EL REAL
HOSPICIO DE LA PIEDAD Y EL HOSPITAL DE SAN SEBASTIÁN DE BADAJOZ
Julián
García Blanco (historiador) y Javier Tejeiro Fuentes (arquitecto) nos tienen
acostumbrados -por junto y por separado- a entregarnos investigaciones llenas
de rigor científico y calidad literaria. En su
libro anterior, “El Convento de la Santísima Trinidad y el Baluarte de la
Trinidad de Badajoz”, lo demostraron con creces, y ahora vuelven de nuevo “a la
carga” con otro esfuerzo conjunto, uniendo al empuje de las cualidades
anteriores la de su propio riesgo económico, como en la anterior ocasión: el de
la autoedición.
Más
que justificada estaría la edición institucional de estos trabajos que
prestigiarían a cualquier editorial que los asumiera,
pero tal vez su deseo de independencia sin condiciones y la postura crítica
contra todo lo que supongan atentados de las propias instituciones que deben
velar por la autenticidad e integridad de los monumentos, hacen que sea muy
complicada la “edición oficial”.
Esta nueva entrega, “El Real Hospicio de la Piedad y el Hospital de San Sebastián de
Badajoz”, viene además urgida por la oportunidad del momento: cuando se
quiere actuar sobre un patrimonio
histórico esencial de la ciudad sin contar con el aval científico de sus
avatares históricos, su esencia monumental y el destino racional que debería
tener en el futuro.
En
sus 115 páginas, el libro viene dividido en seis capítulos.
Una Introducción
sobre el sentido de la publicación.
Una extensa reflexión sobre la manzana donde se ubican y las
destrucciones que ha sufrido en las últimas décadas, rompiéndose una lectura
histórica esencial del Casco Histórico de la ciudad.
Un pormenorizado estudio de El Convento de las Descalzas-Hospital de
San Sebastián, con abundante despliegue de planos generales y de detalle,
así como fotos históricas y de su derribo.
Otro estudio histórico sobre El Hospital Real, su cuidado de los expósitos
(y su atención “institucionalizada” desde 1635), así como su evolución como
hospicio, cárcel y centro correccional, para “desembocar” en el siguiente
capítulo:
El
traslado del Hospital al edificio del
Hospicio, con extensísimo aparataje
de documentación, planimetría, estudios de detalle, anteproyectos de
transformación, etc.
Culmina con una amplia bibliografía de consulta, tras encarecer el respeto a la estructura
tipológica y morfológica del inmueble existente, recordando que el actual grado
de protección que posee “obliga al respeto de la composición de fachadas, al de
la estructura del edificio original, al mantenimiento de los accesos y
vestíbulo, de los zaguanes, patio y escaleras, prohibiendo modificaciones que
alteren las partes esenciales de sus elementos arquitectónicos tales como
muros, forjados y elementos constructivos de la época” (págs. 109-110).
Algo que, una vez más en el tratamiento con los
edificios catalogados de la ciudad, corre
el peligro de ser ignorado en aras de propuestas de ensueños donde la
“rentabilidad económica a corto plazo” parece ser a la postre la única razón de
las actuaciones.
Libro, por tanto, de reflexión para todos, y
-debería ser- “de cabecera” para los que tienen que tomar decisiones que luego
son irreversibles.
Moisés Cayetano Rosado
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