LAS CALLES DE
POMPEYA Y HERCULANO
Moisés Cayetano
Rosado
Me ha llamado
poderosamente la atención el viario de
Pompeya, la ciudad sepultada bajo la lava y cenizas del Vesubio en el año 79.
Bueno, también el viario de Herculano,
su vecina, que corrió la misma suerte. Y es que las calles son rectilíneas, perfectamente trazadas, con
aceras anchas para los peatones y recios bordillos, elevadas sobre el nivel
de la calzada, muy bien pavimentada.
Pero hay una diferencia llamativa entre ambos
trazados. Mientras que en Herculano
todas las calzadas se presentan expeditas, en Pompeya -tanto un poco antes de las intercesiones de calles como
a prudente distancia en los viarios prolongados- estaban colocados “obstáculos” atravesándola, consistentes en piedras
sobresalientes, llegando a la altura de las aceras, ovales, planas en su
cara superior, formando pasarela de una acera a la otra de la calle. Y lo que
es tanto o más llamativo: en el sentido
del tránsito rodado, se remarcan unas hendiduras en la calzada que obligan a
los vehículos a “encarrilarse” por ellos, profundizándose el surco a medida
que llegan a las pasarelas que les han de quedar al medio y a los lados de las
ruedas.
¿Cuál podría
ser la explicación de estos “obstáculos
urbanos” en las calles de Pompeya y por
qué no aparecen en Herculano?
Harold W.
Johnston, en “La vida en la antigua Roma” (Alianza, libro de bolsillo, 2010,
pág. 171), lo explica así:
"La
propia calle estaba pavimentada, y provista de dos aceras a los lados de 30 a
45 centímetros de altura sobre la calzada de vehículos. En Pompeya la
dificultad de cruzar de un lado a otro se ha solucionado con piedras de paso,
de la misma altura, bien fijadas a una distancia adecuada una de otra cruzando
la calzada. Estas piedras de paso se situaban a intervalos adecuados en cada
calle, no sólo en los cruces.
Solían
ser ovales, con la parte superior plana, y medían unos 90 por 45 centímetros;
el lado más largo era paralelo al sentido de la calle. El espacio entre ellas a
menudo quedaba dividido con profundas rodadas por las ruedas de los vehículos,
y la distancia entre rodadas muestra que las ruedas tenían una separación de
unos 90 centímetros"
Pompeya, ciudad de unos 20.000 habitantes en esos años de hace veinte siglos, debía ser una ciudad de extraordinaria
actividad, pues era eminentemente un asentamiento comercial, con mucho
tráfico de mercancías y personas. Es, por tanto, lógico, que se tomaran precauciones para facilitar la
movilidad de los peatones, pero también -creo- para salvaguardar su
integridad física, como la de los propios conductores y usuarios de los carros
que transitaban por la ciudad. Así, los obstáculos en forma de piedras elevadas
colocados en las calzadas y las hendiduras en la misma encarrilando la
circulación obligarían a disminuir la
velocidad circulatoria, evitando atropellos, choques y desmandes. Algo así
como las bandas elevadas de nuestras calles y avenidas actuales, así como las
rotondas.
Calle de Herculano |
Pero, ¿por qué Pompeya lo presenta en toda su
trama urbana y Herculano no lo tiene en parte alguna? Puede ser que no solo
lo explique la diferencia de habitantes (unos 20.000 frente a unos 5.000) sino las
actividades de cada una. Muy comercial,
bulliciosa, activa la primera; residencial, tranquila, sosegada, la segunda,
y por tanto con poco tráfico rodado.
Así, las calles de Pompeya vienen a ser un antecedente
de nuestras avenidas ciudadanas, de trepidante actividad y prisas, en las
que hay que tomar precauciones especiales para impedir desgracias en el viario; Herculano podría serlo de un barrio
residencial, más peatonal y descansado, donde parece que la “movilidad de
urgencia” no está presente.
Y es que, desde
luego, ¡todo está inventado! La
“foto fija” que provocó el volcán hace casi 2.000 años, enterrando bajo decenas
de metros de lava y ceniza estas dos magníficas ciudades, nos hace ver que
muchas de nuestras “innovaciones ingeniosas” son tan antiguas como el mundo…
VER TAMBIÉN: http://moisescayetanorosado.blogspot.com.es/2016/04/la-magia-denapoles-y-sus-alrededores.html
VER TAMBIÉN: http://moisescayetanorosado.blogspot.com.es/2016/04/la-magia-denapoles-y-sus-alrededores.html
Me gusta, como siempre. Esta teoría no la habíamos advertido cuando fui anteriormente con otros amigos.
ResponderEliminarSiempre vamos aprendiendo...
EliminarComo viajas!,santa envidia, las piedras elevadas eran para cruzar de lado a lado de la calle cuando el nivel de agua y mierda, a pesar del alcantarillado no permitía cruzar las calles sin ensuciarse, evidentemente también moderaban la velocidad de los vehiculos.
ResponderEliminarAsí debió ser, Jorge.
EliminarLos surcos los hicieron a la vez que la calzada o han sido creados por los propios carros con el paso de los años? no lo tengo claro.
ResponderEliminarEl encarrilamiento es útil no para evitar accidentes con peatones, sino para evitar roturas de las ruedas de los carros con las piedras de paso peatonales.
Un saludo
Cierto lo del encarrilamiento. En cuanto a cómo se profundizaron, supongo que algo tendría que ver el contínuo paso.
EliminarSolo por la presencia de líquidos ( sean ellos del origen que sean) en determinados casos, se justifica la elevación del paso para peatones, con lo que comparto lo expresado por Jorge Lopez. Que de paso sirviera para frenar el ritmo de los carros, entiendo que es una consecuencia válida y aceptable, pero no justifica su motivación principal, con los daños que podría generar a los carros no bien "encarrilados"
EliminarRespecto a los surcos, la foto 1 marca una clara diferencia entre los mismos por detrás de los pasos peatonales y por delante (donde casi no se manifiestan), y además si se proyecta una línea, los mismos tenían un desarrollo irregular en su traza después de ese cruce, lo que debía hacer muy dificultosa su utilización. Entiendo que era clara la intención de desalentar el paso de carros más allá de ese límite, (se observa una zona de viviendas) permitiendo el paso con reservas, precisamente a los que guardarían en ese lugar. Algo muy similar a los criterios de disuasión utilizados actualmente.
EliminarMuchas gracias, querido amigo. Los pasos están fundamentalmente en los cruces de calles, por toda la trama urbana de Pompeya. Eso sí, nunca en Herculano.
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