LAS/LOS NUEVAS/NUEVOS MINISTRAS/MINISTROS
DEL GOBIERNO DE ESPAÑA
Moisés Cayetano Rosado
Dicen que el
ser humano es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. Pues
Pedro Sánchez, el nuevo Presidente del Gobierno de España, no debe ser un ser humano,
porque aprendió bien la lección que recientemente se le dio entre “los
compañeros y las compañeras” y no ha chocado de nuevo con el pedrusco de los
colmillos retorcidos y la cueva de los tesoros. O sea, si hace bien poco tuvo
que salir de la Secretaría General del PSOE y del Congreso de los Diputados,
haciendo miles de kilómetros de penitencia por todos los rincones del país
porque mantuvo una posición de firmeza dentro de los postulados “puristas” de
la izquierda, ahora ha sabido nadar y guardar la ropa para que no se la lleve
la corriente.
El partido
Podemos creía que, al darle su apoyo en la Moción de Censura, iba a “tocar
bola”, a gozar de las mieles de los ministerios; ¡a saber si soñaba incluso con
alguna vicepresidencia! Pero el candidato socialista -que había reconquistado
la Secretaría de su partido y el apoyo de sus parlamentarios para subir al
pódium del poder estatal, saltando a la yugular de los “populares”, abultada
por la corrupción arborescente- sabía muy bien que una cosa es aceptar la mano alzada
con el puño cerrado por el sí a su candidatura y otra colocarle una cartera
ministerial en ella, que desgarraría los vestidos bien cortados de los
poderosos del Ibex 35 y de la masa moderada de su partido y dirigentes.
Los
nacionalistas catalanes estarían conteniendo la respiración al tiempo que
también daban su sí al redivivo candidato, pensando en rebaje de la tensión,
pero “les colocó” a Josep Borrell -que se ha distinguido por su aguerrida
posición contra ellos- como Ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y
Cooperación. Contenta así a la otra mitad de catalanes y a la inmensísima
mayoría del resto de España.
En cuanto a
los nacionalistas vascos, pues eso, ¡que parecen catalanes de los de antes!:
“la pela es la pela”. Y si se les prometió no alterar los presupuestos económicos
estatales, tan favorables para su tierra… y alguna otra cosilla que queda entre
bambalinas, pues a arrimar el ascua… a su sardina.
Importante ha
sido también la jugada de poner como Ministro de Interior al magistrado
Fernando Grande-Marlaska -que en 2013 fue nombrado vocal del Consejo General
del Poder Judicial a propuesta del PP-. Un ministerio clave en los momentos
difíciles que vive el país, muy en el punto de mira de la oposición siempre,
pero que de entrada le pone difícil la crítica a la derecha.
Llevar como
Ministra de Hacienda a la que era Consejera de la misma cartera en la Junta de
Andalucía, es una buena jugada para limar asperezas con el “feudo poderosísimo”
de su rival Susana Díaz, con la que María Jesús Montero -la nueva Ministra-
tiene buena amistad.
En fin, todos
los ministerios han sido meticulosamente asignados, como si alguien muy
entendido en marketing hubiera diseñado el modelo con escuadra y cartabón.
Subrayo, para no ser más cansino, el de Ciencia, Innovación y Universidades,
que llevará el que fuera astronauta, Pedro Duque, que le da a esta polivalente
cartera un aire diferente al habitual, innovador sin duda, fresco, inédito.
No digamos el
“gesto” de superar en el ranking europeo a todos los países de la Unión en
cuanto a la cuota de mujeres en las responsabilidades ministeriales: once
nombres de los dieciocho que componen el Consejo de Ministros, y no
precisamente en ministerios de relieve menor, sino en primera línea de fuego -y
no solo de fuego “artillero”, que parece que ya va siendo tradicional que se
asigne a mujeres-, sino económico y social de primer grado.
Un Gobierno
hecho a la medida de las demandas mediáticas, de las demandas de los poderes
económicos, de las demandas de los sectores que manejan los poderes fácticos, y
sin duda de la opinión pública; seguramente también de la sensatez, visto lo
visto y teniendo en cuenta cómo está el patio político del país. Todos tan
entregados a “poner orden” en la maraña nacionalista, a “centrar” las
representaciones del poder sin concesiones al “rojerío” y con guiños al
conservadurismo que parecía iba a comerse las urnas con filetes de primera.
¡Menudo sofocón deben tener no solo los del PP sino también los de Ciudadanos,
a los que se les ha dado un zarpazo en su espacio natural!
¡A ver si
conseguimos introducir también en el diccionario una palabra que nos ahorre la
duplicación “os/as” y habremos hecho un negocio casi redondo (lo digo sin
“segundas”, no por Iván Redondo, el “fichaje estrella” de Pedro Sánchez, que
antes pasó por varios altares del PP), quedando fuera solo a los descontentos
por sistema, o por oposición a este Sistema.
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