EN EL CENTRO DE
LOS TESOROS DE LA RAYA LUSO-ESPAÑOLA
Moisés
Cayetano Rosado
La Raya hispano-lusa es un espacio lleno de
valiosos legados patrimoniales, donde podemos disfrutar de espléndidos tesoros
que se remontan en muchos casos al neolítico (dólmenes, menhires, cromlech…) y
el calcolítico (sepulcros de corredor, castros…), con gran presencia posterior
de la cultura romana (villas y ciudades, con sus calzadas, acueductos, palacios,
templos, edificios civiles y de recreo…), que en la Edad Media y Moderna
adquirirán extraordinaria particularidad, especialmente en el espacio
extremeño-alentejano.
Efectivamente, la configuración del Reino de
Portugal en el siglo XII, separado de León y Castilla, con la presencia al sur
de los musulmanes, hará que las fronteras del Tajo y el Guadiana adquieran
especial importancia. Se hace patente en la abundancia e importancia de
castillos roqueros, fortificaciones y alcazabas, que en el caso de Badajoz
adquiere -la Alcazaba- una importancia de primer orden en todo el ámbito
europeo y norteafricano, y en el de Elvas completará la importancia de su
castillo de raíces musulmanas la importancia de la fernandina, que en buena
parte se conserva.
A partir de ahí, Badajoz y Elvas pasan a ser el
centro, el punto crucial y decisivo de los “tesoros de la Raya”, pues su
importancia es clave en el avance de las conquistas cristianas, primero, y en
las turbulentas relaciones hispano-portuguesas después.
Sus cercas medievales nos muestra la
importancia de estas ciudades, tanto por su extensión como por su estratégica
situación. Después, con las sucesivas guerras de frontera de los siglos XVII,
XVIII y XIX, el patrimonio monumental militar se acrecentará hasta situarse
Elvas en la cabecera de la Raya, con su portentosa muralla abaluartada, sus dos
magníficos fuertes y los cuatro fortines (tres de los cuales se conservan),
cuartes, polvorines, instalaciones de intendencia militar, hospital, etc. En
cuanto al lado hispano se refiere, Badajoz se destaca por su magnífico Fuerte
de San Cristóbal, el fuerte-revellín de San Roque y el recinto abaluartado de
la ciudad, el legado que nos ha sido transmitido de aquella época;
lamentablemente, hemos perdido los abundantes cuarteles militares, así como el
Fuerte de Pardaleras y gran parte del de la Picuriña, entre otros elementos,
pero aún así lo que se conserva es de un valor extraordinario, no superado en
el lado español de la frontera.
El hecho de que alrededor tengamos la mayor
concentración de fortificaciones medievales y modernas de toda la Raya realza
el valor del conjunto, potenciándose todos entre sí y conformando un espacio
envidiable cuyas potencialidades culturales y turísticas son inigualables.
Baluarte de la fortificación de Badajoz |
A menos de 15 kilómetros están Badajoz y Elvas
(Patrimonio de la Humanidad), y a poco más de 15 de ambos, Campo Maior, cuyo
patrimonio militar de idénticos períodos, más el eclesiástico, está siendo
afortunadamente recuperado en toda su amplia valía. A 24 kilómetros de una y
otra se nos presenta Olivenza, que es una de las ciudades más completas en
monumentalidad de todo el espacio transfronterizo.
Hacia el norte, la portentosa villa de
Alburquerque, todo un compendio de historia, arte y urbanismo medieval, donde
destaca en especial su incomparable castillo, sin olvidar el valor artístico de
sus iglesias góticas, los redientes abaluartados, y hasta en las inmediatas
cercanías diversos grabados y pinturas rupestres.
Panorámica de Elvas, saliendo el sol |
Y por si fuera poco, adentrándonos en Portugal,
por esa línea de antiguas confrontaciones Madrid-Lisboa -la más decisiva en el
ámbito peninsular en toda la Edad Moderna y siglo XIX-, en poco más de medio
centenar de kilómetros se nos presentan otras poblaciones-fortalezas a las que
igualmente acompañan aportaciones monumentales religiosas y civiles: Ouguela,
al lado de Campo Maior, y más arriba Arronches; Borba, Vila Viçosa y Estremoz
en la línea que conduce a Lisboa, y Juromenha y Alandroal, al oeste de Elvas.
A este valor “humanizado” se une la riqueza
ecológica de la zona, regada por el Guadiana y el Caya (con la cola del embalse
de Alqueva y el barragem do Caia respectivamente), con parajes ribereños
extraordinarios y ligeras elevaciones montuosas que en la Serra de Ossa
alentejana (entre Redondo y Evoramonte) y en la Sierra de San Pedro extremeña
(por la zona de Alburquerque) adquieren una exuberancia envidiable.
Todo ello hace de lo que forman la Eurociudad
Elvas-Badajoz un punto estratégico sin igual, que necesita ser valorado como
tal, en acuerdo con el entorno enumerado. Una buena promoción del conjunto hará
en el futuro de esta área rayana un espacio solicitado por los amantes de la
cultura, la historia, el arte, la ecología y el senderismo, que contribuirá a crear
riqueza y empleo estable, variado y de calidad.
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