (cocina, comedor, dormitorio, zona de trabajos artesanales); su base era tierra compactada y se levantaba con piedras talladas, cubiertas por techo de centeno a dos aguas. Corrales rectangulares completaban el conjunto.

LA MURALLA.
Pero, con todo, lo que más me sorprende es su muralla periférica. Potente paredón de unos tres metros de altura, forrado en ambos lados con enormes cantos rodados y relleno el interior con piedras más pequeñas y tierra. Un modelo preparado para resistir los envites de atacantes, con su maquinaria neurobalística, gracias a ese “colchón” amortiguador del complejo interior del muro, al que las enormes piedras que lo forran le hacen el efecto de “camisa”; técnica que proseguiría mil seiscientos años después, con la irrupción de la pirobalística.
La parte superior de la muralla se remata en la rasante exterior con parapeto de adobe y postes de madera, dejando un amplio paseo de ronda hacia dentro, al que se accede por diversas escaleras de piedra situadas en distintas partes de la fortificación.
A cada trecho de distancia irregular, se remataba la muralla con torres rectangulares de mayor altura, cubriendo los mejores ángulos de avistamiento y de defensa.
EL CERCO.
Los numantinos pudieron resistir durante veinte años los intentos de Roma por apoderarse de la misma, venciendo sucesivamente a diversos generales.
En el año 134 a.C. recibiría el encargo de dominarla el más famoso de todos: Publio Cornelio Escipión Emiliano (nieto adoptivo del vencedor de Cartago). Éste cercó Numancia, disponiendo en los cerros de los alrededores 7 campamentos (el mayor de ellos, Dehesilla, ocupaba 14’6 hectáreas de terreno: casi el doble que la asediada Numancia), unidos por un sólido muro de 9 kilómetros de perímetro, con foso y estacada de madera, de los que aún quedan restos que están parcialmente excavados. También dispuso dos fortines con rastrillo en el punto de encuentro de los ríos Merdancho  con Duero y Tera con Duero, para controlar su paso.
Guardaban el muro perimetral entre 25.000 y 30.000 legionarios y tropas auxiliares mercenarias indígenas; 20.000 soldados estaban dispuestos para efectuar salidas de hostigamiento y 10.000 más quedaban en reserva. En cambio, los numantinos encerrados en la ciudad eran únicamente 4.000.
Pero no fueron vencidos al asalto, sino que hizo falta el cerco absoluto, con la imposibilidad de auxilio guerrero o de aprovisionamiento exterior, para acabar con su resistencia, por falta de víveres. Ante ello, una mayoría decidió acabar con su propia vida, y unos pocos fueron hechos prisioneros y llevados a Roma, donde serían esclavizados.
Este conjunto fabuloso de campamentos de sitio, no suficientemente investigado, ha sufrido en los últimos años el “asedio” del urbanismo depredador (con proyectos de usos industriales y de complejos residenciales), dando lugar a posicionamientos condenatorios de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y la Real Academia de la Historia; a la inclusión en la “Lista roja del patrimonio en peligro” (sobre el campamento de Alto Real, tan grande como la propia Numancia), de la Asociación Hispania Nostra, así como a una amplia contestación ciudadana, dirimiéndose en el Tribunal Superior de Castilla y León, y en el Constitucional. ¡Batallas y cercos que no cesan sobre Numancia en 2.200 años!

El complejo numantino y el entorno de su asedio sorprenderán, sin duda, a quien lo vea. El que pese sobre ello la amenaza del mal uso, del desprecio a la historia y a la arqueología, ya es algo que, por desgracia, nos “llueve sobre mojado” en nuestro patrimonio arqueológico, histórico-artístico y monumental.

viernes, 20 de junio de 2014

CALATAÑAZOR: MÁS QUE EL LUGAR “DONDE ALMANZOR PERDIÓ EL TAMBOR”

