DE JEREZ A BURGUILLOS PASANDO POR EL DOLMEN DE
TORIÑUELO
Vista de la Alcazaba de Jerez desde la carretera de circunvalación |
Moisés Cayetano Rosado
Cuando
vamos de Badajoz a Huelva y dejamos atrás los extraordinarios valles de
inmensos encinares en que se cría el cerdo ibérico, nos aparece Jerez de los Caballeros, destacando sobre
el caserío las esbeltas torres de sus iglesias.
Si
entramos a la población por la circunvalación que conduce a su Alcazaba -de origen musulmán-, allí
se nos despliega un mundo esplendoroso, dispuesto a una lección de arte que va
desde este recinto defensivo, conformado después por los templarios, hasta la
sucesión de estilos que representan sus iglesias, donde las torres constituyen lo más atractivo del lugar.
Jerez fue
conquistada a los musulmanes en 1230 por Alfonso IX de León, con la ayuda
templaria, a cuya Orden hace el rey donación de la villa. El Temple repuebla la comarca, si bien con su forzada disolución en
1312 pasa de nuevo a la Corona, que en 1370 se la cede a la Orden de Santiago, quien continuará
su engrandecimiento.
Las guerras con Portugal de los siglos XVII y XVIII
la afectarán negativamente,
pero el legado monumental, especialmente religioso (iglesias, ermitas y
conventos), llegará en aceptable estado a nuestros días.
De ese
legado hemos de destacar especialmente sus iglesias de portentosas torres, como
quedó apuntado.
Parroquia de Sta. María desde la Alcazaba |
Así, la Parroquia de Santa María de la Encarnación
-lindante con la Alcazaba-, uno de los templos católicos más antiguos de
España (consagrado en 556), reconstruido en el siglo XVI, con recia torre
concluida a principios del siglo XIX.
La Parroquia de San Miguel -en el centro de la
ciudad-, santiaguista, construida en el siglo XIV y ampliada hasta mediados
del siglo XVIII, en que se remata su torre (1756), de traza barroca, con gran
riqueza decorativa.
Torres de San Miguel y de San Bartolomé, a los extremos del caserío |
La Parroquia de San Bartolomé, más al norte -también intramuros de la
antigua cerca medieval hoy conservada parcialmente-, del siglo XV, pero
remodelada en el XVI, XVII y XVIII (en
que se levanta la torre campanario junto a la fachada principal, de clara
influencia sevillana, con enorme riqueza ornamental en yeso policromado, barro
vidriado y cerámica).
Parroquia de Santa Catalina |
La última
Iglesia Parroquial -ésta extramuros-,
es la de Santa Catalina, una vez más
de monumental torre, aunque más sobria que las dos anteriores, pero
espectacular en su interior, donde destaca el inmenso retablo barroco del altar
mayor, en madera policromada, dotado de bellísimas esculturas.
Palacios, casas solariegas, cuidadas plazas, puertas
del recinto amurallado (de Burgos -s.
XIII- y de la Villa -s. XV-) completan un conjunto admirable, que en la Semana Santa redobla su atractivo, por
la fama de sus Pasos: declarada de Interés Turístico Regional, está a poco de
alcanzar la calificación de Nacional, que bien merece.
De ahí,
si nos encaminamos hacia Zafra (que
precisaría de otra “anotada visita” por sus valores monumentales y urbanos,
aparte de su envidiable gastronomía, como también le ocurre a Jerez, sin duda),
al salir de la población nos encontramos
a la izquierda el Dolmen de Toriñuelo. Desde la misma carretera se ve el
túmulo que lo conforma.
Entrada al dolmen de Toriñuelo |
Este monumento funerario pertenece al Calcolítico, y bajo el pequeño “cerro” que exteriormente
contemplamos contiene una cámara ovalada de 3’80 por 3’50 metros, con trece
ortostatos (se conservan doce de estas grandes losas verticales) y cubierta en
falsa cúpula. Destaca el largo corredor
de acceso, de 25 metros, con altura máxima -a la entrada- de 1’42 metros.
Ya puestos
en carretera, merece acercarse a
Burguillos del Cerro, para subir a su portentoso
castillo templario, levantado sobre construcción musulmana como en el caso
de Jerez -con quien también tiene semejanza en su Iglesia Parroquial,
especialmente en su sobresaliente campanario-, destacando la Torre del
Homenaje, desde la que las vistas al entorno son inolvidables.
Vista parcial de Burguillos desde el castillo |
Interior del Centro de Interpretación de la arquitectura popular |
Al subir
habremos quedado atrás -en la falda del monte- a la Iglesia de Santa María de la Encina, edificación del siglo XIV, convertida en cementerio
en el siglo XIX, luego abandonada, y desde
2003 reconvertida en Centro de Interpretación de la arquitectura popular en
Extremadura, con paneles, maquetas, audiovisuales, etc. que ilustran el
modo de vida, la identidad cultural de los pueblos agro-ganaderos.
Burguillos,
que ha sabido recuperar este monumento gótico tardío y darle un uso más que
digno admirable, también ha logrado lo que -en la larga “batalla” de gestiones
y captación de recursos económicos- pareció un sueño: transformar las ruinas lamentables de lo que fue su Parroquia de San
Juan Bautista (igualmente del siglo XIV, luego cementerio y después
destrozo y desolación) en Centro de
Investigación, Turismo y Cultura, dedicado especialmente a la Orden del Temple.
Culminó
el proceso en 2011, lo que se explica -con sus resultados- pormenorizadamente
en un cuidado volumen publicado en 2015 por el Ayuntamiento de la localidad,
mostrándonos el modelo que tantas
localidades de nuestro entorno deberían seguir para recuperar, poniendo en
valor y uso, su patrimonio monumental, sus “tesoros” heredados, que no
podemos ni debemos condenar a la ruina, el olvido y abandono, como en tantos
casos ocurre, por desgracia.
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