O FORTE DA ÍNSUA, JOYA PROTECTORA DE LA
DESEMBOCADURA DEL MIÑO
Moisés Cayetano Rosado
Dentro de la extensa
relación de fortificaciones abaluartadas
de la Raia/Raya luso-española, contamos con todo tipo de monumentos dignos
de admiración. Unos totalmente
terrestres, pertenecientes a lo que llamamos la “Raya seca” (como es el
caso de Almeida/Ciudad Rodrigo, defendiendo un lado y otro de la frontera); otros casi bañados por los ríos fronterizos,
la “Raya húmeda” (como Badajoz/Elvas, enfrentados en la defensa de sus
respectivos países), y otros costeros,
al norte y al sur, por las desembocaduras de los ríos Miño y Guadiana y
cercanías (como A Guarda/Caminha y Cacela Velha/Ayamonte, “botón y ojal” a
ambos lados, respectivamente). Pero ahora vamos a “visitar” una fortaleza extraordinaria,
enclavada en un islote “fronterizo”, taponando
el “binomio” La Guardia (A Guarda)/Caminha, lo que le otorga una especial
singularidad.
Estamos tratando de A Ínsula, una isla portuguesa, granítica, con
extensión de unos 400 metros de norte a sur, situada en la desembocadura
del río Miño, en el concelho de Caminha, al suroeste de esta población
“enfrentada” a la española A Guarda. Está a una distancia de menos de tres
kilómetros de aquella ciudad miñota y kilómetro y medio de la gallega
Camposancos, pero en línea recta dista de la costa menos de 400 metros,
habiéndose conectado en algunas ocasiones históricas.
En ella, una comunidad franciscana edificó un cenobio en 1392, por determinación
de Juan I de Portugal, ampliado y mejorado en 1471. El rey D. Manuel ordenó
nuevas obras de remodelación en 1502, y a finales de ese siglo XVI (bajo el
dominio de Felipe II de España y I de Portugal) fueron ejecutadas obras para
colocación de baterías artilleras, contra los ataques corsarios ingleses y
franceses. Pero la estructura del
hermoso fuerte abaluartado que aún persiste es de la época del rey D. João IV,
ejecutada entre 1649 y 1652, para proteger la entrada del Miño durante la
Guerra de Restauração. Durante las invasiones francesas fue ocupado por tropas
españolas y francesas.
El Fuerte presenta forma cuadrada con dos baluartes (al norte y oeste) y dos semibaluartes (al sur y este) en
sus ángulos. Un revellín al noreste
defiende la puerta de entrada; junto a un paredón exterior que cubría de norte
a este, reforzaban la única parte del islote accesible al desembarco, pues el
resto del territorio queda salvaguardado por salientes graníticos muy
compactos, irregulares y prolongados. Al sureste hay un saliente triangular a modo de plaza de armas. En los picos
exteriores de baluartes, semibaluartes y revellín se levantan garitas poligonales con cúpula semiesférica.
En la leyenda del plano levantado por Gonçalo Luís da Silva Brandão en 1758 podemos
leer “Em hum ilhéu de figura ovada se acha o
Fortalleza que seve de N. Sra. da Insoa, cercada de rochedos no mejo das barras
de ambos os Reynos. He quadrada com dous
baluartes inteiros e dous mejos baluartes, com hum ângulo saliente de alvenaria
de pedra e cal, e cordaó de cantaria, e da mesma tem os socalcos, q mostra a
letra L, para a resistência dos mares; quase todos os annos se gasta muito d(inhei)ro
em reedificallos”. Plano y
leyenda ilustrativos de lo que hoy se conserva.
Al
interior, además de las dependencias
monacales (iglesia, claustro, dormitorios, comedor, salas y otras
estancias, rodeados de terreno de cultivo, ocupando el centro, sur y oeste), se establecieron la vivienda del
gobernador y el cuerpo de guardia principal, a ambos lados de la puerta, los cuarteles de la guarnición al
noroeste y el almacén de municiones al
oeste.
A
partir de 1834, al ser extinguidas las órdenes religiosas, lo han de abandonar
los frailes que allí habitaron casi ininterrumpidamente desde finales del siglo
XIV.
Quedó entonces bajo utilización exclusiva del Ejército, que permaneció hasta 1940, en que el Ministerio de Marina se lo
cede al de Finanzas. Desde entonces, se han acometido diversas obras de
conservación y restauración, en diversas campañas, pero queda aún en el aire el
proyecto de instalar en su interior un Centro de Investigación Avanzada de
Áreas Marinas.
Esta joya constructiva religiosa bajomedieval y militar de la Edad Moderna,
bien merece figurar entre los tesoros más vistosos y notables de la Raia/Raya
luso-española, digno de un destino
público, para disfrute ciudadano.
Soy Carlos, amante de la historia luso española y del patrimonio abaluartado tan desconocido y maltratado sobre todo en mi Galiza y el resto de España. Gracias Moises por este excelente blog y como galego gracias por poner el nombre correcto de A GUARDA en vez del castellanizado LA GUARDIA carente de rigor histórico desde que hasta tiempos muy recientes nunca se había dicho así.
ResponderEliminarGracias por la lectura y comentario. Cada verano paso una semana en la Ría de Arousa y me encanta esa tierra gallega y sus gentes.
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