Moisés Cayetano Rosado

Igual que a muchos, Calatañazor me “sonaba” como el lugar “donde Almanzor perdió el tambor” ante las tropas castellanas y leonesas en 1002. Y fue en El Burgo de Osma, yendo a Soria, donde un policía municipal nos dijo que no podíamos perdernos de manera alguna, la visita -a medio camino entre ambas poblaciones- de Calatañazor. El policía, muy bien informado y amable, también nos recomendó otros puntos, como La Fuentona, el Cañón del Río Lobos y la Laguna Negra, que son una delicia natural, y de lo que ya dije algo en otras páginas.
Pero Calatañazor, con sus 70 habitantes de avanzada edad, nos reservaba una sorpresa mayúscula y completa en todos los aspectos.
El origen del nombre parece surgir del árabe Qalat al-Nasur (o Calat al-Nusur, Calat en-Nossur y Calat-An-Asor..., según autores), que tiene el significado de castillo del buitre, nido de águilas para otros. Y el nombre no puede estar mejor puesto, pues se alza sobre un peñasco enorme, calcáreo, fuertemente karstificado, con unos espléndidos alrededores donde abundan los fósiles del Jurásico.
Precisamente, frente al castillo, en la amplia plaza del pueblo, al lado mismo de su recia picota (rollo) del siglo XV, podemos ver el fósil marino más destacado: huellas de palmera de entre 10 y 25 años de antigüedad, que llaman Piedra del Abanico, con impresiones precisas de las grandes hojas estriadas en una oquedad de la roca y en diversas partes de su superficie.
Y desde allí mismo, podemos contemplar la hondonada en toda su magnífica extensión. La llaman el "Valle de la Sangre". Seguramente el nombre se deba al color de las aguas del río Milanos cuando el sol, ocultándose, las refleja; pero la imaginación popular ha forjado una leyenda con la gran batalla que cristianos y moros (al mando de Almanzor) libraron: de sangre se empaparía la explanada, que tomó para siempre esa coloración.
Resiste en pie buena parte de la muralla circundante, construida en el siglo XII por Alfonso I el Batallador. Lo que aún perdura del castillo -impresionante en lo alto- se remonta al siglo XIV o XV, si bien algunas piedras aparejadas al modo árabe hablan de un origen anterior. Conserva también el foso, que lo aislaba y defendía por el lado de la población, derramada a sus pies.
Desde esa altura, la vista se pierde en la masa de 12 hectáreas del más puro sabinar de la provincia. Y vemos en la ladera, como a doscientos metros, tres sepulturas rupestres antropoides excavadas en roca viva, datadas sobre el siglo X, a las que resulta fácil acceder por una vereda desde este inmenso mirador.
En el centro del pueblo podemos admirar la iglesia románica de Nuestra Señora del Castillo (del s. XII, reformada en el XVI). Son de gran mérito la bóveda gótica del ábside y la portada enmarcada en alfiz con una guirnalda ondulada tipo califal; sobre ella tres arquillos ciegos, con columnillas -lobulado el central-, preceden a un óculo airoso, abocinado.
El pueblo está distribuido a ambos lados de la Calle Real, pavimentada con cantos rodados, porticada mediante puntales de madera de sabina que sustentan los pisos superiores y cubren la acera. Resulta armoniosa su diversidad de piedra, madera y barro, ligeramente tortuosa, con callejuelas a sus lados que nos ofrecen rincones deliciosos.
Casas de dos plantas, levantada en piedra la inferior, y pies derechos de sabina, unidos con entramado vegetal o muretes de adobe o tapial, enlucido de barro, la superior. Por fuera, ostentan balcones y aleros pronunciados, así como algunos blasones. Enormes chimeneas cónicas de ladrillos como en falsa cúpula,  y remate en chapas lanceoladas de hierro, destacan sobre los tejados.
Casas rurales que en nada desentonan con el medio y restaurantes donde ofrecen el sugerente lechazo al horno, completan una oferta tentadora. Todo en medio de lo apacible de este pueblo que parece parado a raíz de la batalla con Almanzor, y es un remanso de paz y de belleza, donde la mano del hombre ha puesto lo justo para completar con respetuoso urbanismo a la naturaleza.

