jueves, 24 de junio de 2021

 DESPERTAR DE LISBOA

Moisés Cayetano Rosado 

Regreso a Lisboa. Es miércoles, de finales de junio. A pesar del repunte de la pandemia y los cercos de fines de semana, parece que el corazón de la ciudad resurge en su vida cotidiana.

Los turistas europeos (asiáticos no vi) pululan por la Baixa, muy contentos de haberse conocido, esquivando o negociando con los vendedores de toda clase de papelinas y pastillas, bebiendo y comiendo en las terrazas de la rua Augusta y los alrededores.

Pedigüeños y artistas estrafalarios se mezclan con los anteriores poniendo una nota neorrealista cruda. En las puertas de las monumentales iglesias del Chiado, de la Catedral, siguen los pobres de pedir. Hay algún limpiabotas todavía.


Desde la Praça de Figuera, torciendo a la Praça dos Restauradores, veo sentados por el suelo a grupos de subsaharianos, hablando en su idioma, como siempre. A la extraordinaria y monumental Iglesia barroca del Convento de São Domingos entran personas silenciosas, arrastrando algunas un carrito “de compra” que le llenan en la sacristía con productos de primera necesidad.

Siguen incansables y animados los que se llevan un recuerdo posando al lado de Fernando Pessoa, al lado del Café A Brasileira, y pocos veo ojeando sus libros en la cercana y emblemática librería Bertrand, o echando un vistazo al Quartel de la GNR en el Largo do Carmo, donde se desarrollaron los sucesos más llamativos de la Revolução dos Cravos. Tampoco en las “librerías de viejos”, cada vez más de viejos.

Por la Alfama suben y bajan los que van al Castelo de San Jorge y comen sardinas asadas en las tascas de los alrededores. Parece que se animan los miradores que dan vistas al Tejo. Muchos filman, fotografían, ríen. Los “carricoches” de turistas comienzan a rodar y el Eléctrico 28 asciende y baja de continuo cargado de gente apretujada.

Asisto en la Casa do Alentejo a la presentación del libro Rosa Coutinho, prisioneiro na República do Congo. As descolonizações de África. O assassínio de Lumumba. Mobuto e a CIA. Angola 1961, escrito por mi admirado “Capitão de Abril” Carlos de Almada Contreiras y editado por el abnegado Fernando Mão de Ferro, de Edições Colibri. No somos más allá de 20 personas. Varias, “Capitães de Abril” (departo amistosamente enseguida con João Andrade da Silva, Presidente da Associação Salgueiro Maia) y familiares, hijos, del “Almirante Rojo” Rosa Coutinho (todos tan entrañables), valeroso siempre, decisivo en la “Revolução dos Cravos”, su desenvolvimiento y la descolonización de Angola.

Con el autor (Carlos de Almada Contreiras) y el editor (Fernando Mão de Ferro)
en su presentación, en la Casa do Alentejo de Lisboa.

Regreso, por la Ribeira das Naus (concurrida de jóvenes) al Cais de Sodré para tomar el barco que en poco más de cinco minutos me deja en Cacilhas-Almada, donde aparco habitualmente el coche cuando voy a Lisboa. Me he detenido antes en la Praça do Comercio (otro gran “escenario” de la Revolução dos Cravos): también tiene cierta animación.


Los restaurantes del puerto de Cacilhas comienzan a tener clientela
, aunque el mazazo del coronavirus y los intermitentes confinamientos apenas les dejan respirar.

Sigue siendo un gozo volver a Lisboa. Siempre volver a esta ciudad antigua, sencilla y señorial.

5 comentarios:

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  2. que buena descripción para una visita turística por el centro de Lisboa.
    Enhorabuena por poder tener nobles amigos, personas que saben lo que es arriesgar su vida en combate. Lástima que en este otro lado encontremos tantas cucarachas.
    Saludos

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  3. Como me alegra este amor à minha cidade de Lisboa, esse sentir que o teu coração, meu grande amigo, nutre pela terra portuguesa!
    E, ainda mais, esse teu amor à Liberdade, ao Sofrimento de um povo na sua conquista pelos direitos fundamentais.
    És um verdadeiro e fiel amigo de Portugal.
    É uma honra ter-te encontrado no meu caminho e poder apreciar a tua dedicação às Letras e à Cultura que nos une.

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    1. Sabes que el aprecio es mutuo. Y que valoro mucho tu amistad y dedicación a la cultura luso-española. Obrigado.

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