INAUGURADA LA
“REQUALIFICAÇÃO” DEL FORTE DA GRAÇA
Moisés Cayetano Rosado
Acto de inauguración en el cuerpo central de la Casa del Gobernador |
En el
increíble tiempo record de once meses, el Forte
da Graça, en Elvas, ha pasado de ser un monumento en estado de ruina
interna, peligroso abandono y aparente olvido (“aparente” porque nadie, en el
fondo, dejaba de sangrar por la herida de su degradación), a ser una esplendorosa, gigantesca joya en estado
impecable de revista.
Porque
no se trata ya solamente de haber rescatado de la dejación sangrante a un
monumento incomparable, sino de haberlo hecho con un tratamiento que va a
constituir el ejemplo paradigmático de
lo que debe ser una restauración y rehabilitación en que habrá de mirarse
todo el que intente en adelante “recualificar” un patrimonio
histórico-monumental.
La preservación de su integridad y
autenticidad ha sido escrupulosa, detallista hasta en lo más insignificante; acertada en los
múltiples elementos que lo conforman.
Entrada al Forte da Graça |
Queda
-dentro de esas especies de “patas de gigantesco cangrejo” que son las
elevaciones estrelladas de tierra, que aplanan y dan espacio al interior- todo
un derroche fortificado donde no faltan
los múltiples e ingeniosos elementos de maquinaria de defensa creados por el
genio militar de la Edad Moderna: impresionantes revellines protegiendo los
paños de muralla de los cuatro lados del cuerpo principal, en cuyos extremos se
prolongan afilados baluartes con construcciones residenciales para oficiales;
casamatas interiores, cuerpos de guardia; los tres fosos sucesivos; la Casa del
Gobernador (palaciega y grandiosa); el hornabeque cubriendo la prolongación del
monte hacia el norte (uno de los más bellos elementos que nos sean dado
contemplar); las profundas cobas de lobo que anteceden la delantera del
hornabeque…
Los
detalles de salas, galerías, conducciones hacia el exterior, minas, aljibes…
Las pinturas de techos y paredes, los revoques, solerías, ventanales, puertas…
Nada desentona. Todo queda como fue
concebido a finales del siglo XVIII y escasamente retocado en el XIX y primera
parte del siglo XX, cuando sirvió de prisión política y militar.
Ahora,
tras haber dejado a punto el monumento, este legado histórico-artístico,
patrimonial, vendrá la hora de darle contenido. De “revitalizarlo”. De ponerlo a disposición de la ciudadanía,
como dijera el historiador Rui Eduardo Dores Jesuino, que se responsabilizará
del mismo, y como ratificara el Presidente da Câmara Municipal de Elvas, Nuno
Mocinha. Llenarlo de público, de visitas libres y guiadas de escolares,
estudiosos, amantes del arte y de la historia; realizar actividades culturales,
actuaciones artísticas, exposiciones, conciertos… y -como los anteriores
subrayaron- también otros actos sociales, como puedan ser bodas, sin olvidar
convenciones, encuentros, congresos, etc. de toda índole.
Lo que
a finales del siglo XVIII y principios
del XIX fue maquinaria de guerra, pasando después a estancia represiva política y militar durante otro siglo más, tras
varias décadas de silencioso abandono, ahora,
cobra vida, vida esta vez para la paz, la cultura, el ocio, el turismo, el
desenvolvimiento económico y social. Un Tesoro inigualable al alcance de todos, resplandeciendo en medio de
la Raia/Raya.
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