A la entrada de la Villa, fuera del recinto amurallado, encontraremos la ermita de la Soledad, románica, bien restaurada, así como la ermita de San Juan Bautista, ya en la vega, de la que solamente quedan los muros y la puerta románica de medio punto. Alejándonos hacia La  Fuentona -esa joya de agua subterránea que mana desde inmensas galerías y forma como una gigantesca lágrima en medio del sabinar-, la vista en lo alto de Calatañazor se nos ofrece como un gran barco varado en el roquedo, alzado de los antiguos mares que cubrieron la zona y conformaron el paisaje calcáreo de páramos, valles, hoces y cañones.

jueves, 19 de junio de 2014

GALERÍAS PORTICADAS: GRANDIOSA APORTACIÓN CASTELLANA AL ROMÁNICO INTERNACIONAL
Moisés Cayetano Rosado
RECONQUISTA Y OTORGAMIENTO DE PRIVILEGIOS.
Fijar población, repoblar, establecer una “marca”, era crucial para los reinos cristianos en su avance hacia el sur. Ganar terreno a los musulmanes convirtiendo grandes espacios en “tierra de nadie” no resultaba estratégicamente aconsejable, pues conducía a la provisionalidad y a la pérdida de lo conseguido con tanto esfuerzo humano y material. De ahí que a los pobladores que constituían las “avanzadas estables” en los territorios recién incorporados se les incentivara con privilegios, fueros, exenciones, que les otorgaban cierto poder e independencia dentro del esquema piramidal de la sociedad medieval.
La “línea del Duero”, con el hostigamiento de los almorávides en el siglo XI y los almohades en el XII, desempeñó un papel crucial en la Reconquista, por lo que los cristianos asentados en sus puntos estratégicos disfrutarían del favor real, cierto autogobierno, gestión autónoma de recursos, libertad de transacciones comerciales, etc. Y ello llevaba consigo la reunión de los ciudadanos en espacios comunes, lugares de encuentros sociales, cívico, jurídicos, económicos, etc.
Nada mejor que el amparo de la iglesia, en una sociedad tan apegada a lo religioso, para celebrar estas actividades. La vecindad de sus muros. De ahí la construcción anexa de galerías porticadas en uno de sus laterales (o más de uno), que les sirviera como lugar de encuentro. Y así nace este modelo constructivo excepcional que tendrá sus ejemplos más abundantes y significativos en Segovia y Soria (“cabeza de Extremadura”: ¿“Extra Duriam”?, “más allá del Duero”).
LAS GALERÍAS PORTICADAS.
En Segovia perduran en la actualidad 36 galerías porticadas de la época (románicas) y 8 más con indicios. En Soria, 21, más otras 2 con indicios. Tras ellas tenemos a Guadalajara, con 12 e indicios en otras 2; Burgos, 8; Ávila, 1; La Rioja, 1; Álava, 1, y restos de otra en Palencia.
Las galerías porticadas suelen estar adosadas al muro sur de la iglesia, tienen techo de un agua hacia fuera, quedando delimitado el espacio resguardado por arquerías con columnas (primero simples y alternando con pilares, después generalmente pareadas; de fuste corto y grueso en las primitivas, y más airoso después; con toscos capiteles y basas en las iniciales, que se van estilizando con el tiempo); pódium corrido, y cornisa sustentada en canecillos, frecuentemente esculpidos (como los capiteles) con motivos historiados, figurativos, geométricos, florales, etc. con finalidad didáctico-religiosa.
