BEJA, SERPA, MOURA
Moisés Cayetano Rosado
Beja tiene
uno de los castillos más imponentes de Portugal (de casi 40 metros de altura), con cierto parecido al de Estremoz, pero de
visita más sustanciosa y rica en contenidos históricos: desde su fundación bajo
el mandato de Julio César hasta la Edad Moderna, pasando por la dominación
musulmana y cristiana; desde lo alto, las vistas son extraordinarias. Sus
numerosos museos (destacando el Museu Regional), el caserío de sabor medieval,
las plazas y rincones, peleourinho, murallas exteriores, arco romano… forman un
conjunto de visita imprescindible. Comer
en esta capital del Bajo Alentejo es una delicia, especialmente en sus tascas
(casas de pasto).
Las “cinco cartas de amor de Sor Mariana de Alcoforado a un joven
oficial francés de servicio en Beja durante la Guerra de Restauração”
(jovencísima monja “a la fuerza” en Beja) constituyen una de las leyendas más
curiosas de esta ciudad (http://cai.sg.inter.edu/reveduc$/prdocs/V42A06.pdf),
junto a la del propio escudo de su bandera local: una vaca que, envenenándola,
sirvió para matar a una serpiente asesina, el mayor problema de la población.
Serpa posee un castillo de origen musulmán, reconstruido por el rey Don Dinis en el siglo XIII, muy afectado por los bombardeos de guerras
sucesivas, pero actualmente muy bien rehabilitado. También destaca un espectacular acueducto del siglo XVII,
con grandes arcos, construido para
abastecer el palacio de los condes de Ficalho. De Serpa es muy apreciado el queso de oveja, especie de torta
para untar, de los mejores del mundo. El restaurante
O Alentejano -siempre lleno- es uno de los lugares “de culto” para comer
cocina autóctona, sin olvidar otros como
Arrocinho de Feijão, en una entrada de la población.
El nombre
de ciudad, plasmado en su escudo, hace referencia a una “serpiente-dragón”, muy
común en la heráldica portuguesa,
Moura conserva restos rehabilitados del castillo
medieval, reconstruido en el
siglo XVI, junto a un magnífico jardín
romántico de agradabilísimo recorrido. Su barrio morisco, muy bien encalado, adornado con macetas y de muy
cuidado empedrado, es uno de los más admirables de Alentejo. Su Iglesia Matriz es monumental en su
interior, y la fachada manuelina es una
de las más bellas de Portugal. Delante, presenta un airoso pelourinho.
Una leyenda
trágica se simboliza en su escudo, con una princesa mora muerta a los pies del
castillo, al creer que a su amado lo habían asesinado los cristianos, que entraron en la población disfrazados con las ropas de su prometido y séquito, conquistándola tras serle abiertas las puertas, por el engaño.
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