RUTA SENDERISTA-CULTURAL POR LOS GLACIS
Y FOSOS DE LAS FORTIFICACIONES DE ELVAS
Moisés Cayetano Rosado
Que Elvas
tiene uno de los conjuntos de fortificaciones abaluartadas más extensos,
íntegros y auténtico del mundo, con un valor universal y una significación
histórica y patrimonial que representa una de las etapas más significativas de
nuestra historia moderna y contemporánea, está fuera de toda duda. No en
bajo fue así reconocido por la UNESCO al darle la calificación de Patrimonio de la Humanidad en 2012,
habiendo profundizado aún más en su puesta en valor desde entonces para acá.
Miles de personas de todas partes
visitan de continuo su impresionante Forte da Graça, “donde se culminó el genio creativo y constructivo
militar del siglo XVIII”. No menos son los que admiran el conjunto
patrimonial de las construcciones defensivas de la Plaza, así como se acercan a
esa otra joya del siglo XVII: el Forte de Santa Luzia, sin olvidar sus fortines
de S. Mameede, S. Pedro y S. Domingos, aparte de su admirable serie de
cuarteles, polvorines, cisternas, hospitales y otros edificios militares.
Sin embargo, muy pocos se han dado el gusto de realizar una ruta a pie por buena
parte de este conjunto, que es lo que alguna que otra vez he realizado con
amigos, grupos asociativos, y ahora con nuestros buenos amigos los “Caminheiros
da Casa do Povo de Freixo (Redondo)”. Más de 60 personas que en la maña del 16
de marzo partimos del Forte de Santa
Luzia, lo rodeamos por sus glacis (1 kilómetro), pasamos después por su
camino cubierto hasta la Porta de Olivença de la Plaça Forte (otro kilómetro), iniciando el recorrido de la misma
por sus glacis, para penetrar en los fosos a partir de la Porta de S. Vicente y
culminar el recorrido periurbano en el final de los fosos de las naranjas (5
kilómetros más). Antes nos detuvimos, a la altura de la Porta da Esquina, en el
actual Mercado Municipal (la antigua Casa
das Barcas, levantada entre 1703 y 1705 para construir y almacenar barcas
que servían para hacer “pontes de barcas” y atravesar los ríos Caya y Guadiana
durante nuestros enfrentamientos), un lugar privilegiado para compras de
productos hortofrutícolas, pescados, quesos, aceites, pan, dulces, “farturas” y
tomar un buen café.
No está demás, desde ahí, bajar
siguiendo la línea del Acueducto de
Amoreiras en el valle de San Francisco y acercarnos hasta el fortín de S. Domingos (el más grande de
los tres que se conservan, pues se eliminó el de S. Franciso al hacer el
cementerio), construido a principios del siglo XIX con la finalidad defenderlo.
Ida y vuelta añaden 2 kilómetros más a nuestra caminada, pero merece darse el
gusto de deambular bajo las arcadas de 31 metros de alzado y 850 arcos en
cuatro órdenes, y ver esa otra perspectiva de todo el conjunto fortificado, tan
fotogénico desde allí.
Es de admirar la pulcritud, la limpieza de la pradera verde de los glacis, de
las sendas de tierra de los fosos, caminos cubiertos, paseos de ronda, escarpas
y contraescarpas. La extraordinaria
grandeza de los baluartes y revellines. La belleza de sus tres puertas principales, espectacularmente
ornamentadas tanto en las primeras entradas -de los revellines- como de la
cortina principal. La perfección
geométrica del conjunto. Las siluetas que se nos dan desde los distintos
puntos del recorrido de su caserío, en el que se vislumbran las dos cercas musulmanas y algunos vestigios
de la fernandina, solapada por la
íntegra y de preservada autenticidad que constituye la abaluartada.
Desde allí, tras esos 7 o 9 (si nos
acercamos al fortín de S. Domingos) kilómetros, nos desplazamos en vehículo hasta
la entrada del Forte da Graça. Las
vistas desde allá hacia la Plaza Fuerte, el acueducto en el valle de San
Francisco, el Forte de S. Luzia al fondo, los cerros y valles de los
alrededores, y al fondo norte Campo Maior, así como al este Badajoz, son magníficas.
Y el recorrido de 1’5 kilómetros alrededor de la empinada fortaleza, un pequeño
desafío a nuestra destreza al caminar, pues si los tramos anteriores eran
relativamente horizontales (excepto el trozo en cuesta entre la Puerta de S.
Vicente y la base del castillo medieval), ahora iremos “subiendo y bajando” por
veredas y rampas que para salvarlas es aconsejable que nos ayudemos de un
bastón o palo consistente.
Esta visión del Forte desde fuera, “como si fuésemos a conquistarlo”, es
un privilegio: pasar al lado de las
“covas de lobo”, de los inmensos fosos…, salvar terraplenes, asomarnos a las poternas,
incluida la que conduce al interior por las escaleras desde donde se subía el
agua desde la Fonte do Mariscal, contemplar la inmensidad de los paisajes,
compensa el esfuerzo de la caminada.
Y también lo compensa tomar un refuerzo
alimentario en los aparcamientos de la entrada, antes de realizar una visita al interior, tan grandioso, tan
fabulosamente perfecto como maquinaria defensiva y ofensiva, tan bien
acondicionado en las estancias de tropa, oficiales, Casa del Gobernador… ¡Historia, arte, deporte y convivencia
unidos en una visita, una ruta senderista-cultural que no se olvidará
fácilmente!
Me gustaría participar con Moises Cayetano Rosado, buen comnocedor y guia "rayano". Espero estar al tanto. Gracias.
ResponderEliminarMuchas gracias. ¡Hasta ahora no lo he visto! Ya iremos avisando de nuevas excursiones.
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