EJEMPLOS NOTABLES.
El primero de los templos románicos a que se adosa galería porticada -a finales del siglo XI- sería el de San Miguel, en San Esteban de Gormaz (Soria). Su primitivismo nos recuerda al prerrománico e incluso los templos romanos arcaicos, pero la armonía de sus siete arcos (siendo el central el de entrada), los bien trabajados capiteles y canecillos, así como la situación en alto del conjunto, le dan una extraordinaria vistosidad y mérito artístico.
En segundo lugar tendríamos la galería de El Salvador, en Sepúlveda (Segovia), decana de las iglesias románicas al sur del Duero. Ya se nota una progresiva estilización: ocho arcos de medio punto más amplios, de columna con fuste airoso a cada dos y separación de las parejas por amplio pilar.
En Segovia ciudad es donde más galerías porticadas se atesoran: nueve en total, destacando la de la Iglesia de San Martín, que tiene galerías (de comienzos del siglo XIII) en todos sus lados menos en el ábside, lo que la convierte en un caso especial y único, entre los conservados.
De cualquier forma, en origen también otras ostentaban galerías en tres de sus cuatro lados, como ocurría con la de San Miguel Arcángel, del pueblo soriano Andaluz; hoy día solo conserva las arcadas del muro sur (ocho arcos de medio punto, seis a un lado y dos al otro del vano de entrada, alternando las columnas sencillas con las de fuste cuádruple) y un par de arcos en el tramo occidental. Aunque del siglo XIII, su estructura arcaizante se asemeja a la primera enumerada, de San Esteban de Gormaz.
Y muy cerca de las anteriores se encuentra la que a mi parecer es la más deliciosa de todas, armónica con el propio templo, también un ejemplar románico magnífico, recientemente restaurado, tras haber sido condenado al olvido, la decadencia y mal uso, con añadidos, como el emparedamiento a cal y canto de los vanos. Se trata de la ermita de Nuestra Señora de la Asunción, en las cercanías del pueblecito de Duratón (Segovia). La arquería de principios de siglo XIII, con seis arcos a un lado y cuatro al otro de la puerta -de arco polilobulado en la arquivolta interior de su abocinamiento-, es una delicia. Y los altorrelieves historiados y figurativos de canecillos y capiteles, de una altísima calidad.
Por cierto que, hablando de rehabilitaciones, me llama la atención la única iglesia románica porticada de la provincia de Ávila: San Martín, en Arévalo. Tiene diez arcos en su pórtico sur: seis y cuatro a ambos lados de la puerta de entrada, sostenido su arco por gruesos pilares (ligeramente mayor que los demás, que se alzan sobre columnas geminadas con capiteles historiados). Su muro norte presenta una rehabilitación cuando menos sorprendente: una especie de visera sobrevuela la puerta de entrada, que se prolonga en otro tramo más en que sobre su fondo blanco está grabado el nombre de la iglesia y la leyenda “Espacio Cultural” (puesto que a ello se dedica en la actualidad), y a continuación un cuerpo cerrado alicatado con plaquetas de mármol blanco.
PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD.

