jueves, 6 de noviembre de 2025

 DE LOS HOMBRES SIN TIERRA A LA TIERRA SIN HOMBRES

MOISÉS CAYETANO ROSADO

Ahora que se habla tanto -es de cualquier forma recurrente- de la despoblación en Extremadura, conviene fijarse en algunos precedentes causales. No olvidar que el sistema de reparto tras la “reconquista cristiana” de los siglos XII y XIII supuso una concentración de la tierra para las poderosas Órdenes Militares, entre las que destacaron las de Alcántara y Santiago, cuyas extensas posesiones se dedicaron fundamentalmente a la explotación ovina. Las desamortizaciones liberales de las tierras del clero regular y secular, así como las de Propios y del Común de municipios, pondrían en venta entre 1766 y 1924 más de 1.300.000 hectáreas en Extremadura.

Esta dinámica de adjudicación y venta pública condujo a la concentración primero en manos señoriales y después en buena parte de la nobleza histórica así como en la burguesía ascendente con la riqueza acumulada tras los inicios de la revolución industrial, de los transportes, el comercio y la explotación colonial.

Los campesinos sin tierra, yunteros y pequeños propietarios quedaron a merced de los grandes propietarios y privados del importante auxilio laboral y económico que les suponía la explotación de los bienes de la Iglesia y de los municipios, donde obtenían empleo, aparcería y auxilio en épocas de crisis.

Cuando se inicia la II República, en 1931, los jornaleros sin propiedades significan el 52% de la población activa; los pequeños propietarios, arrendatarios y aparceros, el 32%, mientras que los medianos y grandes propietarios serían el 16%... que poseían el 83% de las tierras agro-ganaderas.

Ninguna región con tamaña concentración de la propiedad como Extremadura, por lo que no es de extrañar que el “hambre de tierras” y la lucha por las mismas, que hiciera justicia a los marginados de los repartos medievales y las compras en subasta pública de finales del siglo XVIII a principios del XX, tuvieran a esta región como principal protagonista.

Los asentamientos efectuados bajo los decretos de Intensificación de Cultivos entre mayo de 1931 y octubre de 1933 (Primer Bienio Progresista) ocuparon 123.503 hectáreas, de las cuales 98.355 lo serían en Extremadura: casi el 80% del total, con 35.570 campesinos asentados, de un total nacional de 40.108. Y el Frente Popular, llevó a la ocupación en España de 573.190 hectáreas, de las cuales 297.165 lo serían en Extremadura, acogiendo a 83.767 campesinos, del total de 114.343.

El corte radical del proceso tras la Guerra Civil acabó con los sueños del “reparto de tierras”, llevando a los jornaleros, pequeños campesinos, yunteros, arrendatarios y aparceros a una situación de crecientes dificultades, agravadas por los “años del hambre”, de la década de los cuarenta y primeros cincuenta del siglo XX.

Como escribía el poeta Jesús Delgado Valhondo en el periódico HOY el 13 de mayo de 1968 para reafirmarse en el poema de Rafael Alberti “Los niños de Extremadura”, con aquellos memorables versos: “Los niños de Extremadura/ van descalzos,/ ¿quién les robó los zapatos?”: “Era raro el que a mi clase iba calzado. Se comían un trozo de culebra frita. Disputaban a estacazo un conejo a la naturaleza. Se pagaban tres reales de jornal a los niños para coger aceitunas, escarbando en la escarcha, de sol a sol”.

¿A quién puede extrañar que iniciado el “boom industrial” de Cataluña, País Vasco, Madrid, Europa Occidental, marchara entre 1955 y 1975 el 48% de la población extremeña, los más jóvenes, en edad de producir y reproducirse? ¿Y a quién puede sorprender que, arrastrando el problema de falta de futuro a lo largo de décadas, en 2025 tengamos poco más de un millón de habitantes, menos que hace un siglo, mientras España en su conjunto haya subido de veintidós millones a casi cincuenta en ese tiempo?

Hemos pasado a ser de “unos hombres sin tierra” (el principal recursos económico y de empleo casi hasta la actualidad) a “una tierra sin hombres”, con un futuro poco esperanzador, pues nuestro crecimiento vegetativo negativo (7.026 nacimientos en 2024 frente a 11.338 defunciones) se viene arrastrando año tras año, por lo que nuestra población total es decreciente, pese a la llegada de inmigrantes, que “suavizan” un poco lo traumático del descenso y envejecimiento poblacional.

De todo ello trataremos el día 12 de noviembre, miércoles, a las 19'00 horas, en la sede de la Asociación 25 de Marzo, de Badajoz (Calle Primitivo Leal, 2). Una asociación cuyo nombre está ligado a uno de los hitos más relevantes de la "lucha por la tierra" en Extremadura, con proyección universal.

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