DE TUY A VALENÇA DO MINHO: MONUMENTAL
ENTRADA A PORTUGAL
Livro das Fortalezas. de Duarte de Armas. Valença y Tui. |
Moisés Cayetano Rosado
¡Qué peligroso
recorrido a lo largo de la historia el que nos lleva desde Galicia a Portugal,
atravesando el Miño! Extraordinario
corredor que, especialmente en la Edad Moderna, sería como punta de flecha que
atraviesa el solar lusitano por el norte, como la línea Ciudad
Rodrigo-Almeida lo sería más abajo, o Badajoz-Elvas un poco más al sur.
No es de
extrañar, entonces, que en ese gran cabezo en que se alza Valença do Minho se encuentre una
de las tres fortificaciones más portentosas de la Raia/Raya. Las otras dos
son las que corresponden a las poblaciones portuguesas más atrás mencionadas.
Valença presenta
una doble fortaleza, unidas por la Porta do Meio. Hacia Tuy, se alarga
la Fortificación Magistral (o de la
Vila Velha) con siete baluartes y unos glacis de enorme inclinación, que
constituye el recinto abaluartado levantado envolviendo la antigua población
medieval. Hacia el interior portugués (al sur), presenta una Obra Coroada -creada para reforzar la
defensa de la villa en un padrastro peligroso de ser ocupado por el enemigo -de
tres baluartes y dos medios baluartes.
En el proyecto
de Manuel Pinto Villalobos, de 1691, la Obra Coroada aparece sin caserío,
como obra nueva creada ex profeso para la defensa; la primitiva población
medieval está rodeada por cuatro baluartes y un semibaluarte, más otra Obra Coroada -de tres baluartes- orientada
hacia la anterior, también sin caserío. Ya
en el plano de Gonzalo Luis da Silva
Brandão, de 1758, la Obra Coroada del
sur se presenta como en la actualidad se conserva (idéntico al que presenta
Villalobos), y la que prolonga a la envolvente del recinto antiguo se diseña
formando con dicha envolvente un “todo”, de siete baluartes (uno es, en
realidad, semibaluarte): ahora todo el conjunto está urbanizado, si bien en la Obra
Coroada predominan los espacios libres (que en buena parte así permanecen).
Similar es el plano de Champalimaud de Nussane, de 1766. Y similar es la planta que nos ha sido legada y que está en óptimas
condiciones de recuperación y revitalización.
Y ese interior nos recuerda lo que fue hace
pocos años Elvas: ciudad de múltiples comercios detallistas, primorosamente
ambientados para satisfacer todos los gustos de los turistas que complementan
la visita monumental con compras de recuerdos. Sus calles estrechas y empedradas,
iglesias, casas señoriales, plazas, etc. nos presentan una población acogedora,
tranquila y rica en patrimonio urbano monumental.
Con todo, lo más
impresionante es la fortificación abaluartada, los recios baluartes, amplios revellines, puertas monumentales, profundos
fosos y glacis despejados. Desde ella, la vista del entorno es
espectacular, especialmente hacia el norte, por donde discurre el Miño y se
encuentra la vecina Tuy, con la que hoy día forma una hermanada eurociudad.
La fortaleza consiguió resistir las incursiones del comienzo de la Guerra
de Restauração (1643), si bien cayó en manos españolas en 1654, aunque
enseguida sería recuperada, reforzándose la construcción, que se culmina en 1713.
Valença desde la catedral de Tuy |
Durante las
Guerras Napoleónicas sería tomada por las tropas del comandante general francés
Jean de Dieu Soult (1809), y de nuevo cobrará protagonismo durante las Guerras
Liberales de Portugal (1828-1834). Todo ello redundará en la actuación de
refuerzo y recomposición de las murallas, que actualmente, tras una reciente rehabilitación, le han otorgado una
grandeza extraordinaria.
Vista de Tuy desde una cañonera de Valença |
Desde allí, la vista de Tuy resulta admirable. A la
otra orilla del Miño, la ciudad española tiene el aire medieval que el ser un
lugar clave de la ruta jacobea le fue dando. Se conservan especialmente numerosas edificaciones de los siglos XV y XVI,
blasonadas y con arcos conopiales, así como parte de sus murallas, pero la
“joya de la corona” es su Catedral de Santa María.
Su construcción
tuvo inicio en 1120 y se finalizó sesenta años después. Esto hace que la
composición sea puramente románica, si bien tuvo reformas posteriores, como es
el caso de la fachada principal, ya de principios del siglo XIII, como ocurre
con el claustro, magnífico ejemplo de gótico cisterciense. El complejo escultórico de su entrada, de un gótico inicial, con cierta
rigidez compositiva, está considerada el primer conjunto escultórico gótico de
la Península ibérica.
Sus
coronamientos almenados y la estructura compacta, de escasa aberturas, nos
sitúan ante una catedral-fortaleza,
edificio religioso y al mismo tiempo defensivo, como corresponde a su situación
geoestratégica. Desde la terraza de su claustro, la vista de la Fortificación Magistral y parte de la Obra Coroada de Valença do Minho es estratégicamente
extraordinaria.
Alrededor de su
plaza -amplia, despejada-, se extiende un callejero
laberíntico, cuya traza delata su pasado medieval, con restos de paños de sus
antiguas murallas.
La fortificación abaluartada, que ampliaba
hacia el norte su recinto medieval, se nos muestra en el Proyecto del Conde de Humanes, de 1670, con tres baluartes
completos y cuatro semibaluartes que protegen todo el espacio que no linda
con el río Miño (barrera natural). Parecida composición tenemos en plano
anónimo de 1730, si bien con el añadido de dos defensas exteriores (un talud y
un revellín) hacia el norte, en los paños de murallas comprendidos entre un
baluarte y dos semibaluartes que lo flanquean, a orillas el último del Miño.
En el plano de Miguel de Hermosilla, de 1777,
se nos muestra el denso caserío del
antiguo recinto medieval, que contrasta con la ligera ocupación del resto del
espacio protegido por la fortificación abaluartada, donde existen espacios
libres, de labor y arbolado. Algo que persiste en el plano de Francisco Coello, de 1856, en que el recinto abaluartado aún se muestra
completo, quedando rebasado por la expansión urbana, formándose arrabales
por todas las direcciones (menos en el este, lógicamente, por la barrera del
río).
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