Tras ver la rehabilitación en las anteriores y otras muchas más, este tipo de actuación se me hace completamente incomprensible. Pero, en definitiva, el conjunto bien merece una visita detenida, el placer de contemplar una red de galerías porticadas que definen muy bien una época (la compleja repoblación en la “línea caliente” de la Reconquista), un modelo social (con capacidad de reunión, discusión y decisión colectiva) y una solución arquitectónica para los usos religiosos y civiles de gran valor artístico, siendo un testimonio único, de valor universal. Conseguida la rehabilitación general con bastantes dosis de autenticidad e integridad, bien podría optar a la Declaración de Patrimonio de la Humanidad.

miércoles, 18 de junio de 2014

CAÑONES CALCÁREOS EN SEGOVIA Y SORIA
(El valor de lo menos conocido)

DEL CAÑÓN DE RÍO LOBOS A LA LAGUNA NEGRA (II)
Moisés Cayetano Rosado
CAÑÓN DE RÍO LOBOS.
Al oeste de La Fuentona, en la vertical de Burgo de Osma (que queda a 12 kilómetros), se nos presenta el esplendoroso Parque Natural del Cañón del Río Lobos, con 25 kilómetros de desfiladero rasgando la paramera, elevada por encima del río a veces hasta a 100 metros de altura, como por el Duratón segoviano.
En lo alto, la formación calcárea, junto a arcillas, arenas y conglomerados, forma una plataforma bien nutrida de sabinas, con impagables miradores hacia el poderoso cañón de calizas del cretácico superior (con 100 millones de años de historia geológica), a las que acompañan derrubios provocados por la alternancia hielo-deshielo; abajo, en la base, margas, arcillas y conglomerados del cretácico inferior se enriquecen con la aportación de la flora ribereña, sobrevolada por gran número de rapaces.
Hay que ir -cerca de la población de Ucero- por un cómodo y breve acceso de alrededor de 1 kilómetro al lado del río, hasta la ermita de S. Bartolomé. Ejemplar gótico tardío -del siglo XIII-, lindante con la Cueva Grande, impresionante oquedad con grabados rupestres (y también graffitis de gamberros, que se extienden a las paredes de la ermita), desde la que las vistas al templo son magníficas. Esta iglesita -y el cañón en general- también está envuelta en la leyenda, como es corriente en estos parajes tan sobrecogedores por su grandiosidad.
Se dice que  el Apóstol Santiago, montado sobre su caballo, saltó desde el alto de uno de los farallones del Cañón de Río Lobos. Los cascos dejaron sus huellas sobre la piedra, cerca del camino hoy utilizado y la espada se le cayó al suelo y allí donde se clavó quedó revelado que sería el lugar donde edificar la actual ermita. Ésta se levantó en un lugar equidistante de los dos puntos más septentrionales de la geografía peninsular, los cabos de Creus y Finisterre, siendo el "Omphalos" (el centro del mundo). Sin duda, este misterio no puede comprenderse sin la cueva, en la que probablemente se celebraban rituales de carácter pagano desde tiempos prehistóricos.
LA LAGUNA NEGRA.
Así describió Antonio Machado a la Laguna Negra en su romance “La tierra de Alvargonzález”, a la que no debemos dejar sin visitar:
Llegaron los asesinos 
hasta la Laguna Negra, 
agua transparente y muda 
que enorme muro de piedra, 
donde los buitres anidan 
y el eco duerme, rodea; 
agua clara donde beben 
las águilas de la sierra, 
donde el jabalí del monte 
y el ciervo y el corzo abrevan; 
agua pura y silenciosa 
que copia cosas eternas; 
agua impasible que guarda 
en su seno las estrellas. 
Y aunque más atrás la había llamado “laguna sin fondo” (teniendo en realidad 8 o 10 metros de profundidad), está muy bien “retratada” en los versos ella y su entorno geo-biológico.
La Laguna Negra, al norte soriano, en la falda sur de los Picos de Urbión, es un espacio mágico (se especula con que se comunica con el mar mediante cuevas y corrientes subterránea, y que hay un ser en su fondo que devora todo lo que cae en ella). Conformada por modelado glaciar de grandes masas de cantos rodados (compactados en gigantescos conglomerados), al norte muestra la enorme pared rocosa vertical de la que van desprendiéndose pedruscos por la acción rompedora del hielo-deshielo; en el centro, la Laguna, y sirviendo como barrera a la misma la morrena al sur, por donde deambulamos los visitantes, sobre una plataforma de madera.
Hayas, pinos y robles albares, abedules, álamos temblones, retama, brezo y pradera nos acompañan por la pista forestal de 2 kilómetros que da acceso a ella desde el aparcamiento de El Paso de la Cerrá, y que en temporada de gran afluencia han de ser cubiertos en autobús de servicio exclusivo para este fin.
Estando allá, hay que subir hasta la base de la cascada que de un extremo del “gran muro” norteño baja en primavera hasta la Laguna. En invierno, y buena parte de entretiempo, los hielos  lo dominan todo y lo modelan. Únicamente en verano deja atrás el frescor, que incluso en junio nos hace protegernos con cierta ropa de abrigo.

Todo un descubrimiento para iniciarse en el conocimiento del tesoro natural que Segovia y Soria guardan, aparte de sus otros valores históricos, monumentales, gastronómicos, en los que merecerá también que un día nos detengamos.

martes, 17 de junio de 2014

CAÑONES CALCÁREOS EN SEGOVIA Y SORIA
(El valor de lo menos conocido)
Moisés Cayetano Rosado

DEL DURATÓN A LA FUENTONA (I)

