LAS
FORTIFICACIONES EXTREMEÑO-ALENTEJANAS ANTE LA CANDIDATURA A PATRIMONIO MUNDIAL
Moisés Cayetano
Rosado
Doctor en
Geografía e Historia
Director de la Revista
transfronteriza O PELOURINHO
La Raia/Raya extremeño-alentejana desempeñó un
papel crucial en los enfrentamientos peninsulares de los siglos XVII, XVIII y
XIX, que llevó a la formación y moderna adaptación de una densa red de
fortificaciones, de la que conservamos en la actualidad extraordinarias
muestras. A la vez, estos recintos “envuelven” un importante patrimonio
defensivo preexistente, heredero en muchos casos de amurallamientos
prerromanos, con valiosa presencia de cercas medievales y castillos en buen
estado de conservación.
Las de Alcántara, Valencia de Alcántara,
Alburquerque, Badajoz y Olivenza, en la parte española; las de Castelo de Vide,
Marvão, Arronches, Ouguela, Campo Maior, Elvas, Vila Viçosa, Estremoz, Évora,
Juromenha, Monsaraz y Mourão en la portuguesa (sin olvidar Brozas o Alconchel
en Extremadura y Portalegre, Crato, Barbacena o Moura en Alentejo), son hitos
esenciales de este testimonio histórico, monumental, de valor universal por la
singularidad de su “lectura histórica” y ejemplo que sería “exportado” al norte de África e
Iberoamérica
En el mes de mayo pasado, se aprobó la
inclusión en la Lista Indicativa a Patrimonio Mundial por parte de Portugal de esta
red de fortificaciones rayanas, lideradas por Valença do Minho, Almeida, Marvão
y Elvas, “por ser un ejemplo
sobresaliente de conjunto arquitectónico que ilustra unas etapas significativas
de la Historia de la Humanidad” (criterio IV de la Lista de Patrimonio Mundial
Cultural de la UNESCO). Todas ellas (aunque en el caso de Valença su
contrapartida, Tuy, ha sido desposeída de sus recintos amurallados) tienen su
réplica española, o sea, las fortalezas que se contraponían a esta presencia
fronteriza. Así, frente a Almeida, Ciudad Rodrigo; ante a Marvão, Valencia de
Alcántara, y confrontando a Elvas, Badajoz. De aprobarse la candidatura
portuguesa, por extensión, el camino para las plazas defensivas españolas queda
abierto claramente, pues la candidatura es en red y por etapas.
Ahora bien, teniendo en cuenta la necesidad de
cumplir los requisitos de “autenticidad” e “integridad” en la Candidatura de la UNESCO, es urgente
evaluar los usos y actuaciones que han tenido tras declinar su destino
original, estado de conservación actual y proyectos sobre este patrimonio de
cara a su valorización, para preparar con éxito la candidatura dentro de la red
luso-española.
Una impresión general nos hace ver la gestión positiva en el patrimonio
de unas, como Marvão, Portalegre, Ouguela, Elvas, Monsaraz y Moura, así como
Alconchel, que han dedicado múltiples y respetuosos esfuerzos restauradores en
los últimos años. Sin embargo, hemos de constatar las malas prácticas o
abandono agudo en otras, como Alburquerque, Badajoz, Juromenha o Crato, que han
de delimitar sus actuaciones futuras a la rehabilitación de lo que siguen
atesorando para no fracasar en la propuesta. El ejemplo de toma de conciencia
de Campo Maior o Vila Viçosa es aleccionador, por su empeño en adecentar su
patrimonio, y las restantes han de tomar ejemplo de ello, pues algunas
conservan valiosísimos elementos patrimoniales que un ligero esfuerzo de
valorización les situaría con muchas posibilidades de éxito en la calificación.
Así:
El conjunto de Évora (ya en sí declarada Patrimonio de la Humanidad
desde 1986, como Elvas, desde 2012) y el de Estremoz, así como los baluartes de
Mourão apenas si necesitan revisión de sus estructuras y limpieza de vegetación
invasiva en la base de sus escarpas y fosos. El castillo abaluartado de
Valencia de Alcántara, Castelo de Vide y Arronches necesitarían en lo posible
despejar los exteriores de sus murallas de adosamientos de construcciones que
en gran parte aprisionan sus muros exteriores. En Olivenza urge una revisión a
fondo de un patrimonio abaluartado, bastante maltratado desde mediados del
siglo XIX y con desacertadas actuaciones en los últimos tiempos. Las fortalezas, en manos privadas, de Brozas
en Extremadura y Barbacena en Alentejo, precisan de actuación puntual en sus
exteriores, de imposible recorrido, cercado en ambos, y eliminación de
cableados en sus muros e inmediatos alrededores, así como convenios para acceso
público periódico.
Este extraordinario, denso conjunto, no tiene parangón en toda la Raya,
al haber sido la principal línea de invasión, fundamentalmente en los siglos
XVII y XVIII, lo que ya de por sí le da un valor universal excepcional
(criterio crucial para la UNESCO).
En definitiva, merece todo ello una atención especial de nuestras
autoridades y especialistas para ponerlo a punto, aunar esfuerzos, potenciar la
candidatura en serie haciendo un Plan Unitario de Rehabilitación, y
concienciarse de que con declaración de Patrimonio Mundial o sin ella, el Bien
Cultural y la potencialidad turística en bloque de estos “Tesoros de la Raya”
no pueden quedar en el olvido o en actuaciones aisladas, descoordinadas y, lo
que es peor, irrespetuosas para con su integridad y autenticidad. ¡Cuánto en
ello tiene que decir y liderar la Eurociudad Badajoz-Campo Maior-Elvas, que ahí
encontraría una irrefutable razón de ser y una utilidad crucial!
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