DE LA INVESTIGACIÓN HISTÓRICA AL CANTO DE LA HISTORIA
Moisés Cayetano Rosado
Voy de un lado a otro, a dos actos culturales de primera magnitud. La presentación del libro de Francisco Javier García Carrero, "Un
siglo de Historia de la Guardia Civil en Extremadura. Desde su fundación a la
lucha contra el Maquis (1844-1944)", XVI Premio Arturo Barea (de la
Diputación de Badajoz), y el concierto de la Orquesta de Extremadura, bajo el
título "La revolución francesa y las Cortes de Cádiz".
Habrá tiempo de hablar del libro de García Carrero, uno de los
investigadores extremeños más rigurosos y comprometidos, ecuánimes, sosegados,
de amplia trayectoria y firme apuesta por desvelarnos la trayectoria general de
la Guardia Civil en Extremadura (a lo que dedicó su
tesis doctoral) y a diversos agentes y autoridades singulares del Cuerpo: su trabajo monográfico sobre el
"mando" Manuel Gómez Cantos, recientemente reeditado por la
Diputación de Badajoz y la ARMHEX Memoria
Histórica Extremadura, es de obligada lectura para entender las
desviaciones del abuso de poder. Por lo que nos desveló en la presentación de
esta historia General de la Guardia Civil, se profundiza en este tipo de
desmanes, pero igualmente en lo que tantas veces significó este Cuerpo, de
seguridad en los campos y los pueblos, de auxilio y colaboración con la
sociedad. Importante reto para el
lector, sin duda alguna, con opiniones y experiencias a veces bastante
polarizadas.
En cuanto al Concierto de la Orquesta de Extremadura,
con una primera parte de Beethoven: Sinfonía nº 7 en la Mayor op. 92 (1811-12)
sobrecogedora, y una segunda de Franz Joseph Haydn: Misa in tempore belli (1796) inenarrablemente sublime, hay que decir
que superó todas las expectativas. En esta segunda parte, con casi medio
centenar de músicos en el escenario y otro tanto de integrantes del Coro de
Cámara de Extremadura (cuya directora es Amaya Añúa), junto a la soprano Isabel
Monar, el alto Marina Rodríguez-Cusí, el tenor Víctor Sordo y el barítono
Sebastià Peris, dirigidos por Andrés Salado, el espectáculo fue sobrecogedor.
Una lástima que actos de tanta altura "casi" se sobrepongan en
horarios (a las 19'30 el primero y a las 20'30 el segundo). Sobre todo porque la Orquesta de Extremadura en Badajoz
"arrastra" siempre entre 700 y 900 personas (esta vez quizás más), y
restan público a los otros. Aunque hay que decir que en la presentación del
libro de Francisco Javier no bajaban del centenar. Bien "arropado"
por el historiador Julián Chaves Palacios (su director de tesis); la directora
del Área de Cultura de la Diputación de Badajoz, Elisa Moriano Morales, y el
especialista en Arturo Barea y periodista inglés, Willian Chislett, el historiador García Carrero hizo una
presentación muy didáctica (no en vano es un experimentado profesor de
Secundaria), que aún invita más a la lectura.
Por lo que respecta a la Orquesta de Extremadura, decir que hay que seguir
potenciándola (recuerdo esos años recientemente
pasados en que el Gobierno Regional del PP estuvo a punto de "cargársela")
y dignificando sueldos, contrataciones, materiales e instalaciones. Y decir
también lo meritorio que es que un coro
como éste de Cámara de Extremadura actúe "por amor al arte"
(nunca mejor dicho); sería más que justo darle dotación presupuestaria mínima
para sufragar gastos de desplazamiento, manutenciones en actuaciones, compra de
uniformes y materiales, etc. Tomen nota aquellos que participan en la Fundación
Orquesta de Extremadura (las dos diputaciones, la Universidad de Extremadura y,
sobre todo, la Junta de Extremadura) y los que oficialmente deben sostener a
este Coro ejemplar.
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