LA HOZ DEL DURATÓN.
Vas llegando a Sepúlveda -a 55 kilómetros al noreste de Segovia- y lo primero que destaca es el portentoso pliegue calcáreo en rodilla que la acompaña a su derecha, precipitándose en un pronunciado valle en “uve” al borde del caserío. Ahí mismo empieza ya la Hoz del río Duratón, que durante 27 kilómetros irá desplegando hacia el oeste un espectáculo kárstico sorprendente.
Desde arriba -páramo poblado de sabinas, enebros y pinos- contemplamos las paredes verticales calizas -de mínima vegetación rupícola y oquedades para refugio de las aves-, que alcanzan a veces los 100 metros de profundidad. El fondo del tajo encajona al río -responsable de la erosión junto a la disolución de la roca por la acción disolvente del agua-, con sus aguas verdes discurriendo por meandros pronunciados.
Estas calizas y dolomías cretácicas se formaron hace alrededor de 140 millones de años, sobre mantos paleozoicos de granito y gneis, aflorando tras desecarse el Mar de Tetis. Y se curvan casi en círculo en las cercanías del enclave de la Ermita de San Frutos, sencillo, hermoso templo románico del siglo XII, al que no le faltan sus leyendas. Una de las más conocidas es la de “La Cuchillada”,  la grieta que hay que salvar -ahora mediante un puente de piedra- para entrar al recinto.
Según la tradición, fue abierta por San Frutos con su bastón para detener a los sarracenos y proteger a los vecinos de Sepúlveda que pedían ayuda; así, la grieta define el terreno "sagrado" que los infieles no debían pisar. Al lugar llegamos a pie por un camino de tierra de 900 metros, tras dejar el vehículo en un aparcamiento ex profeso cerca de la población de Villaseca, mínima localidad del municipio de Sepúlveda, que cuenta con 24 habitantes en su censo de 2012.
Siempre nos acompañarán por el camino, en lo alto, formaciones de buitres leonados, que junto a las águilas, halcones, azores, alimoches y búhos reales forman su rica población de rapaces. Y desde la ermita, una vez más el paisaje causa impresión por su grandeza, el verdor de la arboleda, los precipicios encajados, lo enorme del roquedo vertical en estratos.
VALLE EN EL SABINAR DE CALATAÑAZOR.
Siguiendo hacia Soria, no van a faltarnos los sorprendentes efectos erosivos ocasionados en las calizas mesozoicas, especialmente en el noroeste de la provincia, si bien ya disfrutaremos de un magnífico regalo en la extraordinaria población -ejemplo histórico-artístico de urbanismo y caserío tradicional- de Calatañazor (Calata-Nossurt: nido de águilas, por su enclave elevado y como “colgado” en las alturas). Desde los restos de su castillo se nos muestra un amplio valle en “u”, con aprovechamiento hortofrutícola, y otra vez las paredes calcáreas verticales, con suaves derrubios de margas, cubiertas de verdor y encumbradas de sabinas albares, reliquia del Terciario.
El Sabinar de Calatañazor es un anticipo de lo que un poco más al noroeste nos espera, en el nacimiento del río Avión.
MONUMENTO NATURAL DE LA FUENTONA.
Me refiero al Monumento Natural de La Fuentona, al que accedemos por un camino de tierra y estructuras de madera, siempre al borde del río, donde crecen los álamos y algo más arriba las sabinas (con una de las densidades mayores del mundo). Al final de este hermoso cañón, se nos presenta  una surgencia de agua en forma de embudo, una especie de “lágrima gigantesca”, con 30 metros de diámetro, transparente, coronada de picachos calizos y misteriosas galerías en su fondo desconocido.
La Fuentona se prolonga en el interior de la tierra en una primera galería de 203 metros de longitud, que llega hasta los 54 metros de profundidad. Tras varias más horizontales y una ascendiendo hacia el páramo -con numerosos pozos verticales y fuertes torrentes de agua-, se accede a otra de la que se han podido recorrer 350 metros de longitud, llegando a 100 metros de profundidad: su peligrosidad no hace aconsejable proseguir el espeleobuceo para continuar la exploración.

Además de las rapaces, nos acompañarán en este llamado también “Ojo de Mar” el canto y la presencia de alondras, mirlos y terreras, junto al croar de las ranas que puebla el río, en medio de la tranquilidad de este privilegiado espacio natural.

