CIUDAD RODRIGO
Y ALMEIDA, CARA A CARA EN LA FRONTERA
Fosos de Almeida |
Moisés Cayetano
Rosado
Como Valença
do Minho y Tuy al norte. Como Castro Marim y Ayamonte al
sur, o ligeramente más arriba Sanlúcar de Guadiana y Alcoutim. Como Badajoz y
Elvas en el corredor Madrid- Lisboa… Ciudad
Rodrigo y Almeida forman ese “ojal y botón que cose la frontera”.
En
este caso es entre Castilla-León y las Beiras, y están acompañadas por otras
fortalezas, que en España tiene sus hitos decisivos en
San Felices de los Gallegos y el Fuerte de la Concepción de Aldea del Obispo
-al noroeste de Ciudad Rodrigo-; en Portugal: en Castelo Rodrigo y Sabugal -al
norte y sur, respectivamente, de Almeida-.
Castillo de Ciudad Rodrigo |
El patrimonio artístico-monumental de Ciudad Rodrigo, una ciudad de menos de
14.000 habitantes, es increíblemente inabarcable. Su castillo de Enrique II de Trastámara, del siglo XIV, es un delicado,
elegante Parador Nacional; junto a su Catedral
de Santa María (de los siglos XII al XIV, con torre del siglo XVIII),
hermoso conjunto románico de transición al gótico, forman lo que podríamos
llamar “las joyas de la corona local”.
Sus
murallas -imprescindibles en esta ciudad de frontera marcada
por las guerras del Medievo y Edad Moderna- tienen más de dos kilómetros de perímetro y fueron iniciadas
durante el reinado de Fernando II de León, en el siglo XII. Serían complementadas
en el XVIII con refuerzos abaluartados y magníficos fosos que en buena parte se
conservan.
Palacio de Ciudad Rodrigo |
Ciudad Rodrigo, por su posición estratégica en la frontera, ha sido continuamente lugar de
enfrentamiento, conquista, asentamiento militar, desde su repoblación en 1161
hasta la misma Guerra Civil en 1936. De ahí la importancia de su patrimonio
militar amurallado, así como sus recias construcciones.
Y este es el caso también -al otro lado de la
frontera- de Almeida, que pese a su
reducida población (no llega a 1.500 habitantes en la zona intramuros) presenta una de las fortificaciones más
admirables de la Raia/Raya, una de las más notables de las fortificaciones
abaluartadas del mundo.
Su actual estructura se debe a la construcción iniciada en 1641, a raíz
de las Guerras de Restauração (1640-1668), siendo perfeccionada sucesivamente a
lo largo de los sucesivos enfrentamientos hispano-portugueses, especialmente de
nuestra Guerra de Sucesión (1701-1714) y los cercos de 1762 -durante la Guerra
de los Siete Años- y de 1810, durante la Invasión Francesa.
Esta envidiable fortificación presenta forma de estrella ligeramente irregular de
seis puntas, con seis baluartes y seis revellines -uno de ellos doble- y un
perímetro de 2.500 metros, abarcando una superficie de 650.000 metros
cuadrados. Está dotada de un impresionante foso de doce metros de profundidad y
una anchura mínima de diez metros y máxima de sesenta y dos.
Recreación de las Guerras Napoleónicas en Almeida |
La fortaleza tiene dos extraordinarias puertas
monumentales de entrada y un patrimonio interior de edificios militares
ejemplarmente restaurado y puesto en uso, destacando también el aprovechamiento de las casamatas para Museo
Histórico-Militar. Éste ocupa siete salas, cada una monográfica, destacando
las dedicadas a las Guerras de Restauração, Guerras Peninsulares y la Guerra
Civil Portuguesa de 1828-1834.
A este tesoro militar se une el propiamente
urbano, presentando un caserío medieval
muy cuidado en su estructura, morfología y tipología edificatoria, que
hacen de esta ciudad-museo una de las más admirables “aldeias históricas de
Portugal”, título que ostenta y cuida con excelente esmero.
Estación de Ferrocarril de Vilar Formoso |
Y al medio, en la misma Raya/Raia, en la
carretera que nos conduce de una población a la otra, Vilar Formoso: buena parada y fonda con deliciosa estación ferroviaria,
cuya azulejería (del acuarelista Alves de Sá) es una de las más destacadas del
siglo XX en Portugal.
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