sábado, 5 de noviembre de 2016

EL REAL HOSPICIO DE LA PIEDAD Y EL HOSPITAL DE SAN SEBASTIÁN DE BADAJOZ
Julián García Blanco (historiador) y Javier Tejeiro Fuentes (arquitecto) nos tienen acostumbrados -por junto y por separado- a entregarnos investigaciones llenas de rigor científico y calidad literaria. En su libro anterior, “El Convento de la Santísima Trinidad y el Baluarte de la Trinidad de Badajoz”, lo demostraron con creces, y ahora vuelven de nuevo “a la carga” con otro esfuerzo conjunto, uniendo al empuje de las cualidades anteriores la de su propio riesgo económico, como en la anterior ocasión: el de la autoedición.
Más que justificada estaría la edición institucional de estos trabajos que prestigiarían a cualquier editorial que los asumiera, pero tal vez su deseo de independencia sin condiciones y la postura crítica contra todo lo que supongan atentados de las propias instituciones que deben velar por la autenticidad e integridad de los monumentos, hacen que sea muy complicada la “edición oficial”.
Esta nueva entrega, “El Real Hospicio de la Piedad y el Hospital de San Sebastián de Badajoz”, viene además urgida por la oportunidad del momento: cuando se quiere  actuar sobre un patrimonio histórico esencial de la ciudad sin contar con el aval científico de sus avatares históricos, su esencia monumental y el destino racional que debería tener en el futuro.
En sus 115 páginas, el libro viene dividido en seis capítulos.
Una Introducción sobre el sentido de la publicación.
Una extensa reflexión sobre la manzana donde se ubican y las destrucciones que ha sufrido en las últimas décadas, rompiéndose una lectura histórica esencial del Casco Histórico de la ciudad.
Un pormenorizado estudio de El Convento de las Descalzas-Hospital de San Sebastián, con abundante despliegue de planos generales y de detalle, así como fotos históricas y de su derribo.
Otro estudio histórico sobre El Hospital Real, su cuidado de los expósitos (y su atención “institucionalizada” desde 1635), así como su evolución como hospicio, cárcel y centro correccional, para “desembocar” en el siguiente capítulo:
El traslado del Hospital al edificio del Hospicio, con extensísimo aparataje de documentación, planimetría, estudios de detalle, anteproyectos de transformación, etc.
Culmina con una amplia bibliografía de consulta, tras encarecer el respeto a la estructura tipológica y morfológica del inmueble existente, recordando que el actual grado de protección que posee “obliga al respeto de la composición de fachadas, al de la estructura del edificio original, al mantenimiento de los accesos y vestíbulo, de los zaguanes, patio y escaleras, prohibiendo modificaciones que alteren las partes esenciales de sus elementos arquitectónicos tales como muros, forjados y elementos constructivos de la época” (págs. 109-110).
Algo que, una vez más en el tratamiento con los edificios catalogados de la ciudad, corre el peligro de ser ignorado en aras de propuestas de ensueños donde la “rentabilidad económica a corto plazo” parece ser a la postre la única razón de las actuaciones.
Libro, por tanto, de reflexión para todos, y -debería ser- “de cabecera” para los que tienen que tomar decisiones que luego son irreversibles.

Moisés Cayetano Rosado

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