viernes, 13 de junio de 2014

DOS AÑOS Y MEDIO DE BLOG
Nació este blog hace dos años y medio (en concreto, el 11 de diciembre de 2011). Desde entonces, ha ido creciendo en número de visitantes, lo que en buena medida se debe a su enlace en distintos grupos de facebook y mi propio muro.
En este tiempo, en su Página principal he publicado 416 entradas. He incluido en la página de Artículos cortos 203 trabajos, publicados en distintos medios de comunicación, fundamentalmente de España y Portugal. En la página de Archivos adjuntos van 52 entradas, gran parte de ellas libros y revistas completos, ensayos e investigaciones de cierta densidad, publicados también fundamentalmente en España y Portugal.
En los tres apartados del blog se tocan temas de lo más variado, si bien son los más frecuentes los referidos a cuestiones de conocimiento artístico-monumental, social y humano del medio transfronterizo hispano-portugués; fortificaciones de la Edad Moderna; literatura hispana, portuguesa y brasileña; movimientos migratorios en general, españoles y lusos, extremeños y alentejanos en particular; poesía y narrativa propia; crítica de libros y de cine; análisis de situaciones de actualidad en diversos ámbitos (político, económico, social, educativo, etc.); estudio de movimientos campesinos (en especial reforma agraria) y una atención especial a todo lo relacionado con la Revolução dos Cravos em Portugal.

En resumen, Extremadura y Alentejo, Portugal y España, sin olvidar nuestro entorno de influencia o bajo el que estuvimos y/o estamos influidos (junto a temas generales de arte y cultura), conforman el grueso de los trabajos presentados, siempre a libre disposición de todo el que desee hacer uso de los mismos, como señalaba esquemáticamente en la presentación que ahora cumple dos años y media de vida.

jueves, 12 de junio de 2014

LA EXTRAORDINARIA Y CONTINUADA LABOR DE CALLIPOLE

Moisés Cayetano Rosado

Desde 1993 en que se editó por primera vez, la Revista de Cultura Callipole -sufragada enteramente por la Câmara Municipal de Vila Viçosa- ha salido a la luz ininterrumpidamente. Su último número, el 21, acaba de ser presentado en la población el día 10 de junio, coincidiendo con la Fiesta Nacional de Portugal, que conmemora la muerte de Luis de Camões.
Es un caso meritorio en el panorama de las revistas de cultura no solo nacional sino peninsular, pues ni en España o Portugal se suele dar continuidad en las publicaciones culturales de forma prolongada. Y menos si han de ser costeadas por las instituciones locales. Y aún más difícil si se trata de volúmenes de la entidad de la que comentamos, con una media de 300 páginas por número, superando en cada uno la docena de colaboradores -a veces el doble-, y con incorporación siempre de nuevos investigadores y creadores.
Únase a lo anterior el carácter internacional de la misma, con presencia de autores de diversas nacionalidades, especialmente de España, con investigaciones y ensayos que además de profundizar en los estudios locales y regionales se proyectan a la historia, el patrimonio artístico-monumental, las artes, las letras, ciencias, etc. comparadas.
Son, así, casi 6.000 páginas de riquísima documentación que -como dirían en la presentación de la última entrega el director (Presidente da Câmara Municipal, Manuel Condenado) y el director adjunto, Licínio Lampreia- están a disposición de todos los estudiosos que lo demanden y constituyen una base imprescindible para el conocimiento de la historia y el patrimonio de Vila Viçosa, así como de Alentejo y su entorno transfronterizo.
Hay que destacar la presencia en sus números de los trabajos relacionados con la poetisa Florbela Espanca, nacida en Vila Viçosa y una de las sonetistas más destacadas de la Edad Contemporánea a nivel internacional. Precisamente el número 21 de Callipole se nos entrega en dos volúmenes, uno ordinario de 315 páginas y otro especial de 182 páginas, dedicado éste último por entero al estudio de Florbela.
Asimismo, los trabajos sobre la Casa de Bragança o el patrimonio monumental, museístico, urbano y social del concelho, constituyen pilares fundamentales de estas publicaciones, que -como también dirían sus responsables- están en el comienzo de su andadura. Una andadura encomiable, con frutos ya muy consolidados y aportaciones de gran altura intelectual y artística.

Bueno sería que otras câmaras municipales, ayuntamientos, instituciones oficiales locales, distritales, provinciales, etc., tomaran nota y se decidieran a imitar la labor de este municipio. Un concelho de no más de 9.000 habitantes que la lleva a cabo sin interrupción, a lo que además une otras muchas iniciativas editoriales, artísticas y culturales de alta calidad, acogidas entusiastamente por una población incondicional en la asistencia a los actos de presentación y desarrollo, siempre numerosa.